La presidenta del PRO siente que ganó una batalla, dentro de la guerra cultural en la que habita. La puja por la percepción social respecto a las fuerzas armadas y las de seguridad en la Argentina. Suele recurrir a encuestas de opinión para fundamentar ese supuesto salto de paradigma. Otras batallas, en cambio, están pendientes: la pelea contra el sindicalismo (con Hugo Moyano como su archienemigo histórico), la implementación de cambios en la legislación laboral y la desacralización de la militancia setentista y de los organismos de Derechos Humanos. Desde ese prisma, Bullrich mira el presente y, sobre todo, el futuro del país y de ella misma. A los 64 años, no descarta ninguna candidatura: encabezar la boleta para diputados por la Capital en 2021, ir por la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta en 2023 o, si hay un contexto favorable (y muy negativo para Alberto Fernández), pelear por el premio mayor de la Presidencia.
Las referencias bélicas de Bullrich empiezan en el título del libro que presentó el miércoles pasado en el teatro El Nacional: “Guerra sin cuartel” (Sudamericana). Así le puso la exministra de Seguridad macrista. La bajada propone: “Terminar con la inseguridad en la Argentina”. En el medio de la tapa aparece su cara mirando de reojo. Y arriba, “Patricia Bullrich”, con tipografía color verde militar. El libro repasa sus ideas y anécdotas de gestión.
Y por si faltaba alguna guerra dando vueltas, ahí estuvo Maximiliano Guerra ayudando con la puesta en escena. El ex bailarín y antikirchnerista rabioso colaboró con la organización del evento, realizado en el teatro de Corrientes y 9 de Julio.
“Vamos a dar la pelea para determinar qué tipo de ideas son las que dominan esta coalición y esto puede significar que haya que dar internas para definir eso. No me parece bueno tener una interna por las candidaturas y sí tenerla por las ideas”, aseguró Bullrich durante la presentación.
La performance político-literaria estuvo conducida por el expresentador de TV Luis Otero, quien fuera candidato a intendente de Avellaneda desde Juntos por el Cambio. Además de Bullrich expuso el sociólogo Marcos Novaro (integrante del Club Político Argentino, exasesor de Graciela Fernández Meijide), la periodista Viviana Canosa, devenida en una militante antiaborto y por momentos antivacunas, más el filósofo Julio Montero, quien definió a Bullrich como “la Angela Merkel argentina”. La comparación con la canciller alemana llegó tras la presentación de un video en el que Bullrich protagonizaba operativos antidroga.
La presidenta del PRO aclaró: “Tengo un espíritu germano, pero también mucha emoción”. Su apellido suele prestarse al malentendido: en realidad Bullrich es de origen alemán, y no inglés. En parte por eso, aunque más bien por su disciplina de hierro, Elisa Carrió la bautizó cariñosamente como “la prusiana”. Fue en 2007, antes de que se distanciaran, cuando Bullrich se desempeñaba como jefa de campaña de Carrió.
Durante el acto, Bullrich repasó momentos de su gestión 2015-2019. “Los 78 días del caso Maldonado fueron los más difíciles. Nos dimos cuenta enseguida de que venía una verdad preconstruida. Nos dijeron que si decíamos que era una desaparición forzada iban contra Gendamería y nosotros nos salvábamos”, recordó.
Además machacó con su apología, hecha a veces a sobre cerrado, de los agentes de seguridad: “Los uniformados no tenían acceso a los derechos humanos. Estaban condenados de antemano. Cambiamos ese paradigma. Hay algo que entró en la sociedad y por eso dicen 'queremos que haya un orden', que es el Estado de Derecho”.
Entre las casi 300 personas presentes, hubo macristas, radicales y lilitos. Estuvo el vicealcalde Diego Santilli (embajador larretista que se quedó hasta el final), los diputados Maximiliano Ferraro, Cristian Ritondo, Paula Oliveto, Fernando Iglesias y Jorge Enríquez; los exfuncionarios Andrés Ibarra, Germán Garavano, Paula Bertol, Hernán Lombardi, Alejandro Finocchiaro y Fulvio Pompeo; más el fiscal Carlos Stornelli, el abogado Alejandro Fargosi, el exembajador Diego Guelar.
Por haber empezado sus vacaciones en el sur, Mauricio Macri mandó una carta que fue leída por Otero. El presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, tuvo el mismo gesto hacia La Piba.
Desde las gradas del teatro, a Bullrich la alentó otra tribu que empieza a tomarla como referente. Se trata de un grupo de influencers que mezcla rasgos libertarios, con actitudes iconoclastas, anárquicas y profundamente antiperonistas. Son Emmanuel Danann (@DanannOficial), Iñaki Gutierrez (@inakiigutierrez), Álvaro Zicarelli (@alzicarelli) y Macarena Alifranco (@maquialifranco), quienes acumulan miles de seguidores en sus redes.
“No hay que confundir gobernabilidad con mantener el status quo. Eso no significa no ser dialoguista, pero sí estamos convencidos de que hay que hacer cambios hay que animarse a más, ser disruptivos”, opinó Bullrich en un tramo del evento.
¿Quiénes son los enemigos internos de la ex militante del peronismo revolucionario setentista? Los cambiemitas tibios o los socialdemócratas infiltrados en las filas de JxC. Por ejemplo, Martín Lousteau, quien aspira a heredar el mismo puesto que Bullrich: la jefatura de gobierno que abandonará Rodríguez Larreta en 2023. “¿No estaremos creando otro Aníbal Ibarra?”, se preguntan con malicia retórica cerca de la presidenta del PRO.
Si bien todavía no definió si le conviene ser candidata a diputada en 2021, a Bullrich sí le gustaría pelear por un cargo ejecutivo en 2023. “Yo voy por los cambios que faltan”, prometió en el acto de su auto-celebración.
AF