Día clave

Milei logró la foto que quería: Bessent en la Rosada, en medio de un fuerte operativo de seguridad y nada fuera del libreto

A las 14:52 en punto, con operativo reforzado y protocolo de alto voltaje, Scott Bessent cruzó las puertas de la Casa Rosada. El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, hombre fuerte de la política económica del trumpismo, venía a reunirse con Javier Milei en una jornada donde todo fue coreografía: desde la custodia blindando Plaza de Mayo hasta la clausura interna de los pasillos de Balcarce 50. La prensa no podía caminar por el Patio de las Palmeras, ni asomarse al Salón de los Bustos. El mensaje fue claro: no se trató de una visita, se trató de un acto de poder.

Desde temprano, la tensión se palpitaba en el aire. Milei había llegado a la Rosada a las 9:53, con la agenda despejada y un ojo puesto en el mercado. Era el primer día sin cepo y el dólar minorista se movía en la banda prevista entre $1.000 y $1.400. “Mucho no nos importa lo que pase hoy o esta semana, porque las medidas fueron las correctas”, decía un funcionario cercano al Presidente. Mientras el Gobierno replicaba lo dicho por Luis Caputo al anunciar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), también buscaba otra postal: la del respaldo internacional, coreografiada hasta el último detalle.

Pero la llegada de Bessent a la Argentina no fue en soledad. En otro vuelo privado aterrizaron Matt Schlapp, presidente de CPAC; Soledad Cedro, CEO de CPAC Argentina; el inversor Robert Citrone; y Matt del Orfano, su analista experto en economía argentina. A las 13:30, esa comitiva ingresó por Balcarce 50 para reunirse con Milei y el asesor Santiago Caputo, quien días atrás se había reunido con Barry Bennett, operador del trumpismo y vínculo directo con la nueva derecha global. Para la Casa Rosada, la visita fue el fruto de una diplomacia alternativa que se cocina lejos de la Cancillería: en chats cifrados, encuentros privados y vuelos ejecutivos.

La reunión de Bessent con Milei no fue a solas. Una vez finalizada, en la sala de conferencias, ambos grabaron una breve declaración conjunta. Sin preguntas. Sin sorpresas. Además, a través de un comunicado oficial, el gobierno norteamericano “elogió al Ministro Caputo y a su equipo económico por su papel crucial en su diseño e implementación” y sostuvo que “Argentina puede lograr un futuro brillante para su población mediante políticas económicas que brinden estabilidad y crecimiento a los trabajadores del país y a las dinámicas empresas del sector privado”.

En el texto, se especifica que Bessent “elogió a Argentina por su rápida negociación con Estados Unidos sobre un paquete de medidas comerciales recíprocas” y que manifestó “su interés en copresidir, en un futuro muy próximo, junto con el Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), las conversaciones pendientes con Argentina”.

Agenda compleja

La jornada entera funcionó como una operación narrativa. El Gobierno quería dar vuelta la página: dejar atrás la inflación en rebote, la tensión por el caso $LIBRA y la frustración electoral en Santa Fe. La llegada de Bessent fue, en ese marco, una pieza de reposicionamiento. No sólo por la imagen: también por lo que podía venir. En la previa, se habló de un posible préstamo directo del Tesoro estadounidense para cancelar el swap con China, algo que no fue finalmente anunciado.

Pero el contexto tampoco era solo económico. Afuera de la sede de gobierno, agrupaciones del peronismo como el Movimiento Evita o la CTA Autónoma permanecían en la Plaza de Mayo a modo de protesta, bajo la consigna “Patria o FMI”, que fue respondido por la policía con un operativo de encapsulamiento. Más temprano, ya había disuelto un intento de corte de familiares de personas con discapacidad. Ninguna imagen debía interferir con la postal que el Gobierno buscaba: la de un Presidente respaldado por Washington en el inicio de su “Fase 3”, que tendrá este martes un desembolso de USD 12.000 millones, el 60% del nuevo programa con el FMI.

En el oficialismo leen todo como parte del mismo libreto: Estados Unidos apoya, el Fondo acompaña y Milei capitaliza. El Presidente ya prepara el siguiente hito: un acto en La Plata, el 22 de abril, a modo de lanzamiento de campaña bonaerense. La alianza con el PRO en la provincia de Buenos Aires está cada vez más cerca y Karina Milei busca consolidar su dominio territorial sin fisuras. En ese marco, la visita de Bessent puede ser leída también como un combustible para la campaña..

Es que la postal que dejó la jornada es más que un gesto bilateral: es un mapa de alianzas. Mientras la Casa Blanca apoya, el FMI desembolsa y el Gobierno celebra la “libertad cambiaria”, la Plaza de Mayo se llenaba de carteles que hablan de “colonia” y deuda. Dos narrativas en pugna, un mismo escenario sellado bajo custodia. Y en el medio, un Presidente que sigue apostando todo a la épica del respaldo externo como forma de conjurar el creciente desgaste interno.

PL/JJD

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