El nuevo Gobierno

Milei y un quiebre en el poder que viene: le habló a su público y anticipó un futuro de ajuste y sacrificio

10 de diciembre de 2023 13:37 h

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Primer acto, Javier Milei lee él mismo su propio juramento como presidente de la Nación en el recinto de la Cámara de Diputados, parado frente a Cristina Fernández de Kirchner. La Asamblea Legislativa que integran los diputados y senadores lo sigue en silencio, así como Mauricio Macri en el palco de invitados especiales, los cuatro ministros de la Corte Suprema de Justicia, los jefes de las Fuerzas Armadas y figuras extranjeras VIP, como el ucraniano Volodímir Zelenski, el rey Felipe VI y el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro. La ceremonia duró menos de diez minutos.

Segundo acto, Javier Milei lee en las escalinatas del Congreso su primer discurso ya como flamante jefe de Estado. Parado sobre una tarima al mejor estilo de las asunciones norteamericanas, bajo un sol abrasador, rodeado solamente de los invitados extranjeros, advierte sobre la “motosierra” económica que aplicará durante su gobierno. Su público libertario aplaude desde la calle. “La única solución posible es el ajuste. Un ajuste ordenado que caiga sobre el Estado y no sobre el sector privado. Sabemos que será duro”, alerta. Su intervención no pasó la media hora.

Con esos dos actos, Javier Milei marcó un quiebre político en la Argentina que viene. Coronó este domingo su maratónica carrera en la que saltó de ser un mediático panelista económico a diputado nacional y, apenas dos años después, presidente de la Nación. En su acto de asunción le dio la espalda a lo que él considera “la casta” y se vistió de populista para dirigirse “directamente al pueblo”. Luego se subió a un descapotable con su hermana Karina –“El Jefe”– y avanzó así a la Rosada un trayecto que hizo a paso lento sobre la avenida de Mayo: pidió bajarse del auto para saludar a sus simpatizantes y hasta se detuvo un momento para acariciar a un perro.

Milei entró hoy por primera vez al Congreso desde las escalinatas y el salón Azul, que solo se abre para las asunciones presidenciales y las Asambleas Legislativas. Con su hermana cual sombra, ingresó al Palacio Legislativo guiado por Martín Menem, presidente de Diputados, pero principalmente de Cristina, que lo acompañó a la firma del libro de honor y a la visita de la vitrina donde se exhibe un original de la Constitución Nacional. “Viva la libertad, carajo”, escribió el entonces mandatario electo. “Todo por Argentina”, estampó su vice, Victoria Villarruel.

“¡Juira!”, gritaron desde los palcos superiores de Diputados cuando Cristina entró al recinto para retomar la sesión de asunción y antes del ingreso de Milei. La vice saliente se contuvo de contestar, pese a que cuando llegó al Congreso le había dedicado un “fuck you” a libertarios que le gritaron “¡chorra!”. Por momentos Cristina se mostró jocosa y hasta cómplice con Milei, pero evitó leerle al nuevo presidente la fórmula de la jura. Con ella siguiéndolo con las manos en los bolsillos de un llamativo mono rojo, él tuvo que darse la introducción “por Dios y por la patria” antes de cerrar con el habitual “sí, juro”. Recién ahí entró en escena Alberto Fernández para darle los atributos presidenciales. Milei tuvo el gesto de enseñarle a Cristina un detalle del puño de su bastón: su perro fallecido Conan y sus cuatro clones. “¡Presidente! ¡Presidente!”, coreaban desde las tribunas y las escasas bancadas parlamentarias de La Libertad Avanza.

Además de las figuras que coparon los palcos al costado del estrado de Milei –los nuevos ministros, la Corte y las FFAA a su derecha; los gobernadores, extranjeros y expresidentes como Macri, Eduardo Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá a la izquierda– los palcos también hablaron sobre el nuevo poder. En el palco principal se ubicaron los padres del nuevo mandatario y su pareja, la actriz Fátima Florez. También se los vio al exsenador Eduardo Menem y Zulemita Menem. En otra ubicación privilegiada se vio a figuras de la ultraderecha internacional: Pablo Abascal, jefe del partido de ultraderecha español Vox, y José Antonio Kast, ex candidato presidencial chileno. Además se lo vio al empresario inmobiliario Eduardo Elsztain, dueño del Grupo IRSA y del Libertador Hotel, donde hasta hoy estuvo alojado Milei. No hubo representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA) ni de la CGT.

La jura fue el único momento que Milei tomó la palabra dentro del Congreso. Fue Villarruel, ya como jefa del Senado por su cargo de vicepresidenta, la que dio por finalizada la Asamblea Legislativa. “Agradeció” la presencia de todos, que se levantaban de sus asientos. El flamante mandatario se apuró para saludar a los jueces, los militares y también los gobernadores, entre ellos Axel Kicillof. “¡Viva!”, gritó Macri a su lado.

“Fue muy emocionante”, dijo Elsztain al ser consultado por elDiarioAR al salir de su palco de invitados. “Es su modalidad hablarle al pueblo”, apuntó Patricia Bullrich, flamante ministra de Seguridad. “Es la primera vez que vengo a una jura”, comentó sobre la asunción exprés, que despertó críticas en la oposición parlamentaria. “Fue un cachivache”, lo tildó uno de los cabecillas de la bancada de Unión por la Patria, la primera minoría en ambas cámaras. “No es un buen comienzo en términos de lo que debe respetarse los valores republicanos, pero igualmente le deseamos el mayor de los éxitos”, comentó Maximiliano Ferraro, titular de la Coalición Cívica. “Hubiera hablado aunque sea cinco minutos”, se quejó un legislador radical. “Es una pelotudez criticarlo porque no haya hablado”, lo cortó en seco una diputada del PRO.

Milei avanzó sobre las escalinatas del Congreso acompañado por Villarruel, mientras la transmisión de TV hizo foco en las estatuas del león que visten una de las columnas del emblemático edificio. Su bancada parlamentaria se quedó en el recinto para seguir su intervención y las demás se encerraron en sus despachos. El flamante presidente le entregó el bastón a su hermana, que hizo un brevísimo gesto sopesando el atributo de poder.

“Ningún gobierno ha recibido una herencia peor a la que estamos recibiendo nosotros”, comenzó Milei su discurso, en el que llamativamente saludó a los legisladores e invitados a su asunción. Primero hizo un repaso de la historia argentina y recordó la llamada “generación del ‘37”. “Lo que vino después de la sanción de esa constitución de fuerte arraigue liberal, fue la expansión económica más grande de nuestra historia, de ser un país de barbaros enfrascados en una guerra sin cuartel, pasamos a ser la primera potencia mundial”, afirmó.

Milei se metió luego en el terreno económico, parte central de su discurso para argumentar el ajuste que sobrevendrá. “Los políticos han insistido en defender un modelo que lo único que genera es pobreza, estancamiento y miseria”, dijo para cuestionar a “la casta”. Planteó que el déficit del Estado alcanza los 17 puntos de PBI y vaticinó el “fin de la emisión monetaria”. Sin embargo rápidamente adelantó que los primeros meses de su gestión serán con “estanflación”, la combinación de estancamiento económico e inflación. “Esta es la herencia que nos dejan, una inflación plantada del 15.000% anual la cual vamos a luchar contra uñas y dientes para erradicarla”.

No hizo referencia a los 40 años del retorno democrático pero sí habló de la coincidencia de su asunción con la celebración judía de Hanukkah. Y parafraseó la cita Macabeos 3:19 para cerrar su primer discurso como presidente liberal-libertario

Frente a una plaza de los Dos Congresos que estaba lejos de verse repleta de gente, Milei habló rodeado de los invitados extranjeros. Además de Zelenski, el monarca español y Bolsonaro, hasta allí lo acompañaron el premier húngaro Viktor Orbán, el chileno Gabriel Boric, el uruguayo Luis Lacalle Pou y el paraguayo Santiago Peña, entre otras pocas figuras internacionales. El mandatario recordó la brecha cambiaria y le puso números a lo que llamó “la bomba de la deuda” del Estado: dijo que asciende a “100 mil millones de dólares” la emitida en pesos y cerca de 420 mil millones de dólares la extranjera. “Con mercados financieros cerrados y el acuerdo con el FMI caído por los brutales incumplimientos del gobierno saliente, el roll over de deuda es aún más desafiante”, vaticinó.

“Luego de dicho cuadro de situación, que a todas luces parece irremontable, debe quedar claro que no hay alternativa posible al ajuste. Tampoco hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo”, afirmó sin titubear el flamante presidente. Fue tajante del panorama empobrecedor que viene: “La conclusión es que no hay alternativa ala juste y no hay alternativa al shock. Naturalmente ello impactara de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes”.

“Habrá luz al final del camino”, se animó a prometer. Y cuando el público le gritó “motosierra”, insistió con su solución: “No pueden quedar dudas que la única solución posible es el ajuste, un ajuste ordenado y caiga con todas sus fuerzas sobre el estado y no sobre el sector privado”. También los militantes libertarios festejaron cuando Milei afirmó en tono jocoso: “Lamentablemente tengo que decírselo de nuevo, no hay plata”.

La gente coreó “¡Policía! ¡Policía!” cuando el mandatario habló por un momento de la inseguridad: “Se acabó con el siga-siga de los delincuentes”. Y celebró al referirse el recorte a los planes sociales: “Los planes contra la pobreza generan más pobreza. La única forma de salir de la pobreza es con más libertad”.

Milei parafraseó en su primer discurso desde Julio A. Roca a Alberto Benegas Lynch hijo, a quien considera un “prócer libertario”. “Hay un nuevo contrato social”, planteó cuando recitó el manifiesto libertario, un mantra de toda su campaña. “No tenemos alternativas y tampoco tenemos tiempo, no tenemos margen para discusiones estériles, nuestro país exige acción y una acción inmediata. La clase política deja un país al borde de la crisis más profunda de nuestra historia”, denunció, aunque aseguró que no llegó “a saldar viejas vendettas ni a discutir espacios de poder”.

No hizo ninguna referencia a los 40 años del retorno democrático que se cumplen este domingo pero sí habló de la coincidencia de su asunción con la celebración judía de Hanukkah. Y parafraseó la cita de Macabeos 3:19 para cerrar su primer discurso como presidente liberal-libertario: “Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen en este desafío”.

MC/DTC