Las peripecias del DNU de desregulación de la economía, que tuvo este jueves un contundente rechazo por parte del Senado, tensaron como nunca antes el vínculo del presidente Javier Milei con su vice Victoria Villarruel. La decisión de convocar a una sesión especial no cayó bien en la Casa Rosada. El objetivo del Gobierno nacional era dilatar todo lo posible el golpe que finalmente recibió ayer, cuando 42 senadores votaron en contra del megadecreto que fuera rubricado por Milei en diciembre y que incluye la derogación y modificación de más de 300 leyes. Sin embargo, con la derrota consumada, las aguas parecen volver a su cause normal. Al menos eso dieron a entender a elDiarioAR fuentes de ambas partes.
Todo había comenzado el miércoles, a partir de un comunicado de la Oficina del Presidente en el que el oficialismo despotricaba contra quienes buscaban “avanzar con una agenda propia e inconsulta”. “Hubo una interpretación maliciosa”, dijo esta mañana el propio Presidente en diálogo con Radio La Red, para después aclarar que “el cañonazo fue a la casta, no a Victoria”. Villarruel se anotició de ese mensaje en medio de la reunión de Labor Parlamentaria que había convocado en la previa a la sesión que tuvo lugar este jueves. Leyó el texto junto a los senadores de los distintos bloques que la acompañaban y no pudo disimular su cara de disgusto, según relataron varios de los presentes.
“Yo no me voy a convertir en Cristina Kirchner, no me voy a convertir en aquello que vinimos a cambiar”, lanzó anoche, con gesto adusto, en un video que difundió en redes sociales una vez finalizada la sesión. El comentario no daba demasiado margen a la interpretación: Villarruel hacía referencia a las peleas entre la exvicepresidenta y Alberto Fernández, un cortocircuito que marcó a fuego la fallida experiencia de gobierno del Frente de Todos. “Mi compromiso con Argentina y con Milei es inclaudicable”, subrayó.
La semana que pasó no fue fácil para titular del Senado. El lunes, en medio de la polémica por el aumento de las dietas a los legisladores, quedó en el centro de todas las miradas por no plegarse inmediatamente al pedido que hiciera Milei para que tanto ella como el presidente de Diputados, Martín Menem, retrotraigan los aumento del 28% a partir del acuerdo paritario alcanzado por los empleados legislativos. A diferencia de su par de la Cámara baja, Villarruel guardó un sugestivo silencio ya que, según pudo saber elDiarioAR, pretendía deliberarlo con los jefes de los distintos bloques en una reunión de Labor Parlamentaria. Pero su resistencia no tuvo éxito y a última hora de la jornada debió ceder.
La explicación que daban en el Senado era que Villarruel buscaba evitar un nuevo frente de conflicto con la oposición en momentos en que el debate del mega DNU entraba en etapa de definiciones. La titular de la Cámara alta sabía que ya no le quedaban muchas más excusas para dilatar la convocatoria a sesión especial que le solicitaban hacía semanas. Por eso, el objetivo era no dinamitar el diálogo alcanzado con varios legisladores que, según especulaban en La Libertad Avanza, no respondían a ningún gobernador y podían ser claves en el inminente tratamiento en el recinto. También preservar todo lo posible la figura de la vicepresidenta y así evitar el desgaste que sí sufrió su par de la Cámara baja durante la discusión de la Ley Bases en el verano.
Aunque en el oficialismo traten de minimizarlo, los movimientos de los últimos días expusieron la guerra fría entre Milei y Villarruel que tiene origen hace varios meses, en el contexto del armado del gabinete. A lo largo de todo el 2023, el libertario se cansó de repetir que las áreas de seguridad y defensa estarían bajo el ala de la actual vicepresidenta. Pero una vez que La Libertad Avanza se alzó con la victoria electoral, ese compromiso âque también incluía a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), hoy monopolizada por el jefe de gabinete Nicolás Posseâ voló por los aires con la confirmación de Patricia Bullrich y de Luis Petri al frente de esas carteras, respectivamente. “Los acuerdos previos siempre estuvieron supeditados a las necesidades del Presidente”, aclaraban por entonces desde el entorno de otrora diputada.
Al entorno de Milei no le había caído muy bien algunos gestos de autonomía dados por Villarruel durante el último tramo de la campaña. A los rumores por supuestos encuentros secretos con Mauricio Macri y el polémico acto que encabezó en la Legislatura porteña para homenajear a las “víctimas del terrorismo”, se le sumó un hecho que simbolizó el afán de la abogada por trazarse una agenda más o menos propia. La semana previa al balotaje del 19 de noviembre, la por entonces compañera de fórmula de Milei realizó una recorrida de campaña por el barrio porteño de Recoleta. Sin “leones” ni motosierras, ese día Villarruel copó la centralidad y hasta tuvo la osadía de estrenar un sello propio: pudieron verse banderas que llevaban su nombre de pila, con una “V” en color violeta en el medio. Karina siempre toma nota.
PL/MG