Su aparición en la lista de los Pandora Papers actualizó un enigma. Uno que él mismo se encargó de agigantar, al no haber podido o querido dar explicaciones claras al respecto. ¿Cuál? El de la misteriosa contabilidad de Jaime Durán Barba. Ese rompecabezas se compone de al menos tres piezas: los mandatos no escritos de contratación a consultoras vinculadas a su figura, el ascenso de Inversora Boroca SA (dedicada al negocio de las encuestas) y los rumores sobre aportes en negro.
En febrero de 2017, Jorge Lanata publicó en Clarín que el consultor estrella de Mauricio Macri cobraba 50 mil dólares mensuales en negro. Cuando se lo preguntaron a Marcos Peña por escrito, en una de sus exposiciones en el Senado, la respuesta fue evasiva. Con un lacónico “no”, el jefe de gabinete descartó que el consultor recibiera un salario, tuviera un cargo o nombramiento estatal.
En junio de 2017, Jaime también se mostró elusivo e incómodo ante una consulta elemental. “Usted aparece hablando casi como un hombre del gobierno. ¿Cómo es su vínculo?”, quiso saber el periodista Jairo Straccia, en una entrevista radial.
“No tengo vínculo, hablo con personas del Gobierno y de la oposición”, lo descolocó el asesor presidencial, que a esa altura ya estaba metido de cabeza en la legislativa. Tanto en la campaña porteña como en la bonaerense.
Unos meses después, con el triunfo de Cambiemos ya puesto en la provincia y Capital, ni siquiera logró domar su ira ante la misma inquietud. Fue durante uno de los almuerzos televisados de Mirtha Legrand. En esa oportunidad, la pregunta se la hizo el periodista Pablo Méndez Shiff. Cuando Shiff le planteó que nadie sabía cuánto ganaba, él retrucó: “Yo tampoco”. Y por primera vez abandonó en público su ánimo juguetón. El Houdini de la felicidad se ofuscó. “Vivo como se me ocurre, ¿qué te parece?”, desafió al periodista.
Minutos antes, había sorteado con éxito las provocaciones de Moria Casán. Tanto al aire como en los cortes, Casán le había hecho bullying al asesor presidencial: ¿tuvo sexo?; ¿tomó viagra?; ¿por qué se tiñe así?; ¿se masturba? Jaime aguantó la ráfaga de metralla como pudo, con una mezcla de silencio y risita nerviosa. Detrás de cámara, el ecuatoriano Gandhi José Espinosa Tinajero no lo podía creer. El titular de Boroca lo había acompañado al show. Y se retorcía por dentro ante los comentarios zafados de Moria.
De 43 años, Gandhi trabaja con Durán Barba desde hace 21 años. En Quito llegó a dirigir la oficina de Informe Confidencial, la encuestadora que Jaime fundó en Ecuador en 1979. Ahora es el frontman de la sucursal argentina, repartida en al menos dos sociedades, más las que dejaron de estar activas. Porque Durán Barba y su Informe Confidencial son marcas genéricas. Detrás de sus luces de neón, existe un entramado de consultoras, call centers y sellos. Se trata de una maraña de sociedades anónimas y de responsabilidad limitada, contenida dentro de la gran mamushka duranbarbiana. Jaime, sin embargo, se declara definitivamente retirado y ajeno a esa trenza.
En la web argentina de Informe Confidencial, ni siquiera figura el nombre de Durán Barba. En realidad no figura ningún nombre propio. Tampoco un directorio, cargos o un número de teléfono.
En los últimos tiempos, los servicios de Boroca y de Green Consult SRL fueron solicitados por los gobiernos nacional, provincial y porteño: los de Macri, Vidal y Rodríguez Larreta. En 2017, la empresa manejada por Gandhi le facturó unos 7 millones de pesos a la administración bonaerense.
A principios de 2018, el gobierno de Rodríguez Larreta licitó servicios de consultorías para la realización de 67 estudios, en un lapso de seis meses. El larretismo eligió a diez empresas para que repartieran el botín estatal: en total les pagó 247.597.380,13 pesos. Una de las beneficiadas fue Boroca. La firma del seguidor de Durán Barba le cobró 34.566.500 a cambio de encuestas telefónicas con sistema CATI, más estudios cualitativos y cuantitativos, con el informe final incluido.
Para evitar que se repitieran situaciones como la del almuerzo televisado de Mirtha Legrand, la jefatura macrista resolvió en 2018 blanquear una mínima porción de los ingresos del asesor. Lo logró a través de un acuerdo casi simbólico entre el PRO y la George Washington University, donde Jaime es profesor. A mediados de 2018, el contrato estableció que Durán Barba cobrara 70 mil dólares hasta diciembre de ese año. ¿A cambio de qué? Clases para la tropa macrista. Según lo firmado, el objetivo era “capacitar a los dirigentes del partido de las diversas circunscripciones del país para que tengan una mirada estratégica a partir de las motivaciones que tienen los electores para tomar decisiones”. Fue Peña el de la idea. Mientras estaba en Washington, invitado a dar una charla en yunta con Durán Barba, se le ocurrió involucrar a la universidad estadounidense en el ordenamiento de los pagos al gurú.
Haber nacido en una familia acomodada de Quito es otro de los hechos que habilita su concluyente “de eso no se habla”. La sangre azul parece darle derecho a negarse a declarar sobre sus ingresos, provengan de donde provengan: ya sea su herencia, el PRO, el Estado o los empresarios interesados en la buena salud del macrismo. En el libro “Durán Barba, el mago de la felicidad” (publicado en 2019 por Editorial Planeta), sin embargo, rompió el tabú dinerario.
“Tengo una situación económica muy holgada. Y soy de costumbres muy frugales. Aunque resulte curioso, nunca en mi vida me compré un reloj. Ni anillos, ni adornos. De ropa no tengo mayor idea porque yo era activista de izquierda y creía que lo fino era propio del imperialismo. No distingo ropa fina de algo de plástico. No me importa. Tampoco sé nada de modas”, relata.
—¿Cuánto cobra una charla o una conferencia?
—Mañana voy a dar una en un banco. Quieren un análisis político de lo que pasa en Argentina, México y Brasil. Si los que asisten son personas importantes, sale unos 10.000 dólares. Doy charlas en bancos de Washington y otras instituciones. Pero también las dicto gratis, si hay una reunión de mujeres o minorías. He dado cantidad de charlas a indígenas, y obviamente no cobré ni un centavo.
—¿Cuántas de esas charlas da por año?
—Al año doy al menos unas diez conferencias. Si en promedio cobro 10.000 dólares, me significan unos 100.000 dólares al año. Desde luego que para cada charla me pagan los pasajes, la estadía y los hoteles aparte. Es una fuente de ingresos importante.
—¿Lo contratan empresas argentinas?
—Más de afuera que de acá.
—¿Qué cree que buscan al contratarlo?
—La Phillip Morris, en Nueva York, me contrata una vez al año. Se reúnen todos los gerentes para escuchar lo que sucede en América Latina. No les interesa particularmente Argentina. Quieren saber más sobre Brasil y México, países con los que también tengo mucha relación. Entonces hago análisis del continente. A las grandes empresas les importa, porque cada vez la política influye más sobre la economía. Con eso, más lo que tengo en Ecuador, me sobra para vivir.
—¿Cuánto cobra el servicio de consultoría?
—Depende del lugar. Si son tipos de derecha que no me caen bien, les doy con un hacha. Pero si son mujeres que están luchando por sus derechos, no les cobro nada.
—¿Cuánto por una consultoría importante
entonces?
—Alrededor de 10.000 dólares por día.
—¿A Macri, Rodríguez Larreta y Vidal no les cobra nada?
—No, son mis amigos desde hace muchos años. Disfruto mucho. Yo creo que lo que se está haciendo acá con el macrismo va a ser un envión para el continente. Para mí, es una lucha entre la democracia y los nuevos autoritarismos que se llaman de izquierda.
—Gandhi José Espinosa Tinajero sí cobra desde la consultora.
—Él dirige la consultora. Hace encuestas, las procesa y tal. Y Santiago Nieto labura mucho en otros países. Ahora se fue a México, pero yo me quedé en mi casa. Me canso mucho. Para eso ya estoy un poco viejo.
Al igual que Macri, Durán Barba heredó empresas, tierras y millones. El paquete de lo que recibió tras la muerte de sus padres se encuentra mayoritariamente en Ecuador. Aunque Jaime haya delegado su control en otras personas, algunas compañías siguen allí. Por ejemplo, una que exporta paltas. Con una plantación de 50 hectáreas en el pueblito de Guayllabamba, Durán Barba es uno de los productores de paltas más importantes de Ecuador. También heredó una minera de oro y plata llamada Melinachangó Santa Bárbara. Al frente de la minera aparece su hijo adoptivo: Robert Eduardo Erazo Andrade, gerente de Melinachangó.
AF