El miércoles 12 de marzo a las 17.18, el fotógrafo Pablo Grillo, de 35 años, recibió un impacto de cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza y se desvaneció inmediatamente sobre el pavimento de la calle Hipólito Yrigoyen, a metros de Solís. Un grupo de gendarmes había disparado la cápsula desde unos 50 metros. Segundo antes, sobre la calle, una estructura de madera se estaba incendiando y, con el Congreso de fondo, Grillo buscó captar una fotografía con su cámara.
Enfrente, sobre Avenida Rivadavia, el reportero gráfico de la Agencia Noticias Argentinas Juan Foglia tomaba imágenes de la represión y los enfrentamientos en medio de la protesta de jubilados. Momentos antes del disparo, Foglia comenzó a acercarse a Hipólito Yrigoyen y observó -y registró con su cámara- toda la situación.
“Yo estaba en Rivadavia, crucé la plaza y antes de llegar a la calle empecé a hacer tomas. Justamente, sin saberlo, las primeras son de Grillo. Yo no lo conocía. Había otros dos manifestantes que se estaban cubriendo con una madera. Después me puse a hacer unas fotos más, porque a unos 80 metros estaba la línea de fuego de la Policía”, relató sobre los instantes previos, en diálogo con la Agencia Noticias Argentinas.
“Él primero se guarece con una madera, después se adelanta para hacer esa foto y ahí cae. Inmediatamente que cae, saco unas fotos de la situación. Ahí me di cuenta, dentro del quilombo que era, que era algo grave porque estaba totalmente inmovilizado”, continuó. “Ahí empecé a tomar fotos de los manifestantes que lo empezaron a asistir, que fueron tres o cuatro chicos que lo cubren. Yo pensé que lo habían traído para atrás, pero con el paso de los días me di cuenta de que yo fui para adelante. Fui a ver qué pasaba”, contó.
“Todo pasó en un minuto desde que lo voltea el cartucho hasta que lo asisten, lo corren unos metros y yo ahí empiezo a tomar fotos”, afirma el reportero gráfico, de amplia trayectoria y decenas de coberturas de marchas y movilizaciones. Cuando tuvo tiempo para revisar su tarjeta de memoria, observó que todo había sucedido a gran velocidad.
“Los mismos manifestantes no se habían dado cuenta de la lesión del chico. Lo apuestan sobre el pavimento y ahí vimos cómo tenía la frente. Todo eso transcurrió en un minuto, eran 17:19. Cuando veo la cámara, que tiene fecha y hora, digo 'la cámara se trabó, no puede ser', pero no, efectivamente, todo pasó en un minuto”, indicó.
Los momentos posteriores
“Hay que reconocer que la asistencia médica llegó bastante rápido teniendo en cuenta que el lugar en el que estábamos era difícil para acceder. La ambulancia entró en contramano por Yrigoyen”, revivió Foglia.
Además, relató que en ese momento no se había percatado que se tratada de un colega, hasta que tuvo tiempo que revisar las tomas que había hecho. “No me di cuenta que era fotógrafo en el medio de la situación.Me di cuenta con las fotos que yo tenía más tarde. Ni siquiera cuando me acerqué, no vi la cámara. Después cuando reviso mi tarjeta de memoria veo la cámara”, reveló.
Sobre el contexto, señaló: “Cuando lo asisten los manifestantes yo tengo un recuerdo que le hacen señas a la policía como que paren, creo que ahí pararon un poco”. “Para mí habían pasados varios minutos, se hizo pesado, después tomé consciencia del tiempo cuando miré la cámara”, aseguró el reportero gráfico.
Y agregó: “Las fotos las vi en Callao y Corrientes porque salí de la zona para transmitir las fotos. En el medio, vi a la policía levantar gente desde las veredas. Recién ahí pude darme cuenta de la lesión que tenía en la cabeza”.
El estado de Pablo Grillo
El impacto del cartucho le provocó una fractura de cráneo con pérdida de masa encefálica y quedó internado en estado crítico en el Hospital Ramos Mejía. Según el parte médico, Grillo continúa con asistencia mecánica respiratoria, bajo efectos de sedoanalgesia y con apoyo de vasopresores.
Fabián Grillo, su padre, aseguró este sábado en declaraciones a C5N: “Está estable. Y el hecho de que esté estable en este cuadro es bueno”. “La segunda intervención de ayer fue positiva. Hay una lucecita con todo lo que ocurrió: con la evolución de la primera y de la segunda operación. En realidad no sé si es exactamente así, pero yo lo quiero tomar así. Fue la primera vez que los médicos usaron la palabra evolución positiva”, aseguró el padre del fotógrafo.
Se siguen requiriendo dadores de sangre en el hospital Ramos Mejía, ubicado en la calle General Urquiza al 609, en la Ciudad de Buenos Aires.
MP con información de NA