A 5 años de la tragedia en la que murió su hijo, Federico Storani exige que se enjuicie al homicida
“No quiero privilegios. Quiero Justicia. Quiero un juicio oral en el que la persona que está procesada tenga todas las posibilidades de defenderse, nada distinto a eso. Lo que no puede ser es que no haya juicio”. Federico Storani habla de la causa judicial que investiga la muerte de su hijo, Manuel, de la que se cumplen cinco años este miércoles.
El 31 de marzo de 2016 Manuel y su mamá, Ángeles Bruzzone, viajaban en una lancha que fue impactada de frente por otra embarcación en el Delta. Bruzzone murió horas después, mientras la trasladaban al hospital. Manuel fue encontrado sin vida tres días después en la orilla del Río Luján, a la altura de San Isidro, tras una búsqueda desesperada de la que participaron buzos, motos de agua, un helicóptero, nadadores de rescate y diez gomones. Javier Gotti, que viajaba en la embarcación que produjo el impacto, también murió. La lancha en la que viajaban Manuel Storani y su mamá quedó partida al medio. La otra recorrió 50 metros de tierra antes de encallarse y fue encontrada con la palanca que la hacía avanzar en la máxima potencial. Pablo Torres Lacal, el conductor de la lancha que desencadenó la tragedia, está imputado por triple homicidio con dolo eventual. Así lo instruyó la fiscalía que investigó el caso y así lo ratificó un Juzgado de Garantías.
“La fiscalía actuó bien. Se hicieron pericias y se sumaron testimonios. El juez de Garantías determinó que el procesamiento se encuadra en el triple homicidio con dolo eventual que había también sostenido la fiscalía. La defensa del acusado hizo todas las apelaciones, que fueron rechazadas en todas las instancias. Y a partir de eso empezaron con una estrategia de dilación a través de recursos de queja, que no tienen mayores argumentos pero que sirven para postergar”, describe el ex ministro del Interior en diálogo con elDiarioAR. “El último rechazo de un recurso de queja fue hace uno o dos meses, y vino de parte de la Corte provincial. Habitualmente ese recurso no suspende la continuidad de un proceso, pero acá no llega el juicio oral, y esa dilación entonces pone la causa en peligro de prescripción. Yo no voy a esperar a que falte una semana para esa prescripción para exigir el juicio oral”, suma.
“Esta demora es injustificada y no se entiende. No es que pasaron dos o tres meses desde la tragedia en la que murieron mi hijo y su mamá, ni siquiera un año. Pasaron cinco años. El procesamiento está firme, y lo que planteamos es que se lleve adelante el juicio, donde van a existir todas las posibilidades para que esa persona ejerza su defensa”, describe Storani, ex diputado radical. “A veces, por un accidente trivial, un conductor queda detenido hasta que se esclarece la situación. Esta persona no pasó ni un día detenida”, cuenta.
Según explica Storani, “al momento en el que esta persona retira la embarcación de la guardería ya le advierten que la lancha no estaba en condiciones, y eran más de las 23, por lo que a esa hora el lugar en el que se produce el impacto estaba en plena oscuridad, tal como se vio en la reconstrucción del hecho; esa persona, antes del impacto, entra a tal velocidad a un muelle para cargar combustible que el encargado del lugar, según declara después, le advirtió 'si andan así van a matar a alguien'; sale de ahí y sigue en zig zag sin ver nada, y así como viene parte a la mitad la lancha en la que venía Manuel”.
“Esta persona -por Pablo Torres Lacal- tiene grandes recursos económicos, y paga un estudio jurídico muy vinculado al poder, el estudio de Rusconi. Tiene derecho a pagar el estudio que quiera, claro, pero es un estudio que, aunque no siempre tenga razón jurídica, tiene muchos contactos”, reflexiona el ex funcionario, y suma: “Yo también inicié una causa civil por daños y perjuicios, que depende del transcurso de la causa penal. Pero esta persona no se presentó ni una vez: no ha tenido la menor empatía con nosotros”.
Storani cita a Constanza, una de sus tres hijas, para definir estos cinco años en los que Manuel, que tenía 14 años al momento de la tragedia, estuvo ausente. “Constanza dice que ese día nos morimos un poco todos. Era el menor de mis hijos, una hermosísima persona por su alegría. Se llevaba bien con los mayores y también con mis nietos, menores que él. Durante un año tras su muerte, su asiento en la escuela estuvo vacío. Yo seguí con mi vida, con mi militancia y dando clases en la universidad, pero siempre con un manto de tristeza insoportable que, hasta ahora, ni siquiera ha podido mitigarse con la llegada de Justicia”.
BJ
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