Acoso escolar: tres de cada cuatro estudiantes del último año del secundario dicen que hay discriminación en la escuela

Abigail Contreiras Martínez

30 de marzo de 2023 06:07 h

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El 75,4% de los estudiantes de último año del secundario reconoce que en su escuela ocurren episodios relacionados con la discriminación y el acoso que sufren los alumnos de parte de sus compañeros. Así lo indica el último informe del Observatorio Argentinos por la Educación “¿Cómo perciben la convivencia escolar los alumnos y directores de la secundaria?”.

Los datos, obtenidos mediante los cuestionarios complementarios de las Pruebas Aprender 2019, revelan que el 34,6% de los estudiantes argentinos coinciden en que sus escuelas carecen de una buena convivencia. La cantidad de alumnos que evalúan negativamente el ambiente escolar supera el promedio nacional en 13 provincias. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y La Pampa son los distritos con menor porcentaje de estudiantes con percepciones poco favorables de la convivencia: 25,8% y 28,3% respectivamente.

Los actos de discriminación y acoso entre compañeros es uno de los motivos por los que los alumnos califican de manera negativa la convivencia escolar. De acuerdo a estudios de la UNESCO, el 32% de los estudiantes fue víctima de acoso escolar al menos una vez en el mes previo a la realización de la encuesta. El documento de Argentinos por la Educación, con autoría de Alejandro Santander, Martín Nistal y Eugenia Orlicki, revela que el 24,8% de los estudiantes de último año de la escuela secundaria admite no sentirse cómodo al asistir al colegio

Estos casos de acoso, además de dificultar la convivencia entre pares, genera consecuencias en la víctima de estos ataques. De acuerdo con el psicólogo Dan Olweus, la persecución continua de carácter físico y/o psicológico puede provocar descenso de autoestima, ansiedad y cuadros depresivos en el alumno, lo que obstaculiza su integración y aprendizaje. “El bullying y la violencia en la escuela, en tanto son problemáticas que tienen consecuencias comprobadas en la salud mental de quienes lo reciben y lo ejercen, constituyen un problema de salud pública. Es esencial contar con datos precisos sobre cuál es la situación específica de nuestras escuelas y nuestros alumnos”, explica Candelaria Irazusta, cofundadora y directora ejecutiva del Equipo Anti Bullying Argentina.

El acoso por el aspecto físico es el más frecuente: sólo el 24,6% de los encuestados afirmó nunca haber experimentado o visto ese tipo de bullying en las instituciones educativas. Los tipos menos frecuentes, desde la mirada de los propios alumnos, son las amenazas dirigidas a otros compañeros y el ciberacoso ─aquel que se da vía redes sociales: el 45,5% y 52,8% de los estudiantes negó que ocurrieran estos episodios, respectivamente.

La percepción de los directores difiere de la del alumnado en lo que respecta a estas dos últimas formas de bullying. El 23,8% de los directivos afirmó que en no se suceden amenazas o agresiones entre compañeros, mientras que el 75,7% restante admitió que ocurre con cierta frecuencia. En lo que respecta al ciberacoso, la brecha entre la percepción de los estudiantes y las autoridades es mayor: sólo el 17,2% de los directivos negó estos episodios mientras que el 81,1% restante confirmó que tienen lugar en algunas oportunidades o “la mayoría de las veces”.

“A la hora de nuestras intervenciones, vemos en un principio, una negación o minimización del problema como así también la creencia de que se trata de hechos aislados, cuando en realidad al desarrollar programas en la mayoría de los casos se observa que realmente es un problema sistémico que debe ser abordado de esa manera”, señala Pablo Mainer, fundador de Hablemos de Bullying.

En la misma línea, Marina Vollman, fundadora de Vínculos sin Bullying resaltó la necesidad de que las escuelas adopten las medidas necesarias para asegurar una buena convivencia escolar y mitigar el riesgo de acoso. “Es deber de las instituciones educativas garantizar el buen funcionamiento del clima escolar, trabajando en la prevención, el diálogo, la inclusión y la empatía. El bullying es el problema educativo más complejo de todos, por eso debemos actuar en la prevención”, aseguró.

Las normas de disciplina y convivencia son un recurso muy útil para enfrentar los conflictos y la violencia en los espacios escolares. Sin embargo, su mera existencia no es suficiente para enfrentar el acoso. A pesar de que el 94,1% de los estudiantes y el 97,2% de los directivos a nivel nacional afirmaron que su escuela cuenta con normas de convivencia explícitas, continúan existiendo casos de bullying en todas las provincias, lo que demuestra la necesidad de tomar medidas complementarias. En entornos con alumnos excluidos y acosados física, psicológica y sexualmente, el aprendizaje efectivo y el desarrollo integral de los estudiantes es inviable.

ACM/MG