Nicotina, alquitrán, arsénico, monóxido de carbono… Estas son solo algunas de las miles de sustancias químicas que conforman el tabaco y su humo. Algunas de ellas, tóxicas y cancerígenas.
De lo que quizá no somos tan conscientes es de a qué nivel puede afectar que nuestros gatos y perros estén en contacto con ellas. No hace falta ser fumadores directos para que el tabaco afecte a nuestra salud: los fumadores pasivos, como apunta la OMS, están expuestos a riesgos.
Nuestras mascotas tampoco están exentas de ello y pueden sufrir las consecuencias del humo de segunda y tercera mano. Àngels Gómez, veterinaria responsable del servicio de procedimientos de mínima invasión de la Clínica Veterinaria Miralbueno - Goya, en España, nos ayuda a conocerlas.
Las consecuencias de que tu mascota sea fumadora pasiva
“Los perros y gatos tienen un sistema respiratorio muy parecido al nuestro, por lo que el tabaco los afecta de forma similar”, explica Gómez. Sin embargo, están expuestos de manera mucho más significativa que nosotros al humo de tercera mano. El humo de tercera mano está formado por las sustancias nocivas procedentes del tabaco que se acumulan y se concentran, no solo en el ambiente, sino también en los muebles, telas, alfombras, etc.
“Son las mascotas las que más se ven afectadas por este tipo de humo, ya que pasan muchas más horas en casa y suelen estar mucho más en contacto con estos lugares por su altura y por pasar tiempo en ellos, como en las alfombras”, señala la veterinaria.
Todas estas sustancias no solo los afectan a través de la inhalación, sino también a través de su ingesta. “Sobre todo si se fuma en casa; las partículas también se quedan en el pelo de los animales y principalmente los gatos, que pasan muchas horas al día acicalándose, las ingieren”, apunta Gómez.
“A esto hay que sumar que muchos felinos, sobre todo si fueron recogidos de la calle o de protectoras, pueden ser portadores de herpesvirus y calicivirus”, anota Angel Gómez. “Virus que afectan a las vías respiratorias altas y ojos, y pueden verse agravados si entran en contacto con el tabaco. También puede desencadenar o agravar patologías como el asma felino o la bronquitis crónica”.
“Además, cuando felinos y canes están expuestos al humo del tabaco corren el riesgo de sufrir un agravamiento de patologías respiratorias, irritación de las vías aéreas, conjuntivitis e irritación ocular, enfermedades cardiacas y un largo etcétera”, señala.
Los estudios hablan
Muchos son los estudios que demuestran lo perjudicial que es que las mascotas estén expuestas al humo del tabaco. Uno de ellos, realizado por la Universidad de Glasgow, afirma que un hogar en el que se fuma implica una gran concentración de nicotina en el pelo de los perros, lo que puede provocar en las mascotas cáncer o daño celular, entre otras patologías.
Otra investigación de la American Journal of Epidemiology vincula el humo del tabaco ambiental con el aumento de riesgo de cáncer nasal canino. Por otro lado, Debora Knapp, veterinaria de la Universidad de Purdue en Estados Unidos, investigó 120 terriers escoceses durante tres años y llegó a la conclusión de que los perros expuestos al humo del tabaco tienen seis veces más probabilidades de desarrollar cáncer de vejiga que los que no lo están.
Esta alta probabilidad de padecer cáncer de vejiga tanto en perros como en gatos se debe, como explica la veterinaria Àngels Gómez, a que “la nicotina y otras sustancias que llevan los cigarrillos se expulsan a través de la orina”. Existen también estudios que demuestran cómo el tabaquismo pasivo puede aumentar el riesgo de linfoma maligno en gatos.
Algunas razas de perros corren más riesgo que otras
Existen varias razas de perros con predisposición a enfermedades respiratorias, motivo por el que una exposición a una sustancia irritativa como el tabaco puede empeorar o desencadenar dichas patologías en ellos.
Es el caso de los perros braquicéfalos o de hocico chato. Estos perros sufren alteraciones morfológicas que los predisponen a inflamaciones crónicas de laringe, tráquea, bronquios y tienen menor capacidad de captar oxígeno. Por este motivo, como explica Gómez, “no filtran bien las partículas por las vías nasales debido a su morfología y un gran porcentaje de partículas llegan a los pulmones, como es el caso de las sustancias nocivas del tabaco”.
Por otro lado, “los perros dolicocéfalos o de hocico largo son más propensos a sufrir sinusitis e irritación de la cavidad nasal. Filtran bien las partículas y no llegan al pulmón, pero se quedan estancadas en la cavidad nasal, por lo que son más propensos a sufrir cáncer nasal”, afirma la veterinaria.
No solo eso, sino que cualquier perro puede sufrir alergias ambientales que pueden verse agravadas al estar en contacto con el humo del tabaco.
¿Qué puedo hacer yo por mi mascota?
La primera opción y más beneficiosa para todos es dejar de fumar. En caso de que esto no sea así, lo más recomendable es intentar fumar afuera de casa, ventilar la casa de forma frecuente, limpiar con regularidad las superficies de muebles o alfombras y lavarse las manos después de fumar.
Prestar atención a las señales que te brinda tu mascota es otra forma de paliar los efectos perjudiciales. En primer lugar, es imprescindible fijarse en si hay alguna señal que te indique que el tabaco la está afectando. “Como por ejemplo toses, taquipnea, estornudo inverso, salivación, lagrimeo, enrojecimiento de las conjuntivas oculares, apatía...”, apunta la veterinaria Angels Gómez.
En esta línea, tener controlado sobre todo a tu cachorro puede resultar muy beneficioso. Todos los perros, pero especialmente los más pequeños y juguetones, se sienten atraídos por morder y comérselo todo, por eso debemos evitar que el animal pueda ingerir residuos como colillas, parches, chicles de nicotina y cartuchos de vapeo con olores por los que se sienten atraídos para así evitar cualquier intoxicación.
IAA/CRM