¿Qué es el free-bleeding y por qué vuelve hoy?

Ni copa menstrual ni tampones: sangrado libre, una práctica que vuelve

La liberación de la sangre. Mucho antes de que hubiera notas de tendencia en revistas femeninas contando sobre esta práctica, e incluso del hito que la rescató en el 2014, algunas abuelas y quizás también algunas madres ya lo practicaban el “free-bleeding”, por su nombre en inglés. Y es que el sangrado libre no tiene mayores complejidades, al menos en uno de sus formatos: el que se trata de dejar caer la sangre libremente sin utilizar apósitos, tampones o copitas contenedoras en el interior del cuerpo. Se dice que Kiran Gandhi fue de las primeras en practicarlo durante la maratón de Londres en 2014, pero lo cierto es que según su propio testimonio, lo hizo sin ser consciente de la repercusión mediática que aquello representaría.

“El free bleeding es bastante simple de llevar adelante porque se trata básicamente de la contención del sangrado menstrual hasta algún momento que decidamos ir al baño y hacer la descarga directa de la sangre en el inodoro. Para eso hay que tener un entrenamiento o aprender a entrenar e inmovilizar los músculos del suelo pélvico que rodean la vagina, la vulva y el útero por dentro, y es obviamente una forma de gestión que está buenísima, pero también hay otras personas que lo practican sin esta modalidad si no dejando que la sangre caiga”, explica Sofia Lobo Parisi, especialista en Sexualidad, Ciclicidad y Salud Hormonal, y terapeuta Gineco-Ecológica.

Algunos de los pros de hacerla de la primera forma, es que entrenar los músculos del suelo pélvico aprender a movilizarlos, y eso te dan muchas consciencia corporal y sexual también, que  está buenísimo, no usas ningún producto de gestión ni sostenible ni descartable lo cual es económico y no contamina. Las contras es que hay algunas personas que ya de por sí por su disposición o complexión corporal suelen tener sangrado con tono de tensión en el suelo pélvico grande y estar contrayendo puede traerle algunos problemas o desequilibrios que no están buenos y producir molestias y dolores. Depende de cada persona”, puntualiza Parisi que se declara fan de las bombachas menstruales precisamente porque permiten practicar el free bleeding sin esfuerzo de manera que se comprometa la menstruación, que es de por sí un proceso inflamatorio.

“Para nosotres las prácticas de gestión menstrual en el siglo XX estuvieron completamente moldeadas por las publicidades e imaginarios de los productos de higiene menstrual. Para esta industria fue muy rentable convencernos de que la menstruación debe ocultarse, que es sucia, y que nuestra actividad en esos días debe asociarse a productos blancos e instantáneamente descartables. Eugenia Tarzibachi dice literalmente ”la industria necesita que sintamos vergüenza“, y creemos que esa mirada ha calado muy hondo en distintas generaciones. Sigue habiendo un estigma respecto de prácticas alternativas, como el freebleeding, no es sencillo quitarse esas percepciones de encima, no son conceptos ligeros sino una pesada tradición que se traduce en asco por el propio cuerpo. Y esa vergüenza impide hablar de lo que nos pasa, y ese ”no hablar“ hace que muchas vivencias empeoren”, reflexiona Ana Fukelman, licenciada en Comunicación y emprendedora tecnológica. Ana es parte del equipo de la menstruapp Lunar, que guía a personas ciclantes a alcanzar la plenitud a través del re-conocimiento de su ciclo menstrual, con una visión sustentable, feminista y de educación sexual integral.

“Por eso desde App Lunar vamos acompañando los ciclos menstruales con información diversa, no solamente el manual biomédico que describe lo que nos puede ocurrir, sino también las prácticas y sentidos que las personas le van dando y encontrando al sangrado. Si yo escucho que otra persona o una aplicación me cuenta que mis toallitas industriales me pueden estar irritando, tal vez logró des-naturalizar las molestias que tengo y buscar una solución, probar cosas, no hacer lo mismo que hace 10 años y naturalizar el malestar. El free-bleeding también colabora en conocer la sangre menstrual sin mediaciones y componentes que la modifican, y también puede acompañar un camino de mayor propiocepción y entrenamiento del suelo pélvico. Desde nuestra app, incluimos en nuestras funcionalidad de trackeo del ciclo la pregunta sobre ”qué elementos de gestión menstrual usaste“ en el sangrado, y una de ellas dice ”ninguna“”, cuentan desde el equipo, en donde están ultimando detalles para la Red Lunar, un espacio donde podrán leer sobre esta práctica y también compartir sus experiencias y consejos en un espacio digital seguro.

En este sentido, una apertura en el diálogo sobre nuestro cuerpo y la menstruación, en adición con la pandemia, habilitó a que muchas mujeres comenzaran a indagar más en el tema y hasta se animaran a probarlo. “Empecé hace unos años interiorizandome mucho con la menstruación. Leí cosas al respecto y empecé a escuchar más a mi cuerpo teniendo en cuenta el momento del ciclo que estoy. Y en la pandemia como estaba más en casa dejé de usar tampones. Me pasaba mucho de tener picazón post menstruación y quería probar. Y la verdad es que se suma que menstruo poco. Pero para mi es filosofía de vida. No me da vergüenza decir que estoy menstruando, no oculto cosas. Si necesito llevo ropa interior de más encima¨, cuenta Loli (31).

Para otras, a veces, es el accidente lo que precede el descubrimiento. “Se me pasó la fecha del periodo y me manche, no traspasó la ropa entonces no me pareció tan grave. Así, descubrí que tenía una bombacha de una tela que traspasaba muy poco casi nada, y empecé a usarla los días más tranquis. Lo que sí me parece positivo es el tema de dejar de  criminalizar la sangre. Me pasó de casualidad y ahora quiero probar las bombachas menstruales”, confiesa Marianela (33).

Una cuestión ecológica, hacia adentro y hacia afuera 

Si bien cada vez se cuestiona más a los componentes de las toallitas, protectores y los tampones por tóxicos para el organismo, e inclusive pueden ser los causantes de muchas de las molestias que las mujeres experimentan (dolor, olor, infecciones, etc),se observa es una gran preocupación por el impacto ambiental que no se puede soslayar. “La causa de muchas de estas molestias son las dioxinas presentes en muchos de los productos de uso cotidiano (protectores diarios, tampones y toallitas), que son organoclorados que se acumulan en los tejidos orgánicos”, agrega Parisi.

“Empecé a hacerlo sin saber que era un movimiento y mucho menos que este tenía un nombre. La verdad es que nunca fui de usar tampones, usaba toallitas descartables y me molestaba muchísimo tener que cambiarlas constantemente y tirarlas a la basura. Entonces me di cuenta de que muchas veces lograba evitar mancharme ”gravemente“ la toallita si, cuando iba al baño, me quedaba unos momentos haciendo lo que hoy sé que se llaman ejercicios de kegel. Hace aproximadamente cinco años que lo hago y me alegra haber descubierto esta alternativa. Nunca tuve problemas, lo he practicado en casa, en vacaciones, en la oficina y jamás me manché. También hay que tener en cuenta que es un método que requiere que estemos atentas a nuestra menstruación, si estoy en un periodo de ansiedad o estrés probablemente no pueda practicarlo con fluidez, en esos casos, prefiero recurrir a una toallita de tela reutilizable para evitar inconvenientes”, relata María Natalia Mazzei (30), abogada y ecoinfluencer desde @ecointensa, y quien por supuesto, promueve estos métodos de gestión menstrual más naturales y amables con el ambiente

Por su lado Parisi detalla un tema no menor: el 50%  por ciento de las personas que concurre a su consultorio por consultas a raíz de molestias con el ciclo, deja de tenerlas, así como se ve una notoria disminución en los dolores, olores, inflamación y afecciones (candidiasis o vaginosis bacteriana), en cuanto deja los apósitos descartables.   

“Hay países en el mundo en donde menstruar sigue siendo un estigma y sigue viéndose como algo sucio, pero por suerte en Argentina con unos doce años que llevo en este mundo, veo que cada vez es más grande la cantidad de personas que se inclinan por una gestión sostenible del sangrado menstrual, porque se dan cuenta de que no podemos seguir contaminando el mundo como lo estamos contaminando, y no podemos seguir contaminando nuestro cuerpo como lo estamos haciendo”.

Nueva generación de bombachas inteligentes

“Sigue habiendo resistencia, cada vez que hablo de este tema en mi cuenta de instagram pierdo muchos seguidores, a la gente le sigue dando pudor y hay mucho rechazo a hablar de menstruación sin tapujos. Sin embargo, hay mucha gente que me agradece que toque este tema y comparta mi experiencia”, sigue Mazzei. Pese a que para algunas como Ginecoline o la propia Ecointensa el estigma prevalece cuando se trata de mostrar o hablar de procesos fisiológicos como el sangrado en detalle, una nueva camada de emprendedoras y emprendimientos está poniendo el foco en algo que normaliza, acerca y que quizás hace más asequible la experiencia del sangrado libre: bombachas de tela con sistema de absorción. 

“El producto nació durante la pandemia por mi propia curiosidad y ganas de dejar de usar productos desechables y tener otra opción aparte de la copa. El free bleeding es algo que no conocía y lo descubrí a través de toda la búsqueda que hice buscando qué materiales se podían usar y nada, una cosa llevó a la otra. Resulta que tu cuerpo sabe hacerlo solo, yo no siento que ”tengo control“. Pasó al empezar con las bombachas que tienen esta almohadilla absorbente, hecha de los mismos materiales que las toallitas lavables. Pero cómo ya está adherida a la bombacha, no se mueve, no hay botoncito que eso me parecía incómodo”, explica Amanda, la creadora detrás de las bombachas menstruales Croes.

Así a las ya conocidas -pero para algunas no tan cómodas o prácticas- toallitas de tela, ahora le siguen las bombachas menstruales (en distintos tamaños y telas), que tienen cada vez más marcas y mayor adherencia en el mercado local.

Juliana Morales Rins, es una de las socias fundadoras junta a Romina Delichotti de un proyecto que se acaba de estrenar, Freeling, presentada como “ropa interior tecnológica y sustentable para períodos menstruales”, la misma utiliza tecnología BioProof que absorbe fluidos y neutraliza olores. “Freeling es una marca de ropa interior High Tech, sustentable, canchera y cómoda, pensada para la menstruación. Igual a la ropa interior que conocemos pero su tecnología permite una gran absorción sin modificar su forma, neutraliza olores y elimina el 99 por ciento de las bacterias haciéndolo además un producto seguro para la salud”. 

Apelando a la sensibilidad ambiental de las nuevas generaciones las bombachas Freeling están pensadas para reemplazar toallitas y tampones, reduciendo a cero los residuos. No olvidemos que las toallitas tardan 500 años en degradarse. Pero de la teoría a la práctica hay un gran trecho, o al menos así lo muestra el estudio que realizó la marca. Sobre casi 200 personas más de la mitad usan toallitas descartables en Argentina; solo el 17% usa la copita pero estaban necesitando ropa interior que les permita absorber derrames para estar 100% tranquilas. Sumado a esto, casi la mitad de las personas encuestadas dice que utiliza protectores diarios, aun siendo el 73% consciente del impacto en el ambiente que tienen pero no encontrando otra solución hasta este momento. 

“El mundo está cambiando y la manera de vivir nuestra menstruación, también. Por suerte, hemos logrado derribar mitos y antiguas creencias sobre el período menstrual y lo que nos proponemos desde Freeling es que todas las personas menstruantes puedan vivir su ciclo plenamente”, explica las socias. Porque aseguran que quieren que se comience a hablar y vivir la menstruación con libertad y sin pruritos y cuidando al medio ambiente.

LM