Los virus mutan constantemente. La mayoría de las nuevas variantes mueren. A veces se propagan sin alterar el comportamiento del virus. Muy ocasionalmente, desencadenan cambios drásticos. Y la pregunta a la que ahora se enfrentan los científicos es sencilla: ¿entra la variante VUI-202012/01 en esta última categoría? ¿Supone un mayor riesgo para la salud? ¿O su reciente y rápida propagación por el sur de Inglaterra se ha producido porque ha surgido en personas que contagian a muchas otras, probablemente porque están ignorando las medidas para frenar el COVID-19?
Este fin de semana, el médico y epidemiólogo Chris Whitty, asesor médico principal del gobierno del Reino Unido, respondió con vehemencia a estas preguntas clave, que se pusieron sobre la mesa la semana pasada, después de que el ministro para la Salud y la Asistencia Socialâ, Matt Hancock, revelara la existencia de la nueva cepa.
Whitty indicó que como resultado de la rápida difusión de la nueva cepa, los datos preliminares de modelización y el rápido aumento de las tasas de incidencia en el sudeste, “el grupo consultivo sobre las amenazas de los virus respiratorios nuevos y emergentes (Nervtag) considera ahora que la nueva cepa puede difundirse más rápidamente. Hemos alertado a la Organización Mundial de la Salud y seguimos analizando los datos disponibles para mejorar nuestra comprensión”.
Estos análisis implican que los científicos cultiven la nueva cepa en laboratorios, estudien la respuesta de anticuerpos de la variante y prueben sus reacciones cruzadas con las vacunas COVID-19. Además, las autoridades sanitarias están llevando a cabo la secuenciación aleatoria de muestras de casos positivos en todo el país a fin de estudiar su propagación y elaborar mapas regionales de su prevalencia. Esto llevará por lo menos dos semanas.
La aparición de la nueva variante es alarmante, aunque cabe señalar que ha habido varias mutaciones anteriores del virus. El mes pasado, el Gobierno danés sacrificó millones de visones después de que saliera a la luz que cientos de casos de COVID-19 estaban asociados con variantes de SARS-CoV-2 portadas por visones de granja. Y en octubre, los análisis sugirieron que una variante del coronavirus que se originó en los trabajadores agrícolas españoles se extendió rápidamente por Europa y fue la causa de la mayoría de los casos en el Reino Unido.
En ninguno de los dos casos se encontró que estas variantes aumentaran la transmisión de la enfermedad. Sin embargo, ahora está claro que no es el caso de la variante VUI-202012/01. Lo que los científicos deben abordar es la preocupación por el impacto de la nueva cepa, en particular si dará lugar a un aumento de enfermos graves o si, en realidad, dará lugar a menos casos. La otra gran pregunta es si la nueva variante podrá esquivar la protección que ofrecen las vacunas contra la enfermedad que se han empezado a administrar en todo el país.
“Si la nueva variante fuera a tener impacto en la gravedad de la enfermedad, ya lo habríamos visto”, ha señalado Ewan Birney, subdirector general del Laboratorio Europeo de Biología Molecular y codirector de su Instituto Europeo de Bioinformática en Cambridge.
“La proporción de personas hospitalizadas por número de infecciones se habría disparado o habría disminuido drásticamente. Ninguna de las dos cosas ha sucedido, por lo que podemos concluir que el impacto en el número de casos graves es probablemente modesto: ligeramente superior o inferior al que se venía observando”.
Birney también puntualizó que las vacunas han sido probadas con muchas variantes del virus en circulación. “Por lo tanto, hay motivos para pensar que las vacunas también funcionarán contra esta nueva cepa, aunque obviamente eso debe ser analizado minuciosamente”. No se sabe exactamente dónde apareció la variante por primera vez. Puede ser simplemente que el sistema de seguimiento del virus en el Reino Unido lo haya detectado antes que otros países. Birney señala que “es igual de factible que las mutaciones que crearon esta variante se produjeran en el Reino Unido y por eso la hemos detectado antes”.
Traducido por Emma Reverter