Derecho a morir

Eutanasia: los argentinos son menos conservadores de lo que se cree a la hora de decidir sobre el final de la vida

4 de agosto de 2023 09:48 h

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La eutanasia es una práctica médica que consiste en provocar la muerte de un paciente a su requerimiento por ser portador de una enfermedad terminal o que provoca un sufrimiento incontrolable, a través de la administración de una medicación o un tóxico en dosis letales. La muerte asistida es un procedimiento que acompaña un médico, pero es la persona que lo ha decidido quien se administra el tóxico. Es un derecho en Colombia y varios países europeos como España y Alemania. En la Argentina es, todavía, ilegal. Hay cinco proyectos de ley listos para ser debatidos en el Congreso, cuatro por Diputados y uno por Senadores. En la Cámara Baja, a pesar de dos pedidos de tratamiento urgente, los tres borradores están cajoneados en la Comisión de Salud.

Ayer, en el Auditorio del Congreso, cinco especialistas, la representante de una organización que pide la legalización de la eutanasia y una persona diagnosticada con ELA dieron testimonio. La actividad fue organizada por la diputada del Frente de Todos en representación de la Ciudad, Mara Brawer. Ella es autora del último proyecto presentado, el quinto en menos de dos años. Bajo la consigna “La eutanasia como derecho. Panel de debate”, los invitados compartieron estadísticas que sugieren que mientras el Poder Legislativo demora el debate, la sociedad se muestra menos conservadora sobre el derecho a morir de lo que se cree.

Mario Pecheny, doctor en Ciencia Política y profesor titular en la Universidad de Buenos Aires de Sociología de la Salud, compartió resultados de la encuesta realizada el año pasado por la Red de Cuidados y Decisiones en el Final de la Vida de CONICET, de la que es miembro. De acuerdo al informe, en los últimos tres años el 45% de los profesionales de la salud recibió pedidos de información sobre eutanasia de parte de sus pacientes. El 53% de los pedidos de información sobre eutanasia lo hicieron familiares de pacientes que padecen enfermedades que los hacen sufrir. En esos registros se nota, al menos, la necesidad de saber sobre el tema.

¿Y qué opinan los profesionales de la salud sobre esta prácticamente? El 80% de los encuestados está a favor de legislar la eutanasia. El 73% considera que debe incluirse la objeción de conciencia, pero el 49% no se abstendría. De la muestra de la Red de Cuidados y Decisiones en el Final de la Vida de CONICET participaron 745 personas en todas las regiones del país. La mitad atiende pacientes graves y el 55% dijo tener creencias religiosas, lo que no parece ser un obstáculo para legalizar la práctica. En su exposición, Pecheny remarcó que “hay un mundo oficioso donde las prácticas ilegales igual existen”. “¿Si la sociedad está preparada? Es como hablar de divorcio, aborto o matrimonio igualitario. Nunca es el momento adecuado por eso es ahora”, cerró Pecheny.

Por otro lado, los especialistas mencionaron el resultado del relevamiento de Pulsar.UBA, el observatorio de la Universidad de Buenos Aires especializado en el estudio de la opinión pública, difundido hace pocos días. La pregunta era sobre agendas y posicionamiento y era, además, específica: “¿Usted está muy, bastante, poco o nada de acuerdo con que se permita a las personas tomar decisiones sobre su propia muerte en situaciones médicas extremas?”. El 46% respondió que está muy de acuerdo y el 26%, bastante de acuerdo. En suma, el 72% de los encuestados aceptaría, al menos, la discusión sobre la eutanasia en el marco legislativo. La mayoría de quienes están “muy” y “bastante” de acuerdo con el derecho a morir se ubicaron en los sectores de menores ingresos, el 83%. Por otro lado, la aprobación atraviesa todos los rangos generacionales: de 18 a 29 y de 50 a 75 años. El universo de la muestra es de mil personas mayores de edad repartidas en la Argentina.

“No estamos hablando de la muerte sino de la vida”

Carlos “Pecas” Soriano, médico especialista en Emergentología y máster en Bioética, estuvo presente en el panel. Participó de la elaboración del proyecto de ley del Frente de Todos, al que llamaron “Ley de Derecho a la Prestación de Ayuda para Morir Dignamente”, pero por la historia de vida que la inspiró se la conocerá como “Ley Alfonso”. Soriano pidió que al auditorio que note que mientras él hablaba había mucha gente, con un sufrimiento insoportable, esperando la ley. El público, la mayoría mujeres, asintió.

Luego fue el turno del médico Mario Sebastiani, obstetra y autor de “Si pudieras elegir de qué manera morir ¿qué harías?”. Sebastiani señaló que “estamos cerca” de la ley porque “ya tenemos una orden de no rehabilitación” (un paciente puede manifestar que no le practiquen maniobras de resucitación), de suspensión de soporte vital (un paciente puede pedir que le retiren las vías de aire y alimentación) y la posibilidad de redactar las directivas anticipadas. Pero remarcó que falta la ley que legalice la eutanasia: “No estamos hablando de la muerte sino de la vida”. Pidió, de paso, la menor cantidad de burocracia posible. Se refiere a los comité de evaluación profesional, que acepta o rechaza los pedidos. Los cinco proyectos de ley contemplan diferentes tipos de comités.

No existe un aluvión de gente dispuesta a morir

Datos de España, donde la eutanasia es legal desde 2021: en una año, 173 personas solicitaron la eutanasia, pero se efectivizaron 75 prácticas. ¿Qué pasó con el resto? 18 murieron esperando una resolución del comité evaluador; 30 pedidos fueron rechazados por el comité; siete personas se arrepintieron; seis pacientes decidieron postergar la práctica. La mayoría de ellos tienen o tenía diagnóstico por enfermedades neurodegenerativas. La eutanasia representa en España menos del 3% de las muertes. La paliativista Graciela Jacob quien ofreció estos datos. “Tenemos que hablar de la muerte, gente”, alentó.

La jurista, la militante y la mujer que tiene un último deseo

A su turno, la jurista Aída Kemelmajer habló de eutanasia en relación directa “autonomía de la voluntad” y con “la libertad”. Recordó al español Ramón Sampedro, que pidió por su muerte luego de que le diagnosticaran una tetraplegía, un hombre que se convirtió en un símbolo de la lucha por la eutanasia. Elisa Lisnofsky, Kuky, psicóloga social y técnica en psicogerontología, también habló. Es la creadora de “Eutanasia: derechos y final de vida”, un grupo que milita por la ley de eutanasia.

El cierre de Adriana Stagnaro, abogada, escribana y antropóloga, diagnosticada con ELA. Aquí contó que “quiere la eutanasia y poder morir plácidamente”. Al ritmo que le permite la enfermedad y con un sentido del humor que sorprende, Stagnaro dijo: “Finalmente la vida se basa en el cuerpo. Si hay alma, si hay espíritu, encarniza en el cuerpo. Osea, el cuerpo situado, es la condición, la posibilidad de la vida. Y por lo tanto estamos atravesados por las condiciones materiales de la existencia”. Dijo que en ese conversatorio, donde todos hablaban de su último deseo, se sentía “una ciudadana”.

VDM/