Familiares, allegados, vecinos y organizaciones sociales reclamaron este lunes en las calles del barrio porteño de Floresta el esclarecimiento de la muerte de una mujer que militaba en el Polo Obrero.
Claudia Patricia Tupa Lotore fue encontrada sin vida la madrugada del viernes 10 de febrero en Joaquín V. González y Avenida Rivadavia, justo en la puerta de un local de comidas denominado “El Gallito” de Floresta.
Lotore era delegada del Polo Obrero en el barrio de Parque Avellaneda e integrante de la comunidad boliviana en la Argentina.
Ella celebraba lo que en el seno de su comunidad se denomina “jueves de compadres” y, según un video registrado por una cámara en la vía pública, se ve a un hombre sacando el cuerpo de la víctima inconsciente a rastras a la vereda.
El caso está en investigación, pero durante la movilización se denunció que el lugar en cuya puerta terminó muerta es “un aguantadero tolerado por la comisaría de la zona”.
Ya se llevaron a cabo dos movilizaciones, la primera el sábado y la segunda este lunes, con posterior marcha en el cruce de las Avenidas Nazca y Rivadavia, mientras que prometen volver a convocarse para dirigirse a la Fiscalía 62 a cargo de Alejandro Yapur.
Claudia Patricia Tupa Lotore tenía 34 años, era madre de dos niñas de ocho y 11 años y trabajaba en un taller de costura.
El local de comidas permaneció cerrado y durante la movilización se denunció que su dueño -Claudio, “El Jujeño”- fue ayudado a escapar por uniformados.
También denunciaron que no existió allanamiento ni zona perimetral, mas aún, uno de los oradores aseguró: “No fue un infarto”.
Uno a uno, quienes pronunciaron sus discursos aseguraron que en diversos “aguantaderos” del barrio se droga a las mujeres jóvenes y se cometen abusos, en tanto que resultan comunes estos desenlaces ya que esos lugares cuentan con “tolerancia policial”.
En la movilización estuvo Vanina Biasi, dirigente del Partido Obrero, además del Cónsul General del Estado Plurinacional de Bolivia, Santos Javier Tito Véliz, así como un sacerdote católico y acompañaron la movilización diversas agrupaciones, como MAR, MTR y MST, entre otros.
El caso tiene ribetes turbios: hasta miembros de la comunidad gitana habrían sufrido amenazas -presuntamente de uniformados- ya que serían quienes facilitaron la filmación a los familiares.
Otro caso parecido
Esta muerte trae a la memoria la de Lizbeth Foronda Calani, quien el 1° de septiembre de 2018 trabajó como camarera en un boliche de Liniers, muy conocido entre la comunidad boliviana.
“De ahí fue a comer a un lugar cercano y luego dos compañeros se ofrecieron a llevarlas a ella y una amiga hasta su casa”, relató su mamá a La Unión de Lomas.
María Calani sostiene que a su hija la drogaron, la violaron y la asesinaron, sin embargo, tras las pericias, la Justicia de Lomas de Zamora determinó que la víctima falleció de un paro respiratorio tras ingerir una gran cantidad de alcohol.
“Hay testigos y pruebas que se están pasando por alto y que no se están teniendo en cuenta”, denunció la madre.
Con información de NA.
IG