Menos inflación y menos consumo en Argentina

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Para muchos argentinos como Victoria Cardozo, empleada auxiliar en una escuela pública en Laferrere, los efectos de la política económica actual aún no se sienten. La semana pasada recibió una intimación por falta de pago del gas, un servicio que antes era su prioridad. Ahora, con un salario que no alcanza, debe elegir entre pagar servicios y comprar alimentos, aunque a menudo se vea obligada a optar por productos más económicos y menos nutritivos. Esta disminución en la inflación no se ha traducido en mejoras significativas en su poder adquisitivo.

“En estos diez meses de gobierno, con el aumento de tarifas y precios, el sueldo está totalmente devaluado. El teléfono: ya no tenemos abono, sino que tenemos prepago”, explica Victoria. La situación es compleja: para mantener a su hijo y a su madre, Victoria ha tenido que reducir al máximo sus gastos, comprando productos de higiene fraccionados y utilizando agua de red, aunque no sea segura. Su contrato para dar talleres de foto y video en cárceles, que representaba un 40% adicional en sus ingresos, fue uno de los 35.000 eliminados por el Gobierno. Hoy intenta compensar esa pérdida vendiendo comidas que elabora en su casa.

El Gobierno de Javier Milei ha logrado una baja en la inflación mensual, ubicándola en el 3,5% en septiembre, el nivel más bajo desde 2021, aunque la cifra anual sigue en un 209%. Sin embargo, el consumo en supermercados cayó un 21% en septiembre, afectado por el estancamiento de los salarios y un desempleo en aumento. A pesar de estos desafíos, el gobierno espera que el descenso inflacionario continúe en octubre y habilite un crecimiento en la economía.

Para Mariana González, economista de la Central de Trabajadores de Argentina, la caída en la inflación no ha evitado que el consumo en supermercados continúe en declive. González señala que el alza salarial ha sido insuficiente para compensar el aumento en los precios y el desempleo creciente, afectando la capacidad de compra de muchas familias.

“No tendría demasiadas expectativas positivas en este momento sobre las posibilidades de que haya un crecimiento sostenido de la economía y de los ingresos. Ya estamos viendo limitaciones en las paritarias para negociar por encima de la inflación y jubilaciones que se mantienen en un nivel bajo”, asegura.

Desde su perspectiva, la estabilidad de los precios no garantiza un impulso en la economía sin un aumento paralelo de los ingresos, una combinación que hoy parece difícil de lograr.

No todos son escépticos ante la recuperación económica. El diputado José Luis Espert, presidente de la Comisión de Presupuesto y uno de los defensores de las políticas de Milei, cree que el ajuste era necesario para controlar la inflación y proyecta un 2025 con crecimiento económico y mejoras salariales.

“Haciendo cero el déficit fiscal, el Gobierno logró reducir la emisión de dinero espuria. La inflación va a seguir cayendo. Argentina está mejor vista en el mundo; tenemos un riesgo país que baja y un dólar estable. Hay un gran alivio fiscal para empresas que inviertan”, comenta Espert.

El Gobierno espera que sectores como minería, hidrocarburos y siderurgia reciban importantes inversiones, generando un impulso en la economía. Sin embargo, para empleados estatales como Victoria, el optimismo gubernamental no se traduce en expectativas de mejoras en el corto plazo.

Asimismo, el Ejecutivo confía en que octubre cierre con una inflación por debajo del 3% mensual, una marca que no se veía desde hace tres años. De cumplirse, Milei espera que el consumo en supermercados empiece a reactivarse gradualmente, mejorando las condiciones para miles de familias argentinas que hoy lidian con el difícil equilibrio entre salarios insuficientes y un nivel de vida cada vez más restringido.