“Mamás que buscan”: la campaña que trabaja para vincular a mujeres con sus hijos apropiados irregularmente

La recuperación de recién nacidos apropiados ilegalmente durante la pasada dictadura cívico-militar le dio a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) la experiencia en el trabajo de búsqueda y revinculación de personas que necesitan recuperar su identidad biológica. Sin embargo, en el universo de gente que se acercó a los distintos organismos del Estado u organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Abuelas de Plaza de Mayo, buscando conocer sus orígenes y su historia, pensando que eran hijas e hijos de detenidos-desaparecidos; aparecieron miles de casos de víctimas de apropiaciones irregulares que no están vinculadas al terrorismo de Estado.

Por caso, la CoNaDI ya identificó a 2.000 personas nacidas entre 1975 y 1983 –el período de búsqueda de hijos de víctimas de la represión ilegal-, que no están relacionadas a los delitos de lesa humanidad.

Atendiendo esa necesidad de miles de argentinos que buscan conocer sus orígenes, en el Museo de Antropologías de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la CoNaDi presentó la Campaña Federal por el Derecho a la Identidad Biológica “Mamás que buscan”, que “aborda la problemática de la vulneración del derecho a la Identidad para casos no vinculados a los crímenes de lesa humanidad y orientado a todas las personas nacidas en Argentina que desconocen sus orígenes biológicos sin distinción de su fecha de nacimiento, y a las personas que buscan hijas o hijos nacidos en Argentina y de quienes se vieron separados al nacer”.

La coordinadora nacional de la CoNaDI, Claudia Carlotto le explicó a elDiarioAR que “con las distintas campañas nacionales para recuperar a los hijos de los desaparecidos, miles de personas se acercaron al Programa en busca de conocer sus orígenes biológicos. Allí, aparecieron casos de apropiación, donde hay adultos que anotaron a sus hijos como propios pero no pusieron dinero para que les entreguen el bebé; otros que efectivamente pagaron sumas altísimas a parteras y médicos dedicados al tráfico de recién nacidos”.

La campaña “Mamás que Buscan” se desarrolla en el marco del Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica, que funciona en el ámbito de la CoNaDI y lo dirige la cordobesa María Gracia Iglesias: “Acá en Córdoba, tenemos registradas 536 personas solicitando acompañamiento; de ese total, 418 buscan sus orígenes biológicos y otras 118 buscan sus hijos o hermanos separados al momento de nacer. El objetivo principal de nuestro trabajo es garantizar el Derecho a la Identidad Biológica, conocer la verdad de sus orígenes biológicos y saber cuál fue el destino de esos bebés separados de su familia biológica. Esto que sucede en Córdoba, se replica en todo el país”, señaló la funcionaria.

Claudia Carlotto, en tanto, detalló que “en lo que respecta a la inscripción de los nacimientos de estos niños que buscan su historia, podemos encontrarnos con su manera legal que es la adopción, donde en la mayoría de los casos las personas cuentan con un expediente donde buscar sus datos filiatorios y parte de su historia. Pero además, y es donde apunta la campaña ”Mamás que Buscan“, es a las víctimas de apropiación y/o tráfico de menores, ya que no hay registros, los testigos son olvidadizos y los libros de actas desaparecieron y las actas de nacimiento son falsas”.

Carlotto destacó que “esta campaña que ponemos en marcha en Córdoba, se replicará en todo el país, vamos a convocar a las mamás que buscan a sus hijas o hijos nacidos en Argentina, y de los que fueron separadas al momento de su nacimiento, para que se acerquen a la CoNaDI y registren su caso para impulsar su búsqueda. Llamamos principalmente a las madres, porque en nuestros registros de búsquedas, sólo tenemos 500 mujeres que buscan a sus hijos; mientras el número de personas que necesita saber sus orígenes ronda los 12 mil”.

La coordinadora nacional de la CoNaDI señaló que “vamos a realizar actividades de divulgación en distintas ciudades, grandes y chicas, recibiendo en cada lugar a toda persona que quiera registrar su caso o aportar información para comenzar la búsqueda de sus orígenes biológicos o la de un hijo o hija del cual se haya visto separada en el momento del nacimiento”.

Violencia de género

“Cada caso es una historia de vida. Muchas veces, esas mujeres a las que las despojaron de sus hijos, se sienten victimarias, y en realidad fueron víctimas. Con este programa buscamos un discurso de encuentro, componedor, son víctimas de violencia de género: a ningún hombre le sacaron su bebé, a ningún hombre lo separaron por la fuerza de sus hijos. No es una tarea fácil esta revinculación”, dice Carlotto.

Y agrega: “La mayoría de estas víctimas son jóvenes, pobres y vulnerables, que por el estado de angustia y depresión por lo ocurrido no estuvieron en condiciones de hacer la denuncia. Por eso necesitamos que nos informen, como puedan, lo que les pasó; para poder rastrear los casos. Algunas veces, son imposibles de investigar porque no hay documentación, ni nada que las avale. De los 2.000 casos de niños restituidos entre 1975 y 1983 que no están relacionados a delitos de lesa humanidad, algunas fueron adopciones legales; pero en la mayoría de los casos desaparecieron los libros de parto, incendiados o inundados”. 

Víctimas, no victimarias

Carlotto explicó que “muchas veces, a estas chicas, jóvenes y vulneradas, quienes se apropiaban de sus bebés les mentían que sus hijos habían fallecido; mientras que a los padres necesitados de tener un hijo, les decían que esas madres ‘habían decidido abandonarlos’ o ‘darlos en adopción’. Eran discursos mentirosos, donde las ponían como victimarias, cuando en realidad eran víctimas. En la gran mayoría de los casos, no existen relatos de tal abandono ni siquiera en aquellas que tuvieron que dejar a sus bebés en manos de instituciones estatales destinadas a protegerlos”.

Por su parte, María Gracia Iglesias, que tiene a cargo el Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica, le dijo a elDiarioAR que “muchas veces escuchamos relatos de madres que se animan por primera vez a contar su secreto profundo, resguardado por décadas en sus entrañas. También vemos como las instituciones no están preparadas para recibirlas e incluso a muchas le dijeron que es un delito prescripto o que sus hijos e hijas están mejor donde están y que conocerlas les provocaría mucho sufrimiento. Algo totalmente equivocado si vemos el dolor de las personas que buscan, muchas veces expresado en no poder concluir sus proyectos de vida como terminar la escuela, recibirse de una carrera universitaria y la imposibilidad o dificultad para tener hijos”.

¿Quién soy?

Desde la CoNaDI señalaron que “las personas que buscan sus orígenes biológicos son tan variadas como cada una de las experiencias que han tenido. A algunos les contaron desde niños que no eran hijos de sus padres de crianza, y otros se enteraron debido a la infidencia o confidencia de algún amigo o pariente”. 

Iglesias señaló que “nos encontramos con adultos que no fueron informados acerca de cómo fueron concebidos, que planes tenían para sus vidas, quienes son sus padres, que nombre le habían elegido. Casi en su totalidad fueron criados en el mundo de ‘eso no se habla’. Fueron inscriptos como hijos biológicos propios. Fueron apropiados de sus cuerpos y almas.

Cuando intentan iniciar la búsqueda se meten en una película surrealista, se instalan en los fueros judiciales, recorren consultorios de obstetras y parteras, interrogan a los vecinos de los barrios en los que vivieron durante su infancia sin obtener respuestas contundentes ni pistas posibles para encontrar su verdad. Lo que coincide en todos los relatos es el silencio. Esto trae como consecuencia que miles de personas durante décadas persistan en la búsqueda de sus orígenes“.

GM