ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES ENTREVISTA

Martha Rosenberg: “Lamento que la forma de integración del Encuentro de Mujeres sea la fragmentación”

El año 2003 guarda uno de los hitos del Encuentro Nacional de Mujeres (ENM): el origen de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Ese año, en Rosario tomó impulso el movimiento que casi dos décadas después logró la sanción de la ley. La psicoanalista, médica e integrante fundacional de la Campaña, Martha Rosenberg, estuvo ahí y en casi todos los 33 encuentros restantes. Estuvo en el de 1986, participó como invitada en el primer ENM que se hizo en la Ciudad de Buenos Aires y también en el 2019 en La Plata, el último previo a la pandemia.

Este año no estará en San Luis por razones personales, pero sigue haciéndose preguntas como disparadores que generan material de debate. elDiarioAR habló con ella sobre este recorrido histórico y sobre la actualidad, que muestra por primera vez dos encuentros: Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries, que se hace este fin de semana en San Luis, y el 35º Encuentro Nacional de Mujeres que se realizará en el 19, 20 y 21 de noviembre. “Me resulta lamentable que la forma de integración en este espacio sea la fragmentación, que no se reconozca esta capacidad de los Encuentros de transformación del significante ”mujer“ en algo que es el paraguas de un encuentro”, afirmó.

¿Cuál es la importancia de los Encuentros para lograr la masividad que tiene hoy el movimiento feminista en Argentina? ¿Cómo se logra pasar de 1000 personas en 1986 a 100.000 previstas para este año?

Fue el sostenimiento de esta modalidad que adquirió una vida propia. La actividad fue creciendo en el tiempo, a pesar de todos los conflictos que siempre hubo. Pero se sostuvo como un hecho muy original del movimiento argentino, no creo que en otros lugares del mundo existan espacios de este tipo. La categoría de “Encuentro'' tiene sus limitaciones y su gran amplitud. Permanentemente se fueron sumando cuestiones de proveniencias diversas y se podían discutir como enriquecimiento de los grupos. Eso le dio el desarrollo que tiene, que es un hecho muy significativo. Hasta hace muy poco tiempo, cuatro o cinco años, siempre fue ignorado por la prensa. Había 50.000 o 60.000 mujeres reunidas en alguna capital de una provincia y nunca salía nada en los diarios nacionales. Había despreocupación de que saliera en la prensa. Era importante la participación de personas en su propio nombre porque cada grupo o persona  volvía con la posibilidad de poner en acción las conclusiones en su propio lugar y de acuerdo a las características de su inserción social, geográfica y política. El Encuentro es un gran armador participativo de políticas. Había muchas discusiones porque la Iglesia Católica, después se sumaron las evangélicas, siempre participaba con un gran intento de reclutamiento y de imposición de sus ideas. Los talleres eran totalmente abiertos y eso se discutía.

¿De qué manera participaban las iglesias?

En muchos lugares, las curias locales preparaban previamente a mujeres para participar en el Encuentro. Ellas iban con propuestas, han habido grescas. En Rosario de 2003, donde se decidió por primera vez que hubiera talleres de estrategia par el derecho al aborto y no solo de anticoncepción, las mujeres adiestradas en los obispados locales iban a obstruir. Nos mandaban escribanos. Las iglesias participaron siempre, pero de distintas maneras. En los últimos encuentros perdieron mucha fuerza, aunque están siempre. 

Las mujeres adiestradas en los obispados locales iban a obstruir a los encuentros. Han habido grescas."

Un ENM muy recordado es el de 2003, cuando nace la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito. ¿Cómo se gestó?

El tema del aborto no nació en el Encuentro, pero nació de la movilización. Primero como un planteo feminista, un eje muy importante de las reinvindicaciones. Venía del 90, nació como movimiento en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en San Bernardo, en Buenos Aires, en el que se resolvió instituir el 28 de septiembre como el Día por la Despenalización y Legalización del Aborto. De ahí surgió la campaña, pero ya había grupos que luchaban. La forma de organización en campañas regionales y nacionales surge de encuentros colectivos. Grupos aislados hay desde que el feminismo existe. Es un movimiento que lleva décadas, lo que ocurre en Rosario es que fue creciendo permanentemente. Tiene rasgos nuevos, pero una larga historia.

¿Cómo fue su participación a la largo de los años?

Estuve en casi todos y este año hay un tema que es un parteaguas: va a haber dos encuentros. El cambio de nombre del Encuentro se realizó de manera muy poco clara. Durante toda la historia, las conclusiones se presentaban y se aprobaban en la asamblea final y las formas de decisión quedaban plasmadas en el uso que cada grupo llevaba a la práctica. Las formas de tomar decisiones sobre el Encuentro ha sido siempre la discusión en los talleres, que después se ponía a consideración de la asamblea final y se toma con esa forma de democracia abierta y participativa e inclusiva. Yo no he visto ese proceso.

Siempre hubo conflictos desde que el ENM se transformó en un escenario político muy importante y fue adoptado por los grupos políticos partidarios. Siempre hubo intentos de cambiar sus características. La Comisión arma y organiza, pero no puede imponer cambios políticos. Durante muchos años, el Partido Comunista Revolucionario (PCR) tenía en su programática política como un objetivo importante y, casi único, la organización de los ENM y lo hizo de tal manera que se produjo este desarrollo numérico, territorial y político tan importante. Mantuvieron una apertura política que llevó a que los encuentros tuvieran este nivel de amplitud. Conflictos hubo siempre, los partidos de la izquierda siempre quisieron cambiar las formas de funcionamiento y que saliera un plan de lucha orgánico y no la forma de interpretación en cada lugar de las interpretaciones.

Otro de los puntos de quiebre tiene que ver con la inclusión de “Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries”en el nombre del Encuentro, ¿Qué opina?

En cuanto a las identidades sexogenéricas organizadas, la cuestión fue creciendo con la organización de esos grupos como organizaciones políticas. Las lesbianas de entrada tenían talleres numerosísimos, eran organizadoras. Las travestis tuvieron más dificultad para entrar como grupo, pero yo a Lohana Berkins la recuerdo desde los primeros. Ellas tuvieron que dar su pelea para ser aceptadas como grupo genérico. La cuestión como reivindicación política del cambio de nombre se produce como efecto del desarrollo político y organizado de las identidades LGTTBI+, son una expresión política de la disputa de campos de acumulación política. Respecto de este cambio, tengo mis preguntas, mis dudas y mi sentimiento de cierto conflicto que adquieren fuerza en función de la organización de sus identidades y de la política de identidades. La política de “Encuentro” es una política de encuentro de diversidades, no hay encuentro si va una predominante expresión de diversidad, tanto territorial, racial, étnica o sexogenérica. Encuentro de Mujeres es una marca muy importante de cómo se van organizando las políticas de las identidades en la historia a partir de tomar como propios los métodos y los principios del feminismo. Me resulta lamentable que la forma de integración en este espacio sea la fragmentación, que no se reconozca esta capacidad de los ENM de transformación del significante “mujer” en algo que es el paraguas de un encuentro, porque puede haber otros encuentros de otras identidades. Es muy complejo.

¿Por qué?

En los ENM se gestan políticas nacionales muy importantes que llegan al momento actual que el movimiento feminista tiene una masividad no alcanzada nunca antes. Las políticas de las identidades tienen el riesgo de fragmentar. Lo mismo que las políticas de las identidades étnicas. También tienen ese riesgo de poner en acto los componentes de enorme diversidad que tiene un evento nacional, que siempre lo tuvo. Hay que cuidar mucho que los encuentros puedan conservar ese carácter de proyecto de unión y no de fragmentación. En mi militancia he trabajado para conseguir la condición de ciudadanía. Me produce un interrogante muy importante el efecto de la resignificación que se hace del concepto de “Nacional”. No soy nacionalista, nunca lo fui, pero siempre luché porque la condición de “ciudadano nacional”  incluyera a todas diversidades. En la práctica, efectivamente la política y el régimen capitalista y colonialista y patriarcal crea enormes diferencias e injusticias sociales, pero el objetivo es crear una ciudadanía universal. Entonces me pregunto si esta nueva forma de imponer la enumeración de identidades y de ciudadanías contribuye a crear este tipo de ciudadanía universal que para mi es un principio de acción muy importante. 

Me pregunto si esta nueva forma de imponer la enumeración de identidades y de ciudadanías contribuye a crear este tipo de ciudadanía universal que para mi es un principio de acción muy importante"

¿Cómo ve el futuro de este movimiento feminista en Argentina?

Con una enorme sorpresa por el efecto del desarrollo que tuvo la lucha por el aborto en Argentina y en los movimientos regionales que estaban muy detenidos o derrotados. Eso fue una especie de resurgimiento y valida nuestra forma de organizar y militar el derecho al aborto que siempre ha sido en las calles. Pero “las calles” no solo abarca las calles, porque por mucho tiempo fuimos muy pocas, también implica los lugares en donde se construye género, se transmite cultura, se educa y se defiende el derecho a la salud y la vida de las mujeres y a la libertad y autonomía de sus decisiones reproductivas.

CDB/MG