Miles de meteoritos se hundirán en la Antártida por el calentamiento global

Antonio Martínez Ron

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Los millones de kilómetros cuadrados de nieve y hielo de la Antártida son la trampa perfecta para meteoritos. Al caer sobre la superficie blanca, estas rocas oscuras son mucho más fáciles de reconocer y localizar para los científicos aquí que en cualquier otro rincón del planeta. De hecho, más del 60% de los meteoritos de las colecciones actuales se han recogido en este lugar y se calcula que aún quedan por recolectar entre 300.000 y 850.000 objetos procedentes del espacio en la capa de hielo. 

Ahora, según un nuevo trabajo, el cambio climático amenaza esta reserva de material extraterrestre, ya que miles de meteoritos se están hundiendo en el hielo, lo que los dejará fuera del alcance de los investigadores.

En un artículo publicado este lunes en la revista Nature Climate Change, el equipo de Veronica Tollenaar y Harry Zekollari ha utilizado una combinación de aprendizaje automático que estima la distribución de meteoritos en la Antártida con simulaciones de modelos regionales de cambio climático para proyectar lo que sucederá en diferentes escenarios de calentamiento. Según sus resultados, en las próximas décadas se podrían perder unos 5.000 meteoritos cada año, independientemente de lo que estemos emitiendo a la atmósfera. 

Como piedras calientes

El principal problema, argumentan los autores del estudio, es que estos objetos son oscuros y absorben la radiación solar, por lo que, incluso cuando las temperaturas están muy por debajo de cero, se calientan y derriten el hielo que tienen por debajo. “El mecanismo detrás de esto es que los meteoritos, con su corteza oscura, absorben calor del sol y calientan el hielo circundante, lo que eventualmente puede provocar un derretimiento del hielo y un aparente hundimiento de los meteoritos en la capa de hielo”, explica Zekollari a elDiario.es.

Los meteoritos proporcionan grandes muestras de material procedente del espacio sin la necesidad de costosas misiones de recolección, por lo que los autores concluyen que se necesitan esfuerzos concertados para recolectar estos meteoritos en la Antártida antes de que se pierdan como resultado del cambio climático. 

Curiosamente, en este lugar del mundo el aumento de temperatura está llevando a la pérdida de material, mientras que en zonas como los glaciares alpinos el deshielo está sacando a la luz material arqueológico. “En los Alpes, el flujo de hielo puede devolver a la superficie material antiguo, un fenómeno que puede intensificarse debido a la pérdida de glaciares”, explica Tollenaar. “Aquí la situación es bastante diferente”.

En los Alpes, el flujo de hielo puede devolver a la superficie material antiguo. Aquí la situación es bastante diferente

En resumen, asegura el coautor del trabajo, los meteoritos normalmente llegan a la superficie de la Antártida en zonas de hielo azul debido al flujo de hielo que se dirige hacia la superficie. “Lo que vemos y cuantificamos ahora es una especie de carrera entre el flujo de hielo que trae material a la superficie y el posible derretimiento local debajo y/o alrededor de los meteoritos que los hace caer. Si predomina este último, perdemos los meteoritos de la superficie de la capa de hielo y, por tanto, de la vista”.

Las simulaciones muestran que con las políticas actuales, que pueden dar lugar a un calentamiento de 2,6 a 2,7 °C por encima de los niveles preindustriales, entre el 28 y el 30% de los meteoritos de la Antártida podrían volverse inaccesibles. Esta cifra aumentaría hasta un 76% en un escenario de altas emisiones. El trabajo también muestra que algunas regiones, como Grove Mountains y Enderby Land en la Antártida Oriental, experimentan una pérdida particularmente fuerte de meteoritos, potencialmente hasta el 50% en áreas densas de recolección de meteoritos.

Pero esto no significa que no haya nada que hacer. “Si podemos limitar el calentamiento global, todavía podemos salvar muchos meteoritos”, señala Zekollari. “Sin embargo, en un caso malo (altas emisiones con temperaturas muy altas a finales de siglo) se estima que perdemos el 75%. Mostramos la fuerte dependencia de las temperaturas futuras, lo que implica que cada décima de grado de calentamiento es importante para estos preciosos archivos de nuestro sistema solar”.

Si podemos limitar el calentamiento global, todavía podemos salvar muchos meteoritos. Cada décima de grado es importante para estos preciosos archivos de nuestro sistema solar

Escenarios “aterradores”

Josep María Trigo, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE, CSIC-IEEC), recuerda que el interés de los meteoritos antárticos es enorme y su equipo lleva casi 20 años trabajando con ellos. “En la Antártida se encuentran meteoritos un orden de magnitud más pequeños que en otros lugares”, explica a elDiario.es. “Eso hace que tengamos acceso a muestras que representan cuerpos que difícilmente se recuperan en otros lugares”. Es por esto que los modelos de cambio climático le parecen “particularmente aterradores”. “Las vastas extensiones de la Antártida se perderán en pocas décadas por lo que los meteoritos que albergan no podrán ser recuperados de manera tan eficiente y sistemática como lo han hecho las campañas polares del ANSMET (Antarctic Search for Meteorites)”, resume Trigo.

Las vastas extensiones de la Antártida se perderán en pocas décadas por lo que los meteoritos que albergan no podrán ser recuperados de manera tan eficiente y sistemática

Sergi González Herrero, científico en el Instituto para el estudio de la nieve y las avalanchas en Davos, Suiza, que ha trabajado en la Antártida como miembro del grupo de expertos de EU-POLARNET, cree que el artículo puede empujar a extensas campañas de recuperación de meteoritos y recuerda que una buena oportunidad puede ser en el próximo año internacional polar que se espera a principios de la década de 2030 y ya se está empezando a preparar.

“Creo que uno de los principales componentes de la desaparición de los meteoritos también será el incremento de la nieve que puede acabar enterrándolos, cosa que el estudio no considera principalmente, aunque reconocen que su efecto puede ser importante”, asegura. “Y me parece un ejemplo más de cómo el cambio climático pone en peligro la ciencia del futuro, como está sucediendo en el caso de la desaparición de las cuevas de hielo en el Pirineo, o los glaciares en Kilimanjaro que contienen testigos del clima pasado que van a desaparecer”.