Un arranque cortito y prestado esta vez: por varias vías y motivos que no vienen al caso, algunas personas que quiero mucho compartieron conmigo el poema que les dejo por acá enseguida. Formó parte de una entrega del newsletter El poema de hoy, del escritor y traductor argentino Ezequiel Zaidenwerg (una idea sencilla y preciosa, divina justamente en su simpleza: todos los días envía por correo un poema que él mismo selecciona y traduce, se pueden suscribir por acá).
Viendo qué hacemos entre piedras y pájaros, ahí andamos (ya vendrán nuevos comienzos, prometo). Mientras tanto, se quedan con una nueva edición de Mil lianas.
1. Lecturas de verano por dos. Con la intención de recuperar publicaciones de 2024 que no llegaron a tener la cobertura que merecían o, simplemente, para proponer opciones notables a quienes estén buscando lecturas por estos días, armé durante todo enero una selección de libros que lleva el no muy original título Lecturas de verano. En la tercera entrega reuní textos, que en estilos y épocas distintas, se enfocan en los vínculos y en la memoria desde la crónica personal, el cuento y el ensayo pop. La leen por acá.
En la cuarta y última, los libros elegidos son en realidad grandes rescates literarios que durante el año pasado hicieron distintas editoriales, con textos de los argentinos Leopoldo Brizuela, Alejandra Pizarnik y Roberto Arlt. Atención que dos de ellos pueden descargarse de manera legal y gratuita. Pueden saber más por acá.
La tercera entrega de Lecturas de verano se puede leer en este enlace. Y la cuarta, por acá.
1 y ½ Los sorias, de Alberto Laiseca. Ya que hablábamos de rescates, a finales de diciembre se conoció una noticia buenísima: Barrett, una editorial independiente de España que distribuye también sus libros en Argentina, recuperó y reeditó Los sorias, de Alberto Laiseca. Una novela mítica, voluminosa, impactante, que al autor le llevó diez años escribir y que había dejado de circular en las librerías argentinas.
Editada en un solo volumen, tal como era la voluntad de Laiseca, esta nueva edición del libro viene con el prólogo original que escribió Ricardo Piglia en 1998. Entre otras observaciones, Piglia sostiene en ese texto que Los sorias es “la mejor novela que se ha escrito en la Argentina desde Los siete locos”.
“Los sorias pertenece a la estirpe de los libros que circulan de mano en mano, como una carta privada destinada a todo el mundo (...). Son incontables los lectores que no han leído Los sorias y esa multitud de lectores futuros garantiza la persistencia de este libro; esta novela va hacia ella y su movimiento es lentísimo (diez años para escribirla, veinte años para editarla, treinta años para convertirse en un clásico) porque es el ritmo de la literatura, lo contrario de la fugacidad de los best sellers que entran y salen de la escena una vez por semana. No le sobran lectores, pero los que le faltan son tantos que tiene asegurada una lectura interminable”, señala Piglia.
La nueva edición de Los sorias, de Alberto Laiseca, salió por el sello editorial Barrett.
2. Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Rosselli. En un terreno opaco, encantadoramente turbio. Allí se mueve Maribel Felpeto, la narradora de esta historia. También su madre Alejandra y un grupo de personas que trabaja para ellas o se dedica al mismo rubro: el negocio de la quiniela clandestina en el sur del conurbano bonaerense. Los días parecen calcados, con mecanismos más o menos repetidos (hay personas encargadas de “levantar” las apuestas por el barrio, otras de trasladar dinero, otras de cargar los datos a un sistema digital bastante rústico, la mayoría, hacia el final de la jornada, de fijarse los números que salieron sorteados y saber si se ganó o se perdió dinero), pero algo en el último tiempo parece estar modificándose. Es que se habla de posibles allanamientos, de cambios en la estructura policial, de nuevos interesados en entrar en una actividad ilegal y vertiginosa.
El gran hallazgo de la película Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, del cineasta argentino Hernán Rosselli, es la singular manera que encontró el director para contar una historia que oscila entre lo policial y lo familiar mediante una combinación extraordinaria de registros. Por un lado, decidió usar imágenes reales de un archivo increíble (una serie de videos caseros que le sirven para reponer el contexto íntimo de las protagonistas: las dos mujeres y Hugo, el patriarca, que murió misteriosamente y les legó el negocio). En esa zona de la película, que se aproxima al cine documental, hay imágenes ochentosas magnéticas de fiestas, de fulgores pasados, de viajes. Pero también está la otra, la del presente de la historia, con el registro ficcional que muestra el día a día de las apuestas y ese ambiente que se va volviendo cada vez más inquietante. Allí se suman capas de texturas: las cámaras de seguridad donde se mueven las Felpeto, el hiperrealismo, el seguimiento palmo a palmo de los movimientos de todos.
Es a partir de una superposición magistral, de una manera siempre sorprendente de brindar información para ir armando el rompecabezas del relato, de un juego narrativo en el que cada escena pareciera mostrar y al mismo tiempo ocultar otra cosa, que la película plantea un universo fascinante donde nada es obvio. Un lugar inasible donde la sensación de carta robada acecha (¿estaremos frente a algo que, de tan cercano, no podemos dilucidar?), donde lo que se ve podría no ser lo que parece. Donde late algo viejo, algo nuevo, algo prestado como el dinero, la idea de familia o el mejor cine.
Después de pasar por el festival de Cannes en 2024 y agotar las localidades durante todas las funciones de diciembre y enero, la película de Rosselli seguirá en cartel todos los sábados de febrero en el auditorio del Malba.
La película Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Rosselli, se puede ver en el Malba. Más información sobre horarios y funciones, en este enlace.
3. The Pitt. The Pitt –algo así como un pozo, un lugar bajo, una fosa– es el nombre despectivo que le pusieron los propios empleados al hospital estadounidense en el que trabajan. Se trata de un centro de salud que recibe todo el tiempo personas con emergencias de lo más diversas ubicado en Pittsburgh, Pensilvania. The Pitt es una serie recientemente estrenada por Max que acude al clásico género del drama médico para contar el vértigo que viven tanto los pacientes como los trabajadores en cualquier hospital con falta de recursos.
Clásica, sencilla y atrapante a la vez, la serie tiene como protagonista a Michael Robby Robinavitch (encarnado por Noah Wyle, quien hace varios años también participó de otro enorme referente del género, ER Emergencias), un experimentado médico que tiene a su cargo el sector que recibe pacientes en estado grave o con cuadros extraños que debe dilucidar. Al frente de un grupo que incluye otros colegas, enfermeros, asistentes sociales y pasantes que aspiran a ser médicos en el futuro, se cruzan así las intrigas personales, los amores, los secretos del protagonista, con los dramas de quienes llegan a la guardia en busca de soluciones. Entre los asuntos que los médicos deben resolver con solvencia, pese a la escasez de dinero en la institución, hay consumos problemáticos, problemas de salud mental y familias arrasadas por la pobreza.
Algo que distingue a The Pitt de otros programas del rubro es su ritmo: cada episodio cuenta en tiempo real, como hacía la serie 24, una hora del turno de los protagonistas. La temporada, que tiene 15 capítulos, reflejará así las quince horas de trabajo de corrido que tienen que hacer los empleados de The Pitt. Por los tiempos que narra, además, otra característica particular de la serie es que refleja con crudeza las consecuencias y las heridas que dejó la pandemia de Covid 19.
La serie The Pitt está disponible en la plataforma Max. Cada jueves se estrena un nuevo capítulo.
Apostilla. Como les conté por acá hace poco, era una de las series más esperadas de los últimos tiempos. Por suerte, ya se confirmó su fecha de estreno: a partir del 30 de abril llegará a la pantalla de Netflix El Eternauta, la versión audiovisual de la icónica historieta argentina de ciencia ficción creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López.
La serie, tal como ocurre en la historia original, se centra en Juan Salvo y un grupo de sobrevivientes que luchan contra una amenaza alienígena tras una nevada mortal. Está narrada en seis episodios, con dirección de Bruno Stagnaro y un elenco que incluye a Ricardo Darín, Carla Peterson, César Troncoso, Andrea Pietra y Marcelo Subiotto, entre otros.
Banda sonora. “Algunas de estas canciones denuncian la opresión y exigen justicia, otras son plegarias por un cambio positivo; algunas te agarran por los hombros y te gritan en la cara, otras son intentos personales e íntimos de plasmar sutilmente la naturaleza contradictoria de la lucha política y el cambio desde adentro. Muchas de nuestras selecciones son productos específicos de tradiciones políticas de izquierda (como la versión de Pete Seeger de We Shall Overcome), pero muchas otras son éxitos que deslizaron mensajes urgentes en el mercado pop (como el bop New Wave anti guerra nuclear de Nena, 99 Luftballons). Esta es probablemente la única lista de Rolling Stone que presente a Phil Ochs, Dead Kennedys y Beyoncé uno al lado del otro, pero cada uno de esos artistas es un participante vital en la larga historia de músicos que usan sus voces para exigir un mundo mejor”, señaló la edición estadounidense de la revista Rolling Stone esta semana y publicó una selección con las que consideran las mejores cien canciones de protesta de la historia. Una curiosidad: entre las elegidas está Los dinosaurios, de Charly García. Si tienen ganas de saber más, la lista completa se puede escuchar por acá. De ahí trafiqué algunas canciones para la banda sonora de Mil lianas (sí, esa que se actualiza todos los viernes y siempre escuchan por acá). Así que se suman a nuestra lista canciones de Kendrick Lamar, The Clash, Joni Mitchell, The Temptations, Beyoncé y varios más.
Ya que estamos en la zona musical: después de pasar por los cines y otras plataformas, vi por estos días que está en el menú de Netflix Moonage Daydream, el documental que Brett Morgen armó con archivos increíbles de David Bowie. El director buceó, con el aval de los herederos del artista, por miles y miles de horas de imágenes del músico en recitales, entrevistas y todo tipo de presentaciones en vivo. Es hermoso y súper conmovedor, si se lo cruzan no se lo pierdan.
Posdata. El sábado nos vemos por acá.
¡Hasta la próxima!
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