El monstruo de la cama, series de febrero

7 de febrero de 2025 06:50 h

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Uno. Cinco discípulos de Alberto Laiseca decidieron escribir un retrato íntimo del escritor. El libro salió por estos días con el título Laiseca, el Maestro (Random House, 2025). Lo firman bajo el nombre de Chanchín, que era el apodo que él usaba indistintamente con varios de los asistentes a sus míticos talleres. Lo que más me interesó del gesto de intentar armar esta biografía coral, sobre todo tratándose alguien un poco caótico, es que en varios momentos los autores se detienen en una imagen que, al parecer, acompañó a Laiseca desde chico y él revisitó en distintas versiones con sus ocasionales interlocutores, alumnos, amigos (dar cuenta de los días de alguien, conocido o no, en este planeta se parece bastante a ir siguiendo las huellas de determinadas insistencias; una vida es, ante todo, una caja de resonancia). La imagen es la del monstruo que vivía debajo de la cama de su infancia. “Siento que la vida se me resume toda en un punto. Puedo verla como un todo; el pasado está acá. El futuro no lo conozco, pero sí el pasado y el presente. Todos los días vuelvo a ser chico”, dice Laiseca en el libro.

Dos. Siempre que puede, se esconde, se apaga, insiste en hacerse invisible (de hecho en las primeras escenas de la película la vemos ocultarse debajo de su cama; arriba, mientras, se seca el colchón que mojó durante la noche). Cáit tiene nueve años, es una de las muchísimas hijas de un matrimonio pobre y un poco desafectado que vive en el campo. Entre tantos hijos y tanto ruido, Cáit prefiere mirar, prefiere callar, prefiere el silencio. Le gusta correr, también, un movimiento que para ella es otra manera de esfumarse, apagar el mundo que no entiende, no estar. Otra insistencia. El director, en este caso, va detrás de una resonancia muda pero elocuente: todo lo que la protagonista no puede decir. La película se llama La niña callada (The Quiet Girl), es una especie de memoir fragmentaria de infancia, está basada en un relato breve de Claire Keegan y es de lo más hermoso que vi en Mubi por estos días. Hay un trabajo con la imagen que pareciera ir por el lado de cierto pintoresquismo –la naturaleza, lo campestre, la ropa, el sol que encandila, la mirada glacial de la protagonista–, pero que al mismo tiempo se tuerce y se desmarca para no convertirse en un objeto meramente decorativo. Me gusta esa decisión porque le da a la película la atmósfera y los colores insistentes de un recuerdo prestado, de un sueño conocido pero incomprensible, de esas escenas que, ficcionales o no, vuelven a nosotros con regularidad.

Tres. Otra vida, en este caso, narrada por ella misma. La de Beatriz Sarlo. Por estas horas leo su autobiografía. Se llama No entender (Siglo XXI Editores, 2025). Por supuesto que la autora recrea varias escenas de su infancia (algunas son realmente cómicas o están contadas entre la gracia y el espanto, con muchísima lucidez), todas ellas permanecen anudadas a eso que Sarlo llama no entender. Una bisectriz, una pulsión que la acompaña desde chica, un regreso insoslayable. Una manera de leer, también, todo eso que es memoria. Aunque retorne como fragmentos incomprensibles, si es intenso, un recuerdo es un destino”, apunta Sarlo y más adelante, con la flecha, como siempre, mirando hacia el futuro, dirá: “La cuestión es asaltar el recuerdo y no permitir que el recuerdo nos asalte”.

Cuatro. Un recuerdo de Laiseca, que también se detiene bastante en no entender: “Papá también me había prohibido leer a Edgar Allan Poe, de modo que lo frecuenté a escondidas. Los primeros cuentos que conocí de este autor fueron El caso del señor Valdemar, El barril de amontillado y El gato negro. Confieso que no me asustaron, pero en este último la crueldad del personaje para con sus mascotas y particularmente para con el gato me hizo llorar. ¿Cómo podía ser tan cruel al pedo? Pero mi horror más espantoso era el monstruo que vivía debajo de la cama. No podía imaginarle forma alguna. No tenía dientes afilados, ni babas, ni tentáculos. Era in abstractum”. Muchos años y muchas vidas después, una misión de Laiseca adulto a una de sus alumnas: “Sí, querida, te paso la consigna, escuchá: el monstruo que vivía debajo de la cama. Vos sabés que de chicos todos teníamos un monstruo debajo de la cama, te debés acordar. Bueno, por ahí es la vaina”.

Cinco.La mer, la mer, toujours recommencée. El verso de Paul Valéry es sencillo como un lugar común; sin embargo, queda en el recuerdo porque su sentido es al mismo tiempo evidente y nuevo. No designa el mar que se repite, sino el mar que se renueva. La diferencia entre repetición y nuevo comienzo produce un impacto discreto y leve. Valéry habla sobre la esencia de lo repetido que es nuevo comienzo, no copia exacta de lo anterior. El mar posee esa cualidad de repetirse cambiando; es decir, una virtud plenamente reconocida y habitada por la contradicción. De esa misteriosa cualidad, casi incomprensible, habla la imagen. Su potencia visual es palmaria, un lugar común. No entender es desconfiar de ese primer sentido y, por lo tanto, estar dispuesto a continuar la exploración (...). Algo en el mundo (Valéry elige el mar) tiene la potencia dinámica de volver a empezar, lo que no quiere decir repetirse. Es un mar que recomienza y, por supuesto, le resultaría difícil ser igual al anterior. Valéry escapa a la monotonía al proyectarse hacia un desenlace desconocido”, escribe Beatriz Sarlo. Se refiere a un poema célebre que tiene como título El cementerio marino. ¿Y si hablara de la memoria, la infancia, el pasado o cualquiera de los monstruos que viven, persistentes, abajo de nuestras camas?

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1. Los libros de febrero. Después de la tradicional pausa de enero, mes en el que las editoriales argentinas no publican novedades, para febrero tanto los sellos locales como aquellos internacionales que editan sus títulos en el país anunciaron la salida de novelas, libros de cuentos, ensayos, memorias, investigaciones y crónicas que llegarán a las librerías locales por estas horas. Entre otros, esta vez será el turno de autores y autoras como Antonio Di Benedetto, María Teresa Andruetto, Sigrid Nunez, Diego Angelino, Mariano Quirós, María Luque y Horacio Convertini, entre otros. Dos que, como habrán notado arriba, me tienen especialmente capturada estos días: No entender, la autobiografía de Beatriz Sarlo y Laiseca, el Maestro. Sobre todos estos libros y algunos más pueden leer por acá una especie de repaso que armé.

La guía con los libros destacados de febrero se puede leer en este enlace.

2. Series y películas. Febrero trae varias novedades prometedoras en el universo de las plataformas de streaming. Una de las mayores apuestas, sin dudas, es la miniserie Día cero, un thriller político que tiene como protagonista a Robert De Niro y aterrizará en Netflix a partir del 20 de este mes. Por mi parte, ya anoté eso y también tengo muchas ganas de ver la nueva temporada de The White Lotus, por Max, que una vez más tendrá lugar en un hotel de lujo, aunque con locaciones y elenco renovados.

Pero hay mucho más. Por acá armé una suerte de guía con plataformas, fechas y avances de algunas de las series y películas que se estrenan a lo largo de este mes.

El repaso con películas y series destacadas que llegan al streaming durante febrero se puede leer por acá.

3. Los Dardenne y Leopoldo Torre Nilsson. Una vez más, Lumiton, mi plataforma favorita de cine en formato hogareño, ofrece una selección preciosa de películas que se pueden ver online y de manera gratuita desde Argentina (en estas épocas de vacas flacas, el gesto se agradece todavía más). Por un lado, armaron un ciclo dedicado a los hermanos belgas Jean- Pierre y Luc Dardenne. Hasta el 3 de marzo, se podrán ver las películas La promesa, El chico de la bicicleta, Rosetta (subrayo esta especialmente para quienes se metan por primera vez en el universo de estos cineastas), Dos días, una noche y La chica desconocida.

“Con una narrativa simple pero poderosa, sus films exploran la sensibilidad humana y la realidad social, centrándose en los dilemas morales que enfrentan los personajes. Sus relatos, contados de forma realista, revelan la lucha de personajes vulnerables en un mundo implacable. Un cine que conmueve y despierta conciencias”, señalan los organizadores del ciclo.

En simultáneo, Lumiton también ofrece un ciclo dedicado al argentino Leopoldo Torre Nilsson (me pongo de pie), para continuar con los homenajes que comenzaron en 2024 por el centenario de su nacimiento. “Algunas de las películas han sido especialmente retocadas para este ciclo por el Archivo Lumiton, en un proceso que implicó la digitalización a partir de copias en cinta magnética y su posterior lifting digital de imágen y sonido”, detallan los programadores. Están disponibles hasta el 3 de marzo las películas La mano en la trampa, Martín Fierro, Los siete locos, El pibe cabeza, El santo de la espada, Boquitas pintadas, La terraza y La maffia.

El ciclo online y gratuito con películas de los hermanos Dardenne se puede ver por acá. Y, en este enlace, las películas de Leopoldo Torre Nilsson.

Apostilla. Como la mencioné arriba, dejo unos apuntes por acá. La niña callada (The Quiet Girl en inglés; An Cailín Ciúin, en gaélico, que es el idioma en el que está casi todo el tiempo hablada) es la ópera prima del cineasta irlandés Colm Bairéad. Ambientada en una zona rural de Irlanda a comienzos de la década del ‘80 y basada en Foster, una nouvelle de la escritora Claire Keegan, tiene como protagonista a Cáit (Catherine Clinch, excelente en su rol), una niña de nueve años, integrante de una familia numerosa y pobre, que es enviada a pasar una temporada con unos parientes cuando su madre vuelve a quedar embarazada.

Callada pero para nada distante de lo que pasa a su alrededor, Càit percibe en silencio la violencia de su entorno, los secretos que rodean a su familia y las dificultades que tienen los adultos con sus propias vidas. Contada desde su mirada infantil, perfecta en los colores y en los detalles, la película propone una historia pequeña y encantadora. Un relato que en su minimalismo condensa magistralmente los vestigios que dejan las pérdidas, la melancolía ineludible que viene adherida a algunos hitos vitales (ser testigos, hacer fuerza por atesorar y al mismo tiempo saber que algunos momentos luminosos están destinados a ser pasado) y esa materia tan insistente como difusa que anuda siempre los vínculos familiares.

La película La niña callada está disponible en Mubi.

Banda sonora. Hace unos días se estrenó Un completo desconocido, la película en la que Timothée Chalamet encarna a Bob Dylan en algunos momentos importantes de su vida. Salí del cine sorprendida –para bien– por la sobriedad con la que está contada, porque las escenas se van encadenando sin explicaciones ni subrayados sobre el comportamiento del músico y, claro, por su banda sonora.

Elegí algunas canciones de ahí (las versiones de los temas de Dylan y otros músicos de la época las hacen el mismísimo Chalamet y otros integrantes del elenco) y también busqué las originales. Así que esta semana entran a nuestra lista compartida el propio Dylan, Joan Baez, Pete Seeger y Johnny Cash. Se escucha, como siempre, por acá.

Bonus track. Algo para quienes estén por estos días en Buenos Aires y alrededores. Arriba hablamos de Lumiton y justamente ese lugar está llevando adelante un ciclo de cine gratuito en homenaje a David Lynch. “Este ciclo permite explorar el universo narrativo característico de Lynch, lleno de giros inesperados, personajes excéntricos y atmósferas oníricas. Incluye desde sus obras maestras como Cabeza Borradora y El Hombre Elefante, hasta sus éxitos comerciales como Terciopelo Azul y Corazón Salvaje. También cuenta con algunas de sus películas más experimentales como Carretera Perdida y Mulholland Drive, que demuestran su continua búsqueda artística”, informaron los organizadores. Las películas se podrán ver de manera gratuita hasta el 20 de febrero en el Cine York, Juan Bautista Alberdi 895, Olivos. Más información sobre los horarios y las proyecciones, en este enlace. Las entradas son gratuitas, se entregan por orden de llegada.

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