Noches de pesadillas por acá (y no digo más, por ahora). Como quien intenta sacarse de encima una borrachera tomando un poco de cerveza, vi que subieron a HBO Max una de las películas que más me aterran y, en lugar de esquivarla o darle play a otro capítulo de La Niñera (desde que sacaron de Amazon Prime Mad About You, mi único refugio de “algo de 20 minutos que me saque del presente y me lleve a otro lugar menos enrulado por un rato” es ese), decidí volver a verla. Se trata de Duel (la traducción local es Reto a muerte), la primera película de Steven Spielberg. Un telefilm de 1971 con una premisa simple y espeluznante; una obra maestra. Un hombre de lo más común, que tiene un trabajo de lo más común y una familia de lo más común sale de la ciudad a la ruta un día de lo más común con su auto común –un Valiant rojo– para reunirse con alguien por algún tipo de negocio. Una reunión que se supone importante, pero no más que eso.
Al principio vemos lo que este conductor ve desde el volante: la ciudad se va desvaneciendo hasta que aparecen la ruta y un paisaje polvoriento. Por fin, con un juego magistral de espejos que Spielberg va a sostener a lo largo de 70 y pico de minutos, le ponemos cara al protagonista. De fondo, un programa de radio de lo más trivial, también. Ya en las afueras, con el sol brillante y el camino que se va poniendo cada vez más desértico, el hombre acelera en medio de la nada (una nada sospechosa, pero también agradable). Hasta que en un momento se topa con un camión gigante, viejo y oxidado que echa humo desde una chimenea medio estrambótica que le sale de arriba de la cabina. El Valiant pasa al camión para sacárselo de encima. A partir de esa maniobra –de lo más común, también– empieza un tipo de zozobra que se va ir convirtiendo, a medida que avanza la película, en el terror más llano y demencial.
Es que el conductor del camión –al que Spielberg nunca muestra del todo: apenas esboza unos planos de su brazo y un par de botas marrones que lleva puestas– empieza a perseguir al del Valiant, a acelerar, a taparle el camino, a intentar pisarlo o destruirlo. Sin entender bien por qué, el conductor del Valiant pasa por todos los estados: se enfurece, se envalentona, quiere buscar a la policía, intenta encontrarle una explicación a este hostigamiento, teme por su vida, quiere escapar, se resigna. Casi no hay diálogos y la película se juega en esa coreografía angustiante, en un reto mudo y terrorífico. (Spielberg contó muchos después que él quitó mucho texto del guión, pese a la insistencia de los productores que querían que el protagonista hablara un poco más).
“Cuando algún asunto me habla, no me pregunto cuándo fue que me empezó a decir algo. Simplemente lo acepto como algo que encaja, que siento familiar de alguna manera y que tengo que expulsar de mi sistema. Puedo rastrear sus orígenes en el patio de la escuela, pero lo hago muchos años después, cuando doy una entrevista. Las entrevistas son como terapia para los cineastas que nunca fuimos al analista. Entonces, muchos años después, cuando vuelvo a Duel (...) veo que algunas de esas primeras películas eran sobre mi miedo a ir a la escuela porque había chicos más grandes que podían llegar a perseguirme y arruinarme la vida”, contó Spielberg en una entrevista y también en un documental donde repasa su trabajo (también está disponible en HBO Max, se llama simplemente Spielberg). “El camión es el bully, el auto soy yo”, sintetizó después con una contundencia que no aparece en una película donde casi no hay palabras. Y no porque no existan o no se puedan esbozar, sino porque están en fuga, en ese movimiento que parece infinito, en esa ruta interminable. Duel muestra todo el tiempo que es imposible encontrar una forma de contener todo eso que asusta (el miedo es deforme, el miedo es un camión insólito con el cartel que dice “inflamable” atrás que aparece en la ruta y de un momento a otro acecha sin decir nada, el miedo es un gran agujero). Y que, a la vez, no queda mucha opción más que vivir intentándolo, como el conductor del Valiant rojo: a veces con el pie en el acelerador, a veces parando al costado del camino, a veces angustiados, a veces pendencieros, a veces metidos para adentro, a veces buscando la ayuda de otros, a veces arrasados, a veces encendidos por su chispa.
Hace un tiempito, cuando le dedicamos algunas líneas al asunto en esta entrega del newsletter, la escritora Paloma Vidal me recordó la cita al filósofo Thomas Hobbes que hace Roland Barthes en un epígrafe de El placer del texto: “La única pasión de mi vida ha sido el miedo”. En esa entrega también hablamos de fugas imposibles a las que siempre estamos volviendo: ¿Cómo escapar de eso que hacen –y hacen de nosotros– las personas, la naturaleza, las palabras, las mascotas y, sobre todo, nuestros propios miedos?
Noches de pesadillas por acá (y no digo más, por ahora). O sí: que con todo eso encima, intento un nuevo escape de la mano de Spielberg y esta vez me pongo a ver Tiburón. Pero antes les dejo una nueva edición de Mil lianas.
1. Diario de limpieza, de Matías Moscardi. Tres dimensiones se superponen en este libro breve, gracioso y estimulante: un diario que es un diario (es decir, el repaso de los días del narrador y su familia), también un recorrido por diarios de escritores y, al mismo tiempo, una especie de mini-thriller doméstico. En Diario de limpieza (Bosque Energético, 2023), el escritor argentino Matías Moscardi se mete con la mugre –o mejor, con todo lo que hacemos para combatirla– para intentar desgranarla mientras él mismo describe cómo limpia su casa trapo, escoba o Blem en mano. En paralelo, hace distintas lecturas de libros en los que se analizan la limpieza y la suciedad a lo largo de la historia y busca también en diarios íntimos de escritoras y escritores para ver cómo ellos mismos abordaron esa cuestión, por momentos tediosa en su repetición, por momentos apasionante y casi siempre vinculada de alguna manera con la tarea de escribir. En la tercera pata, el relato, que está separado en diez semanas, un asunto hogareño tensiona la historia: una invasión misteriosa y sucia dentro de la casa inquieta al narrador, que buscará de todas las formas posibles combatir ese terror.
Con ese suspenso de fondo y una escritura diáfana, tal como sostiene la escritora Marina Yuszcuk en la contratapa, el autor es “capaz de orquestar la vida cotidiana, la literatura y la filosofía” para terminar dejando a su paso pistas –como motas infinitas que no hay trapo que termine de borrar– sobre lo precario y lo insólito de lo que hacemos y nos sostiene todos los días.
Matías Moscardi nació en Mar del Plata, Argentina, en 1983. Es doctor en Letras, investigador del Conicet y docente en la UNMdP. Publicó, entre otros, los libros de poesía Bruma (VOX, 2012) y Los misterios del punk rock (Neutrinos, 2015); la novela Las cosas (Clase Turista, 2014); ¡El Gran Deleuze! Para pequeñas máquinas infantes (Beatriz Viterbo, 2021) y Las respuestas. 1779 preguntas (Beatriz Viterbo, 2022). Sobre Bosque Energético hablamos alguna vez en este espacio: a cargo de Eugenia Pérez Tomas y Andrés Gallina, la editorial nació bajo la premisa específica de publicar diarios íntimos en cualquiera de sus vertientes. Con cuatro títulos ya editados, estos libros aparecen o irán apareciendo en forma de bitácoras, cuadernos de artistas, autorretratos y también, según prometieron sus creadores, está prevista la salida de algún diario falso de autoras y autores destacados.
El libro Diario de limpieza, de Matías Moscardi, salió por la editorial Bosque Energético. Más información, por acá.
2. Operación Travesti, de Rodrigo Ottaviano. “Una parábola, retrato o registro alrededor de Travesti, de Daniel Melero. Una entropía donde confluyen los entretelones de su producción, la presentación aniversario –veinticinco años después– y la trayectoria sinuosa de un artista transversal”, dice la sinopsis oficial. Me gusta, sobre todo, que hayan elegido la palabra “registro” porque a eso apunta este documental encantador de una hora: la recuperación de una figura como la de Melero –que desde los primeros minutos se autoproclama sin victimizarse como un paria del rock argentino– y la de un disco tan especial de 1994 que irradia hasta hoy, a partir de entrevistas, de archivos de época y, sobre todo, de las propias canciones que se van escuchando entre los testimonios del protagonista.
Con esa capacidad única que tiene para capturar con palabras todo eso que está siempre escapando (¿qué es la música? ¿cómo nace una canción? ¿para qué seguir escribiendo?), Melero arma y desarma entre el recuerdo, la reflexión apacible y la propia interpretación de los temas, durante un show que hizo cuando se cumplieron 25 años de la salida de Travesti. Estrenado en la última edición del BAFICI, el documental Operación Travesti llega ahora a la pantalla del auditorio del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), con funciones todos los viernes de septiembre.
El documental Operación Travesti se podrá ver a partir del viernes 8 de septiembre en el auditorio del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Malba. Más información, en este enlace.
3. La One. La vida de Moria Casán. “La construcción de una biografía autorizada es un desafío periodístico e intelectual que obliga a asumir el riesgo de la voz oficial”, plantea el escritor y periodista Cristian Alarcón en su cuenta de Instagram para presentar esta producción lanzada a través de Spotify por Anfibia, la publicación y plataforma que él dirige. Desde ese lugar y al mismo tiempo con un intento por traer lecturas novedosas, el podcast documental La One propone a lo largo de nueve episodios un recorrido por la vida y el trabajo de Moria Casán. Un camino que no está exento de dificultades, tratándose de un personaje tan popular y sobre todo tan narrado por ella misma y por los medios de comunicación.
Pude escuchar los tres primeros episodios y me interesó sobre todo la búsqueda, a partir de distintos testimonios más allá de la voz de la protagonista, para intentar llegar a esos lugares menos transitados de un personaje lleno de recovecos: la vedette, la mujer deseada por un país, la conductora de televisión que propone a sus invitados que lloren frente a las cámaras, la candidata a diputada, la que expone a sus dos maridos en su propio programa, la que inventó su propio multiverso con frases como latigazos, entre otras. ¿Qué la convirtió en una mujer icónica para la cultura popular argentina? ¿Cuál es el secreto de su vigencia? y ¿Cómo hace para transformarse todo el tiempo? son algunas de las preguntas que se plantean e intentan responder los realizadores.
El podcast La One. La vida de Moria Casán está disponible en Spotify.
4. Guía de libros. Una de las palabras que más se repite por estos días entre analistas políticos es incertidumbre. El resultado de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto dejó en Argentina un escenario inesperado por la mayoría y lo que pueda ocurrir en las elecciones generales de octubre sigue por ese camino alejado de las verdades cerradas, de las sentencias firmes, de las rigideces.
Entre investigaciones sobre los principales candidatos, análisis en profundidad, miradas con el ojo puesto en el tablero global, en los últimos tiempos el mundo editorial apostó a la publicación de numerosos libros que ofrecen elementos para observar la coyuntura política e intentar pensar el contexto. A modo de guía en medio del desconcierto, armé una selección de libros entre el ensayo, las biografías no autorizadas y el análisis académico. La encuentran en este enlace.
La selección con diez libros entre la investigación y el análisis de fondo para intentar una lectura del tablero incierto que dejaron las PASO se puede leer por acá.
Banda sonora. A lo largo de las páginas del libro Diario de limpieza que comentamos arriba, el narrador va esbozando también una especie de banda sonora que lo acompaña con canciones vinculadas a la limpieza y también a su contrapartida: la suciedad. Elegí para nuestra playlist compartida algunos de esos temas y otros que me gustan especialmente vinculados con ese arco, entre la mugre y la pulcritud (de Andrés Calamaro a Pappo’s Blues en lo local, de Taylor Swift a Sonic Youth y Lou Reed entre lo de afuera).
Por supuesto que, más allá de que teníamos varias de él y le dedicamos una entrega especial de Mil Lianas porque escribió una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, sumé a esta banda sonora otros temas de Daniel Melero y del disco Travesti. En el documental, el músico recuerda algunas anécdotas del rodaje de dos videoclips que se registraron el mismo día con dirección de Diego Kaplan. Les dejo el de Quiero estar entre tus cosas con ese memorable Melero Frankenstein.
Bonus track. Para quienes estén por Buenos Aires este fin de semana del 9 y 10 de septiembre y tengan ganas de darse una vuelta: vuelve la Fiesta del Libro Usado, vuelve la FLU. Por segundo año consecutivo tiene lugar este encuentro que reúne a libreros con lectores “para acercar el placer de la lectura a todos los bolsillos”, tal como sostienen los organizadores del evento. Esta vez la sede elegida es la Plaza del Lector de la Biblioteca Nacional (Las Heras 2505, CABA). Además de stands con las librerías de usados más interesantes de la ciudad, que prometen llevar joyas a sus puestos, a lo largo de los dos días habrá lecturas y mesas con grandes escritores. Pueden leer más por acá.
Bonus track II. Por estas horas se conoció el tráiler de la nueva película de Hayao Miyazaki, The Boy and The Heron (se anuncia para diciembre en Estados Unidos, no tenemos fecha para acá todavía). Es hermoso como todo lo que hace Studio Ghibli. Lo dejo por acá y me despido hasta la próxima.
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