Pequeñas intenciones, tres hijas de duelo

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Uno. “Estos son fans de Sepultura. Las tres fotos son del show que dieron en el Estadio Obras el 30 de abril de 1994, y son parte de mi muestra FAN. Al que aparezca primero de cada foto, le regalo el cuadro”, propuso hace unos días la fotógrafa Nora Lezano en su cuenta de Instagram. Las fotos son espectaculares porque la forma de mirar de Nora Lezano es espectacular: una cadencia luminosa para recortar los gestos de los retratados en su oscuridad, la fascinación que atraviesa sus cuerpos, la furia eléctrica que irradian sus ojos. “Las fotos envejecen bien. Muy bien. Una foto de hace cien años, cualquier foto, es ‘museum quality’. Una pintura no. Un cuadro pintado hace cien años, o doscientos, es tan bueno o tan malo como el día en que se lo pintó. La foto es algo así como un cazador de tiempo. El obturador le tiende una trampa. El cebo que usa es el instante”, apunta César Aira en Ideas diversas (Blatt & Ríos, 2024). Esa manera de agarrar el volante de la máquina del tiempo para que nada envejezca, de moldear el reloj de plastilina o de volver a inventarlo cada vez es lo que hace mágica e incansablemente Nora Lezano con sus fotos y también con estas iniciativas. Ya lo había logrado hace dos años con una imagen que tomó en 2001 en otro recital: después de publicarla en Instagram pudo dar con la retratada y finalmente encontrarse con ella para regalarle su foto, además de fotografiarla de nuevo; en todo sentido, volver a verla. Mientras el mundo se derrumba, tiembla, nos quiere abrumar con miles de imágenes nuevas que apenas llegamos a percibir, una fotógrafa propone con generosidad y arrojo una pausa mínima: la búsqueda sigilosa de un reencuentro, la botella al mar, la pequeña intención.

Dos. ClubCinco es una editorial independiente que me encanta porque se dedica a reeditar literatura argentina. Como señalan en la solapa de cada ejemplar, sus editores se proponen “devolver al presente aquellos libros leídos, citados y admirados, que por diferentes motivos permanecen sin reeditarse desde hace años” porque “antes que nuevos autores o nuevos libros, ClubCinco busca nuevos lectores, confiando en que si una literatura puede mantener viva, fresca, a mano su memoria, podrá advertir mejor sus repeticiones y por lo tanto podrá advertir mejor sus insistencias, sus rupturas, sus verdaderas novedades” (de paso: entre mis favoritos del catálogo están Plaza Irlanda, de Eduardo Muslip; Kavanagh, de Esther Cross y Una reina perfecta, de Inés Garland). Por recomendación de alguien en quien confío mucho, el fin de semana me dispuse a leer El bien, de Jorge Consiglio, una novela de 2003 que acaba de reeditar la editorial. Caí en el cebo o en esa avidez medio ñoña de querer ir por algo nuevo no tan nuevo y de quererlo ya. Pero no encontré ese libro entre mis cosas (¿se traspapeló?, ¿se perdió?, ¿nunca estuvo?, ¿quién sabe?). Sí, en cambio, me di cuenta de que tenía en la biblioteca Pequeñas intenciones, también de Consiglio, una novela de 2011 rescatada por ClubCinco en 2019. Y entré. Como en las fotos de Nora Lezano, se me ocurre ahora, el libro de Consiglio ofrece una cadencia también radiante para meterse en las penumbras de un protagonista lleno de pequeñas intenciones. La principal, quizá la más humana de todas: querer contarle su historia, mínima y también fascinante, a otro. “Un héroe de motivaciones modestas”, como dice Gustavo Ferreyra en la contratapa, un tipo que se mueve entre incidentes y un desamparo bastante cruel, pero sin urgencia. Otro que, como Lezano y como el propio Consiglio con su escritura diáfana, toca los botones de la máquina del tiempo a su antojo, desarma aparatos (probablemente relojes), amasa la plastilina de las horas y los días. El bien ya encontrará su tiempo, pienso ahora, esta vez fue el momento de las Pequeñas intenciones. Queda hecha la invitación a leer este libro extraordinario, pero antes subrayo esto que dice Beatriz Sarlo en el prólogo: “Lejos de las ondas, es extraña la novela de Consiglio. Tiene algo de excavación en el tiempo. No huye del presente sino que lo considera de modo desacostumbrado”.

Tres. Durante ese presente extraño que fueron los días del aislamiento preventivo por la pandemia, el director teatral y dramaturgo argentino Alejandro Tantanian dictó una serie de clases virtuales en las que se propuso volver a pensar algunos aspectos de obras emblemáticas de William Shakespeare, Tennessee Williams y Bertolt Brecht. No se sabía por aquellos días de inquietud mundial qué sería del teatro en el futuro –tampoco, en rigor, se sabe bien ahora, aunque la pregunta vaya en otra dirección–. Durante una de esas sesiones, que quedaron registradas en el excelente libro Tres clases editado por estos días por Blatt & Ríos y que tengo ahora en mis manos, Tantanian señala: “Frente a la conmoción del arte a veces uno deja de ser el que es para ser otro. El arte tiene, además, la capacidad de generar una pausa en el vórtice del tiempo en el que estamos inmersos. Esa pausa para volver a mirarnos es, para mí, un gesto revolucionario hoy. Acciones individuales que podrán ser conjuntas. Estamos acá, reunidos, en la virtualidad, atravesando tiempos difíciles, reunidos alrededor del fuego que hoy son estas obras de Brecht y mañana será otra cosa. El gran público está con la N roja en la cabeza (y nosotros también, en gran mayoría, no lo neguemos). Es difícil ir en contra de todo eso, pero tampoco es tan necesario: lo que hay que hacer es trazar un camino, oculto, pequeño, que nos permita atravesar el bosque, avanzar en compañía silenciosa, segura y persistente. Seguiremos siendo los hombres de Altamira: es parte de nuestra experiencia como seres humanos. Eso no va a terminar nunca”.

De pequeñas intenciones, de caminos escondidos, de máquinas del tiempo y de compañías silenciosas pero persistentes está hecha esta nueva entrega de Mil lianas. Y, ya saben, si estuvieron en 1994 en Obras viendo a Sepultura, le avisan a Nora Lezano o me escriben, ¿sí? Empecemos.

1. Las tres hijas. Una sorpresa gratísima en el bastante pasteurizado universo de los lanzamientos por streaming. Netflix (sí, la plataforma del gran público “con la N roja en la cabeza”, como dice arriba Tantanian) acaba de sumar a su menú una película pequeña, austera y minuciosa en su indagación por las emociones que atraviesan sus personajes. Se llama Las tres hijas, fue dirigida por Azazel Jacobs y está protagonizada por tres actrices que ofrecen, cada una en su papel, participaciones descomunales: Carrie Coon, Elisabeth Olsen y Natasha Lyonne.

Un hombre agoniza en su departamento de Nueva York (sospechamos que es víctima de una enfermedad larga y angustiante) y ese es el espacio reducido en el que se reúnen sus tres hijas para pasar con él sus últimos e inciertos días, entre cuidados paliativos, enfermeras o médicos que circulan con sigilo, ruidos de una máquina que mide latidos. Un duelo antes del duelo. La mayor es Katie (Coon): un manojo de nervios aunque cree tener todo bajo control. La otra es Rachel (Lyonne), alguien que pasó buena parte de la enfermedad junto al hombre que agoniza, mira deporte en la televisión, fuma porro y prefiere mostrarse distante; la tercera es Christina (Olsen), una mujer que no quiere perder los modos, que medita, se concentra en su respiración, trata de mostrarse activa, canta.

Con sensibilidad y lejos de las grandilocuencias que ofrecen las producciones originales lanzadas por las plataformas, Las tres hijas está contada desde las tensiones, desde los reproches, desde los silencios, desde las discusiones, desde el agobio, desde los objetos cotidianos y absurdos que se acumulan en ese departamento (cualquiera que haya acompañado a alguien en sus últimos días podrá reparar en ese inventario que se construye, crece y se va enrareciendo al son de cualquier agonía).

La película Las tres hijas está disponible en Netflix.

2. Tres clases, de Alejandro Tantanian. Como les contaba arriba, el sello Blatt & Ríos acaba de lanzar este libro alucinante que reúne una serie de clases dictadas por Tantanian en 2021 de manera virtual, bajo los siguientes títulos: Una lectura de Hamlet. Tres clases teóricas; La bondad de los extraños. Tres clases teóricas sobre Tennessee Williams; y Una mirada desde el teatro a la obra musical de Bertolt Brecht.

En cada entrega, Tantanian, que es una de las figuras más destacadas del teatro argentino, ofrece por un lado una lectura más o menos ordenada de estos textos emblemáticos y, por el otro, repone contextos, ayuda a pensar la actualidad de esas obras, suma lecturas complementarias. Manteniendo el espíritu de la oralidad de las clases, aunque con pequeños cambios para esta versión escrita, cada entrega repone el fervor de aquellos encuentros virtuales y da cuenta de la lectura de alguien que conoce como nadie los materiales por los que transita. Profundo, pedagógico, gracioso, agudo, enriquecedor, el libro puede ser una buena guía para quienes quieran entrar en el universo teatral por esta serie de autores clásicos y también una buena herramienta para quienes ya conozcan las obras y tengan ganas de volver a ellas de la mano de un lector de lujo.

El libro Tres clases, de Alejandro Tantanian, salió por el sello Blatt & Ríos.

3. Filba 2024. Arrancó por estas horas una nueva edición del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires, más conocido como Filba. Este año, el encuentro literario tiene como una suerte de eje rector al silencio, según adelantaron sus organizadores. Habrá, como es habitual, visitas internacionales y escritores y escritoras locales. Pueden leer por acá un poco sobre las particularidades de esta edición del festival, las sedes y los nombres de quienes estarán en las charlas, lecturas y talleres, en su mayoría gratuitos. Como se fueron agotando muchos de los cupos para algunas actividades, armé por acá un listado con cinco que no requieren inscripción previa y que tendrán lugar durante el fin de semana.

Con una programación diversa y en su mayoría gratuita, el Filba 2024 tendrá lugar hasta el 29 de septiembre. Más detalles sobre esta edición, por acá. Además, cinco actividades destacadas del fin de semana que no requieren inscripción previa en este enlace.

Apostilla. Ya que estamos hablando de libros, la semana pasada les conté que se viene la Semana Negra BA, el festival internacional dedicado a la literatura policial (pueden leer más detalles en este enlace). En los últimos días, se anunció la grilla con todas las actividades del encuentro literario, que tendrá lugar del 1 al 5 de octubre. Acá pueden encontrar horarios, días y participantes. La charla inaugural estará a cargo de Claudia Piñeiro. Por mi parte, ya me agendé que el 2 de octubre habrá una mesa-homenaje a Carlos Busqued, de la que participarán Bernardo Beccar Varela, Jorge Consiglio y Félix Bruzzone. También me interesó una mesa sobre detectives “de hoy y de siempre”, de la que participarán Juan Sasturain, María Inés Krimer y Sergio Olguín el viernes 4. Por último, el sábado 5 no me perdería la charla “Piglia y la novela negra”, de la que participarán Carlos Gamerro y Martín Kohan, con la moderación de Cristina Mucci. Nos cruzamos por ahí.

Banda sonora. Les hablé arriba del libro de Alejandro Tantanian y en una de las clases dedicadas a Bertolt Brecht el autor recuerda que Alabama Song fue compuesta por Brecht con música de Kurt Weill para la ópera Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny. Así que esta semana sumé a la banda sonora de Mil lianas distintas versiones del tema, empezando obviamente por la de The Doors de 1967 y siguiendo con las de David Bowie, Ute Lemper, Marianne Faithfull y más.

También sumé algo de Bryan Ferry, que este año decidió compilar unas 80 canciones de su carrera por fuera de Roxy Music, en un disco monumental que se llama Retrospective: Selected Recordings 1973-2023 y que fue adelantando, en parte, en las plataformas digitales. El 25 de octubre se conocerá completo y saldrá a la venta en varias versiones (habrá una en CD, con apenas 20 temas, otra edición de lujo en cinco partes, otra que incluye un libro, etc).

Por último, por estas horas The Cure sacó a la luz un nuevo tema, después de más de 15 años sin materiales nuevos. Se llama Alone y es un adelanto de Songs of a Lost World, el esperado disco de estudio que la banda lanzará el 1° de noviembre.

Bonus track. Algo para ir agendando: del 1 al 6 de octubre tendrá lugar una nueva edición del FIDBA, esto es, el Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires. Con una programación bien variada que incluye 80 largometrajes y 50 cortos, se llevará adelante en seis sedes porteñas y una en la localidad de Vicente López. Hay varias, como ocurre en todas las ediciones, varias categorías en la competencia y algunos focos con retrospectivas dedicadas a grandes directores como Luis Ospina y Raúl Ruiz. Pueden pispear un poco más, en este enlace.

Bonus track II. A 23 años de la inauguración del Malba, el empresario y coleccionista Eduardo Costantini decidió abrir un nuevo museo dedicado al arte contemporáneo. Se llama Malba Puertos y está ubicado en uno de los emprendimientos inmobiliarios que Costantini tiene en la localidad bonaerense de Escobar. Estuve por allá hace unos días y pude ver buena parte de las obras que están exhibidas tanto dentro del edificio como a lo largo del barrio que lo aloja. Algo interesante: aunque por las características del lugar es complicado acercarse si no es con vehículos particulares, el acceso al lugar y al museo es libre y gratuito. Pueden leer un poco más, por acá.

Bonus track III. Aviso para quienes viven lejos, se olvidaron o no pudieron estar: la Feria de Editores de Buenos Aires empezó a subir a su canal de YouTube las charlas que tuvieron lugar en su última edición. Hay algunas con visitantes internacionales, como Seynabou Sonko, Deborah Eisenberg y Thomas Reinertsen Berg y otras con participantes locales. Las encuentran a todas por acá.

¡Hasta la próxima!

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