Nueva víctima de sumisión química pide justicia

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Gisèle Pelicot se ha convertido en un símbolo de valentía y dignidad en Francia, y alienta a víctimas de violación a romper el silencio. La justicia francesa impuso la pena máxima de 20 años de prisión a su marido, Dominique, por drogarla durante una década para violarla junto a decenas de desconocidos. El proceso, que fue público, animó a otros mujeres como Anne, de 63 años, a movilizarse para llevar a juicio a su propio padre.

Anne, de 63 años, cree que Gisèle Pelicot inspirará a muchos. Para ella, el caso es un “momento MeToo XXL”. El hashtag #MeToo se utiliza en las redes sociales desde 2017 para llamar la atención sobre abusos sexuales. Anne, que no puede dar su nombre real por motivos legales, es una superviviente de la sumisión química. Dice que su padre la drogó y abusó de ella durante años cuando era niña. También filmó los abusos. Sin embargo, los delitos han prescrito, ya que tuvieron lugar en los años setenta del siglo pasado. “Gisele es tan digna y elegante que pareciera que todos los abusos que sufrió y que ahora se exponen ante los tribunales no la afectan”, sostiene.

“Se ha convertido en un modelo para muchas supervivientes de violación que, como yo, tuvieron miedo de hablar de sus experiencias durante mucho tiempo, como si fuera culpa nuestra”, agrega.

Sentirse culpables es un reflejo automático para muchas víctimas de violencia sexual. Anne destaca que el caso Pelicot también pone de relieve que la sumisión química no solo ocurre en las fiestas. “A menudo ocurre en el seno de una familia. Debemos aprender a reconocer las señales de alarma. Los dolores de cabeza regulares y las lagunas mentales pueden ser uno de ellos”, afirma.