Paula Suárez, su marido y sus tres hijos adolescentes dejaron su casa casi al mediodía del lunes. Las llamas avanzaban sin control y, sin ayuda, nada podían hacer para defenderla. Con su auto recorrieron el camino vecinal, treparon una ladera y desde allí, impotentes, vieron como el fuego consumía un sueño de 18 años.
El incendio desatado el pasado domingo en la zona conocida como Cuesta del Ternero, a unos 15 kilómetros de El Bolsón, sigue sin control y ya arrasó unas 10 mil hectáreas de bosque, según el cálculo de los brigadistas que trabajan en el lugar.
Casi 100 integrantes de distintos cuerpos de ataque del fuego participan de las tareas, con la ayuda de dos aviones hidrantes y dos helicópteros.
El fuego quemó dos galpones, un puesto y la casa de la familia de Paula, además del bosque de cipreses, ñire y coihues.
La cercanía de las llamas y la presencia de humo en la ruta Juan Herman que une Bariloche con el Bolsón, obligó a las autoridades de Vialidad Nacional a interrumpir el tránsito.
Las autoridades de Río Negro consideraron que se trata del peor incendio de los últimos 20 años en la zona andina de la Provincia.
Las autoridades de Río Negro consideraron que se trata del peor incendio de los últimos 20 años en la zona andina de la Provincia
Lejos de esos datos y de los números de la información oficial, Paula Suárez cree que la acción de los brigadistas llegó tarde, y que no se hicieron cortafuegos en paralelo al camino vecinal que lleva hasta donde, hasta hace pocas horas, estaba su casa.
Desde El Bolsón atendió a elDiarioAR. “El fuego se desató cerca de la ruta” Juan Herman, “debido a la negligencia de personas que hicieron un asado, se pusieron en curda y se olvidaron de apagar el fuego”. Las llamas comenzaron en un barrio de algo más de 80 familias denominado El Mirador. “Aquí todos saben cómo y porqué comenzó el fuego”, reiteró.
Avanzando por la ruta 6, que lleva a la localidad chubutense de El Maitén, es posible ver con claridad las huellas que dejó el fuego a su paso: como un abanico con su punta en El Mirador se abre la zona ya quemada.
“El domingo a la noche, a las tres o cuatro de la mañana, ya había un foco; pero el lunes a las 4 de la mañana (el fuego) cruzó el río hacia la ladera del cerro Pitriquitrón”, es decir que avanzó sobre Cuesta del Ternero, afectando el paraje y las pocas casas dispersas en la zona más alejada.
“Cambió el viento -dijo Paula- y avanzó hacia adonde estamos nosotros, quemó todo el bosque de cipreses, y en las vertientes más profundas los ñires y coihues. Avanzó quemando todo con llamaradas dos veces más alta que los árboles”.
Paula y su marido decidieron dejar la casa. Reunieron a sus tres hijos de 13, 17 y 20 y condujeron su auto por el camino vecinal. “Salimos, dejamos la casa, avisamos al SPLIF para que hagan un cortafuego, pero no vinieron”, cuestionó.
Eran las 14 horas del lunes y desde una ladera “con mis tres hijos vimos cómo desaparecía la casa”.
El fuego consumió la vivienda, la huerta, y los alambrados que Paula y su familia habían levantado y construido desde hace 18 años. Un día después condujo con sus hijos hasta el lugar, para confirmar que el sueño había terminado. “Teníamos que ver las cenizas, saber que era verdad; es un horror, sólo hay cenizas y palos negros”, dijo a elDiarioAR.
“Teníamos que ver las cenizas, saber que era verdad; es un horror, sólo hay cenizas y palos negros”
Alojados en casa de amigos de El Bolsón, explicó que deberán vender los animales -vacas, ovejas, gallinas- que, junto a la huerta, cubrían parte del consumo familiar.
Al igual que muchas otras personas de la región, la decisión de mudarse a una chacra fue para Paula una elección vital. “Nos vinimos de Bariloche, buscando una opción de vida más natural, más independiente”. En el lugar cultivaban, criaban a los animales, aunque parte del trabajo y de la escolarización de los adolescentes se realizaba en El Bolsón.
El incendio que destruyó su casa siguió su marcha hacia el sur, pero un oportuno cambio de viento evitó que se quemara la escuela de Cuesta del Ternero, y salvo dos galpones y un puesto de una estancia, no hubo, hasta el momento, otros daños materiales de consideración.
El daño principal -más allá de la vivienda de Paula y su familia- lo sufre el bosque, considerado reserva natural.
Sobre el cierre de la jornada de martes, quedó en el lugar montado un operativo de resguardo de la zona, a la espera que el descenso de la temperatura y de la intensidad del viento, mejoren las condiciones para el ataque de las llamas que está previsto se inicie con las primeras luces del miércoles.
El pronóstico del tiempo anticipa la posibilidad de algunas lloviznas para este miércoles, y lluvias de mayor intensidad jueves y viernes. El agua y el trabajo de los brigadistas, esperan en la zona, puede poner fin al incendio más complicado de los últimos 20 años.
Paula y su familia esperan, además, que alguien se contacte con ellos para ofrecerles “una mano”. Es que “no sabemos cómo arrancar de nuevo”, explicó finalmente.
SR