Elon Musk volverá a intentar poner en marcha su principal idea para relanzar Twitter, la red que compró en noviembre y que estuvo a punto de dinamitar en cuestión de semanas. La plataforma tiene previsto relanzar este lunes su cuestionado sistema de verificación de identidad de cuentas, 'Twitter Blue', por el que los usuarios tendrán que pagar 8 dólares al mes y 11 dólares si lo solicitan para dispositivos de Apple.
“Estamos relanzando '@TwitterBlue' el lunes: suscríbete en la web por 8 dólares al mes o en iOS por 11 dólares al mes para obtener acceso a funciones exclusivas para suscriptores, incluida la marca de verificación azul”, reza un tuit emitido por la cuenta oficial de la compañía. La empresa promete a estos usuarios recibir menos publicidad, dar prioridad a sus mensajes frente a los de cuentas sin verificación y postear vídeos de mayor duración. Asimismo, cada vez que hagan cambios en su perfil, la marca desaparecerá hasta que se compruebe de nuevo la identidad.
“Gracias por su paciencia mientras trabajamos para mejorar Blue. ¡Estamos emocionados y esperamos compartir más con ustedes, pronto!”, escribía la empresa en otro mensaje.
Se tratará del segundo intento del nuevo dueño de Twitter, el multimillonario Elon Musk, de relanzar este producto, que bajo la anterior dirección se otorgaba de manera gratuita. El sistema de verificación anterior fue creado en 2009 con el fin de garantizar que detrás de cuentas influyentes se encontraba la persona o institución que ésta decía ser.
El pasado noviembre, Musk canceló la marca de verificación pocas horas después de su lanzamiento y cuando ya lucía en perfiles de empresas, entidades gubernamentales y personalidades. La opción de pagar 8 dólares mensuales para tener acceso al símbolo de cuenta verificada, que hasta entonces había distinguido a perfiles relevantes cuya identidad estaba confirmada, disparó la confusión, facilitando que usuarios suplantaran a otros a modo de broma o con fines fraudulentos.
Compañías como Nintendo, la farmacéutica Eli Lilly o la propia Tesla que dirige Musk vieron cómo usuarios armados con el “tick” azul de verificación se hacían pasar por ellas durante horas, hasta que sus cuentas eran suspendidas. Numerosos expertos habían alertado de que la iniciativa de Musk iba a desatar el caos con las cuentas falsas, algo que finalmente ocurrió. En el caso de la farmacéutica, un tuit publicado por una cuenta que suplantó su identidad le hizo perder miles de millones de dólares en bolsa tras asegurar que proporcionaría insulina gratuita.
Después de estos bandazos, Musk profundizó una estrategia de despidos masivos que justificó en la caída de ingresos que provocó la retirada de varios anunciantes de la red a la espera de comprobar la dirección que tomaba en las nuevas manos. A gigantes como Volkswagen o General Motors se sumaron otras grandes empresas de publicidad que recomendaron a sus clientes que suspendan temporalmente su publicidad en Twitter por las preocupaciones sobre la capacidad de la empresa de monitorear su contenido, según informó entonces The Wall Street Journal.
Twitter depende en un 90% de sus ingresos por publicidad, por lo que el nuevo sistema de pago tiene también esta segunda motivación de detener la sangría de pérdidas por la fuga de anunciantes.
Musk anunció el día de la compra -que se concretó 24 horas antes de que expirara el plazo que le había dado una jueza para abrir un proceso si no se formalizaba la transición por 44.000 millones de dólares- que la razón por la que adquiría Twitter era garantizar por “el futuro de la civilización” que exista “una plaza pública digital común, donde se pueda debatir una amplia gama de creencias de manera saludable, sin recurrir a la violencia”.
Además, dijo que Twitter “no puede convertirse en un infierno gratis para todos, donde puede decirse cualquier cosa sin consecuencias”, sino que debe “respetar las leyes”.
CRM con información de la agencia EFE