La hormiga roja de fuego: cómo es y qué hace el insecto que atemoriza a Europa

Antonio Martínez Ron

0

La agradable experiencia de sentarse en el pasto puede pasar a la historia en breve en algunos lugares de España si, como se teme, la hormiga roja de fuego (Solenopsis invicta) llega a la península en los próximos meses. La amenaza está ahora mucho más cerca después de conocer el trabajo liderado por Roger Vila, del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), cuyo equipo identificó por primera vez la presencia de esta especie invasora y agresiva en territorio europeo, en la isla de Sicilia.

En este estudio publicado en la revista Current Biology, Vila y su equipo descubrieron 88 nidos de la hormiga roja de fuego repartidos en unas cinco hectáreas cerca de la ciudad italiana de Siracusa. “Las hemos encontrado en este lugar de Sicilia y, por los testimonios, sabemos que llevan allí un mínimo de tres años”, explica Vila a elDiario.es. Hasta ahora solo se había detectado su presencia en el continente europeo y en la península ibérica en algunos controles rutinarios en puertos, pero es la primera vez que se identifican nidos, con lo que las posibilidades de que salten a territorio continental se multiplican. 

Estos insectos tienen capacidades de expansión explosiva”, explica Vila. “En este lugar hay 88 nidos y observamos muchos vuelos nupciales de hembras y machos, lo que indica que pueden expandirse muy rápido”. Más si tenemos en cuenta lo que pasó en China y Estados Unidos, advierte, donde esta especie procedente de Sudamérica se instaló y proliferó en tiempo récord.

Una expansión global y veloz

La hormiga roja de fuego es una especie invasora que provoca un gran impacto en los ecosistemas, la agricultura y la salud humana. Su picadura es dolorosa e irritante y puede generar pústulas y reacciones alérgicas, pudiendo llegar a producir un choque anafiláctico. En menos de un siglo, esta hormiga se estableció en gran parte de Estados Unidos, México, el Caribe, China, Taiwán y Australia, y solo pudo ser erradicada en Nueva Zelanda. Su presencia en Estados Unidos provoca una pérdida estimada de cerca de 6.000 millones de euros al año, mientras que países como Australia destinan millones a su erradicación, aún sin éxito.

“Lo descubrimos un poco por accidente”, explica Enrico Schifani, coautor del estudio que trabajó sobre el terreno. “Fuimos en invierno, cuando la mayoría de hormigas no están activas, pero ellas sí lo estaban. En esta zona la densidad de hormigueros es muy grande y se las ve muy bien, porque se forman grandes montones de tierra marrón en el exterior de sus hormigueros”, describe. “Son pequeñas y supernumerosas”, asegura. “Y salen del hormiguero en enjambres, enloquecidas”. Después de documentar el número de colonias e individuos que viven en este lugar, los autores trabajan en la elaboración de un plan de erradicación con las autoridades locales, que es a quienes corresponde neutralizar la amenaza. 

El primer asentamiento de muchos

Los autores del estudio lograron determinar, mediante análisis genéticos, que la población detectada probablemente procede de China o Estados Unidos, pero desconocen la vía de entrada. Las colonias se localizan en una zona suburbana de la ciudad de Siracusa conformada por un estuario y un parque natural y los investigadores creen que el punto de entrada debe haber sido una zona de paso con actividad humana, como el puerto comercial de la ciudad. 

Observamos muchos vuelos nupciales de hembras y machos, lo que indica que pueden expandirse muy rápido

Según los modelos generados a partir de las condiciones ambientales actuales, los autores también predicen que esta especie invasora podría establecerse en el 7% del continente, aproximadamente, y que la mitad de las áreas urbanas en Europa serían aptas para su establecimiento debido a sus condiciones ambientales. Y las ciudades costeras del Mediterráneo, altamente conectadas por puertos marítimos, son las principales candidatas para favorecer su propagación.

Si se consideran las predicciones del cambio climático, el escenario empeora gravemente, porque una mayor parte de Europa pasaría a ser adecuada para la especie, indican los autores. Grandes ciudades como Barcelona, Roma, Londres o París podrían ver su actividad alterada por esta especie invasora, que puede afectar al estilo de vida de las personas por su abundancia y agresividad.

Adiós a pisar el pasto descalzos 

Se trata de una especie invasora molesta para los humanos, y aunque la zona que ocupan de momento las hormigas en Sicilia es muy pequeña, ya tuvo efectos en la población local. “La zona invadida es de unas pocas hectáreas y se ha descubierto pronto –subraya Schifani– pero en esa zona hay gente que va en barcas y kayaks que ya lo han notado; nos cuentan que ahora usan zapatos para protegerse, y ya no pueden caminar descalzos en este césped por culpa de las picaduras”.

El propio Schifani recibió varias dolorosas picaduras de estos insectos durante la investigación. “Me picaron en varias partes del cuerpo, de hecho me quité una del cuello”, relata. “Me dolió bastante; las llaman ”hormigas de fuego“ por esa quemazón y dolor intenso”. Es importante recordar, insiste, que se trata de picaduras, no de mordeduras. “Es una diferencia interesante, porque las hormigas europeas casi ninguna pica, esto se produce sobre todo en los trópicos”, asegura. “Y las que lo hacen no tienen la costumbre de hacer sus enormes hormigueros en lugares donde vive la gente. El problema de estas hormigas es que se asientan en zonas habitadas”. 

La hormiga tiene un aguijón en el abdomen, un rasgo que tenían las primeros ancestros de estos artrópodos, pero que la mayoría perdió. “Por ahí inoculan veneno y ese es el motivo por el que pueden producir choques anafilácticos”, resalta. “En realidad lo difícil es tener una sola picadura, porque se mueven en enormes grupos y se expanden por todas partes, así que es muy fácil que te piquen muchas”.

Me picaron varias. Lo difícil es tener una sola picadura, porque se mueven en grandes grupos

Se asientan cerca de las casas y tienden a invadir jardines y césped”, señala Vila. Pero la consecuencia no es solo la molestia al ser humano, también afectan gravemente a los ecosistemas. “Es una hormiga muy dominante, todos los invertebrados de la zona desaparecen, incluso los vertebrados que no pueden escapar porque están débiles o porque son polluelos, simplemente se los comen. Hay tantos miles, en un nido hay decenas de miles de obreras, imagina el efecto con su picadura cada uno”.

La experiencia en Estados Unidos muestra que estas hormigas pueden causar graves daños en maquinaria (debido a su atracción hacia los sistemas eléctricos) y desperfectos en pavimentos (por los grandes socavones que producen), además de impedir las actividades al aire libre en algunas zonas. Si entran en las casas, se han dado casos en los que han dañado a mascotas enjauladas o atadas que no podían huir. 

Incluida como especie invasora

Esta especie de hormiga está incluida en el Catálogo español de especies invasoras y se puede consultar su ficha en el Ministerio de Transición Ecológica, donde se indica que “no hay evidencias de que esta especie haya sido introducida en España”. “Previamente habría sido detectada de manera puntual en otros lugares de Europa, como en invernaderos o durante las inspecciones de productos de importación en los puertos”, subraya Elena Angulo, investigadora en la Estación Biológica de Doñana (CSIC), en declaraciones al Science Media Centre España. “En países que temen su llegada, como Japón u otros del Pacífico, se gastan millones de dólares en su prevención. Por ello, es una prioridad para Italia (y Europa) realizar una erradicación temprana de la especie en la zona de Siracusa, cueste lo que cueste; porque de ser exitosa, ahorraría graves problemas sanitarios y económicos al país”.

Sin embargo, el control de la invasión es muy difícil y no se cuenta con medidas efectivas. “Las experiencias llevadas a cabo en Estados Unidos o Australia no han frenado su expansión”, asegura Joaquín L. Reyes-López, profesor titular del área de Ecología de la Universidad de Córdoba. “Actualmente se está experimentando con lucha biológica, buscando enemigos naturales, como moscas parasitarias (Phoridae), entre otros, que permitan controlar sus poblaciones”. 

Grandes ciudades como Barcelona, Roma, Londres o París podrían ver su actividad alterada por esta especie invasora

“Desde 2022, esta especie figura en la lista de especies preocupantes de la Unión Europea, lo que prohíbe su comercialización, posesión y captura”, explica Olivier Blight, profesor asistente en el Instituto Mediterráneo de Biodiversidad y de Ecología Marina y Continental (IMBE) en Aviñón (Francia). “Esta detección de una nueva hormiga invasora en Europa es un muy buen ejemplo del creciente problema de las invasiones biológicas, que debería obligar a los Estados miembros a dotarse de herramientas normativas y financieras para responder eficazmente”. 

Hace solo unos días, un nuevo informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) detallaba cómo hasta 37.000 especies invasoras han jugado un papel clave en el 60% de las extinciones y empeorarán las consecuencias de la crisis climática, como los grandes incendios. Con su actividad frenética, además de impedir los pícnics o caminar descalzo, esta voraz hormiga puede ser otro riesgo añadido para la diversidad.