Balance

Tres notables películas argentinas de 2024 que ya se pueden ver por streaming

Tal como apunta Diego Batlle en su balance anual, el cierre de 2024 coincide con el primer año del gobierno de Javier Milei y deja un saldo más que preocupante para el futuro del cine argentino. “Si bien Milei no cumplió con su promesa de cerrar el Incaa, sí se practicó un fuerte ajuste que incluyó cientos de despidos, el cierre de buena parte de los programas federales, la suspensión del fomento a la producción y un cambio en las reglas de juego que generó el rechazo unánime del sector”, señala Batlle sobre el gobierno libertario, que ya desde la campaña presidencial había elegido al cine y a la cultura en general como uno de sus blancos favoritos de ataque.

En medio de este panorama ciertamente preocupante por la baja cantidad de rodajes del año, sin embargo, a lo largo de 2024 llegaron a los cines notables películas argentinas que fueron rodadas un tiempo antes, que se destacan por la frescura y el desparpajo de sus realizadores y que además tuvieron buena circulación en festivales. Luego de pasar con éxito por las salas locales, donde por la crisis se redujo la afluencia de público en un 18% si se compara con 2023, estos largometrajes aterrizaron en los últimos meses en distintas plataformas de streaming y pueden verse en formato hogareño.

A continuación, un repaso por cada uno de ellos y las plataformas donde están disponibles.

1. Alemania, de María Zanetti. “En un viento joven y brillante/en una cuestión de fe/en una coraza invisible/en una tarde de cansancio”, se oye en la voz de Rosario Bléfari. La canción Tarde de cansancio, de Suárez, es uno de los temas que se destacan en la banda sonora de Alemania, un largometraje hermoso y deslumbrante de la cineasta argentina María Zanetti que luego de circular por algunos festivales internacionales llegó con gran éxito a las salas de cine de Argentina durante 2024. La letra podría dar algunas pistas sobre lo que le pasa a la protagonista, Lola (Maite Aguilar), una adolescente que se prepara para rendir las materias que se llevó en el colegio mientras fantasea con una posibilidad: viajar a Alemania para hacer una especie de intercambio estudiantil. Hay fe, hay juventud, hay una coraza y también mucho cansancio en ella, que mientras intenta avanzar con su plan y atraviesa algunas experiencias vitales típicas de su edad, se choca con una traba familiar. Es que su hermana mayor, Julieta (Miranda de la Serna), vive con un trastorno en su salud mental que absorbe la atención y el dinero de sus padres. 

Contada con una proximidad que hace de cada escena una situación atrapante y ubicada en 1998 (la minuciosidad de la reconstrucción se destaca en cada detalle, en cada gesto, en cada objeto), la película funciona como un retrato íntimo y también como una logradísima fotografía de época. Está la crisis de Lola, con sus silencios, con su inquietud, con sus vaivenes, y también ese tipo especial de derrumbe que son o fueron las familias de clase media en la Argentina de los ‘90, con sus agujeros, con sus dolores, con sus intentos por permanecer juntos como se pueda. 

Sismóloga de un momento –el de hacerse grandes– y de un país –el de los sueños rotos y el de los intentos por volverlos a unir–, Zanetti expone con gran sensibilidad los temblores, el deseo y las insistencias de sus personajes y su tiempo. El elenco, impecable en cada uno de los roles, se completa con María Ucedo y Walter Jakob.

Alemania, de María Zanetti, está disponible en Max.

2. El jockey, de Luis Ortega. “He aquí una película que no apela a los reflejos habituales del público mediante su narrativa, que no encaja en ningún género preestablecido, que se permite giros fulminantes, divagues aparentemente antojadizos, cohabitación de la comedia y la tragedia, formulación de enigmas que nunca tendrán explicación, profanación y también respeto hacia imágenes religiosas, Palito Ortega y Sandro y Nino Bravo en compañía de Mozart, cine dentro del cine, travesuras bizarras que las tomás o te las perdés… Una película tan pero tan ingeniosamente queer que más no se puede pedir. Para ver y apreciar con casi todos los sentidos”, sintetizó con lucidez Moira Soto en esta columna para elDiarioAR

Dirigida por Luis Ortega y protagonizada por Nahuel Pérez Biscayart, Úrsula Corberó y Daniel Giménez Cacho, la película sigue las peripecias de Remo Manfredini (Pérez Biscayart), una leyenda del turf un poco autodestructiva que empieza a verse en aprietos en su carrera. Está en pareja con Abril (Corberó), una jocketa que espera un hijo suyo y debe decidir entre continuar con su embarazo o seguir corriendo carreras. Hasta que un día Remo sufre un accidente, desaparece del hospital y pasa a deambular por las calles de una ciudad espectral.

Entre las escenas más impactantes del largometraje se encuentra la maravillosa secuencia de baile del comienzo entre los protagonistas. Suena Sin disfraz, de Virus, y eso que se ve se parece a un cortejo. Es que los cuerpos de los bailarines no se tocan, pero se miden como si quisieran llegar a la mínima distancia posible, se tantean como si estuvieran a punto de engancharse. Cada uno, a su tiempo, da vueltas alrededor del otro y estira el aire que los separa hasta hacerlo exiguo. Los divide un resquicio o un abismo: ese espacio ínfimo que pueden tajear en el movimiento con sus extremidades, ese toco el aire, a vos no te toco. Esa zona de promesas, ese por ahora.

Los actores principales de El jockey –o mejor, sus cuerpos– no serán los mismos después de su danza inaugural (de hecho, por distintas clases de accidentes, se golpearán, se romperán y, por fin, mutarán). Ese baile en el fondo es un anzuelo: Remo y Abril no volverán a ser tan esplendorosos como cuando bailan por primera vez y a la vez no podemos dejar de mirarlos, de acompañarlos en la fuga que sobreviene a ese inicio alucinante.

Después de varias semanas en cartel y de convertirse en una de las películas argentinas más vistas del año, El jockey desembarcó en diciembre en la plataforma Disney+.

El jockey, de Luis Ortega, está disponible en Disney+.

3. La práctica, de Martín Rejtman. Rodada íntegramente en Chile –una novedad para este cineasta, que suele ubicar sus historias en un bastante reconocible terreno porteño de clase media–, esta película sigue la historia de Gustavo (Esteban Bigliardi), un instructor de yoga argentino que vive en Santiago y enfrenta la separación de su pareja.

Como ocurre en las películas de Martín Rejtman, en La práctica hay intercambios infinitos: de objetos, de dinero, de viajes en distintos vehículos, de clases. Hay, también, varios accidentes y deslices. Se suele comentar mucho la forma en la que hablan los personajes de Rejtman, pero lo central pasa más por sus movimientos y por los tironeos a los que quedan expuestos (de hecho, La práctica está atravesada por posturas de yoga, huesos que crujen, viajes en moto, trastabilleos, temblores de la naturaleza que los sacuden).

Reconocido como una de las voces clave del cine contemporáneo, Rejtman vuelve a combinar su mirada de las situaciones cotidianas desde el absurdo, con la inteligencia que lo caracteriza para mostrar los vaivenes del deseo en los cuerpos más que en las palabras. 

La práctica, de Martín Rejtman, está disponible en Mubi.

AL/DTC

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