A punto de comenzar el verano de 1944 Louis-Ferdinand Céline abandonó precipitadamente su vivienda de Montmartre rumbo al exilio. Autor de tres violentos panfletos antisemitas y favorable al Gobierno nazi, Céline subió a un tren en la Gare de l'Est en dirección a Baden-Baden. Desde allí viajaría al castillo alemán de Sigmaringen, destino de las principales figuras del régimen francés de Vichy en torno al mariscal Pétain. En su huida el novelista dejó atrás un montón de notas, cartas y manuscritos, a los que se perdió la pista tras la liberación y cuyo “robo” Céline no dejará de denunciar hasta su fallecimiento en 1961.
Un tesoro literario desaparecido hasta junio de 2020, cuando el periodista Jean-Pierre Thibaudat se puso en contacto con los herederos del autor y les anunció su voluntad de restituir 5.300 hojas manuscritas que le habían sido confiadas. Thibaudat no quiso entonces divulgar la identidad de las personas que le entregaron los folios —hace unas semanas explicó que fue la familia de Yvon Morandat, destacado miembro de la Resistencia y ex secretario de Estado de Georges Pompidou— y puso además algunas condiciones para su restitución, que desembocaron en una breve batalla legal, tras la que los manuscritos fueron entregados a la familia del autor.
Se hizo público entonces que las páginas rescatadas incluían una novela inédita titulada Londres, el manuscrito completo de Casse-pipe —publicada inconclusa en 1949— y una leyenda céltica titulada La voluntad del rey Krogold, además de mil nuevas páginas de Muerte a crédito. Estas últimas fueron donadas a la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) para cubrir los gastos de sucesión; el resto son posesión exclusiva de los herederos que confiaron a la editorial Gallimard su publicación.
El acceso a los manuscritos se ha limitado a un puñado de elegidos que trabajan en su transcripción y edición. Esta primavera vio la luz el primer inédito de Céline en más de medio siglo, un relato al que los editores atribuyen el título Guerre. Una obra que Gallimard ha promocionado como “novela inédita”, una calificación que varios especialistas ponen en cuestión. La edición inicial fue de 80.000 ejemplares —desde entonces ha vendido más de 150.000—, cuatro veces más de la que se dedicó el año pasado a Los setenta y cinco folios, obra inédita de Marcel Proust.
Intereses comerciales
“Me parece evidente que los legítimos propietarios y la editorial Gallimard han dado prioridad a sus intereses económicos, en detrimento del rigor científico”, resume Pierluigi Pellini, coautor de un artículo publicado en el Institut des textes et manuscrits modernes (Item) en el que defiende que Guerre no es una novela autónoma, sino que se trata de un borrador de un episodio descartado de Viaje al fin de la noche. “Algo comprensible, ya que toda la obra de Céline será pronto de dominio público, en 2031”.
Me parece evidente que los legítimos propietarios y la editorial Gallimard han dado prioridad a sus intereses económicos, en detrimento del rigor científico
Guerre es a la vez un relato de la Primera Guerra Mundial y una crónica de la Francia provincial, inspirada en la propia experiencia del autor. Rescatado por los británicos, Ferdinand (alter ego de Céline) se recupera en una localidad llamada Peurdu-sur-la-Lys, proyección literaria de Hazebrouck, la localidad fronteriza con Bélgica donde Céline se recuperó de una herida en el brazo. “Aprendí a hacer música, a dormir, a perdonar y, como veis, también a hacer bella literatura con pedacitos de horror arrancados a ese ruido que no acabará jamás”, afirma el narrador en las primeras páginas.
En realidad la existencia de una novela titulada Guerre reposa en la mención en dos cartas de Céline. Escritas en julio de 1934, el escritor plantea en su correspondencia que el primer tomo de Muerte a crédito debería constar de tres partes: la infancia del héroe, su experiencia en la guerra y su estancia en Londres. Sin embargo esa obra, publicada en 1936, interrumpe su relato antes de llegar 1914. De acuerdo con Pierluigi Pellini, el proyecto de Guerre se convertirá en Casse-pipe y la tercera novela (Londres) acabará siendo Guignol's Band.
“Aquí hay un círculo vicioso: como los editores piensan que estas páginas fueron escritas en 1934, les han puesto un título, inadecuado, tomado de una carta de 1934; como el libro se llama ahora Guerre, debe haber sido escrito en 1934”, denuncia Pellini, profesor de Filología de la Universidad de Siena.
Además de la falta de título en el manuscrito, el investigador y su compañera, Giulia Mela, señalan en el artículo que se trata de un texto truncado, que comienza con un “no del todo” —eliminado en la publicación de Gallimard— y un “10” en la parte superior de la primera hoja, que sugiere la existencia de nueve capítulos anteriores. De acuerdo con estos investigadores, la hipótesis más probable, en el estado actual de los conocimientos, es que las seis secuencias anteriores pertenezcan a la preparación de Viaje al fin de la noche, escritas en 1930-1931.
“En estos borradores, de hecho son borradores fragmentarios, no se trata en absoluto de una novela completa, hay dudas sobre los nombres de personajes y lugares que se nombrarán de forma definitiva en Viaje al fin de la noche”, afirma Pellini. “Y añadiría que Céline, en su correspondencia, hace referencia a menudo a los borradores de Viaje que descartó; y que el estilo de la llamada Guerre es un estilo embarullado, incierto”.
Falta de acceso a los manuscritos
En realidad, la publicación de Guerre suscita dudas por dos razones. Una es la publicación de un borrador como obra definitiva. “Se pueden negar muchas cosas de Céline, pero no que fuera un gran trabajador. Nunca publicó voluntariamente un primer borrador: es en cierto modo una traición”, afirma Anne Simonin, especialista en la figura de Céline, que sostiene que el autor se benefició de una amnistía fraudulenta a su vuelta a Francia para escapar a la confiscación de sus bienes.
La segunda razón es el problema de la cronología. “Desde mi punto de vista, en el estado de la información actual, es imposible establecer una fecha ‘científica’ para Guerre, pero ciertamente las objeciones formuladas por los investigadores italianos merecen ser tenidas en cuenta y, en su caso, refutadas”, añade Simonin.
“Debería haberse realizado un estudio serio por parte de un equipo interdisciplinar que hubiera podido establecer un aparato crítico riguroso, analizando la tinta y el papel utilizados”, señala Giulia Mela, coautora del artículo en el Item con Pellini. “De momento, nos vemos obligados a limitarnos a una reproducción, a un precio de 160 euros, que ni siquiera ofrece una descripción material del manuscrito. Todos los investigadores deberían tener acceso a los manuscritos recuperados por la donación de estos materiales a archivos como la BNF o el Institut Mémoires de l'édition contemporaine, como deseaba Jean-Pierre Thibaudat”.
Entre tanto las aventuras de Ferdinand continuarán llegando a las librerías: una nueva novela, Londres, se publicará en Gallimard este otoño. Al mismo tiempo, verá la luz la totalidad de La voluntad del rey Krogold, una leyenda celta de la que solo se conocían algunos pasajes incluidos en Muerte a crédito. Y, en 2023, debería publicarse la versión completa de Casse-pipe, así como una revisión de las antologías del novelista. Seis décadas después de su muerte, Louis-Ferdinand Céline vuelve a triunfar en las librerías y, de paso, regresa también al centro de las polémicas.