Las jugadoras suecas se suman al “se acabó” con una pancarta en el primer partido de España desde el Mundial

elDiario.es

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Puño al aire, brazalete reivindicativo y una pancarta que rezaba: “Se acabó. Our fight is a global fight (nuestra lucha es una lucha global)”. Las jugadoras de la selección de Suecia mostraron su apoyo a las jugadoras de la selección española de fútbol antes del partido que jugaron ambos combinados este viernes. Las internacionales escandinavas se sumaron al “se acabó”, que se convirtió en el lema de la protesta de las españolas, apoyo que han mostrado sujetando entre todas una pancarta con un mensaje dirigido hacia la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), objeto de las críticas de las jugadoras españolas.

Este es el primer partido al que se enfrentan las campeonas del mundo desde su victoria en Sídney y desde la destitución de Luis Rubiales como presidente de la RFEF por el beso forzado que le dio a Jennifer Hermoso. También es la primera convocatoria que ha realizado la nueva seleccionadora, Montse Tomé, sustituta de Jorge Vilda, una convocatoria que solo sirvió para enrarecer más el ambiente entre las internacionales, que fueron llamadas a filas pese a que habían pedido que no se hiciera.

Finalmente, tras unos días tensos y reuniones múltiples entre las jugadoras y el Gobierno como mediador a través del Consejo Superior de Deportes (CSD), 21 jugadoras decidieron quedarse con la selección y dos –Mapi León Patricia Guijarro, que no estuvieron en el mundial por ser parte de las 15 que se rebelaron contra Vilda hace un año– decidieron volverse por no estar en condiciones mentales de afrontar el partido, tras asegurarles el Gobierno que no serían sancionadas por ello. En lo meramente deportivo, Tomé –que está muy cuestionada por haber realizado esa convocatoria– ha alineado a nueve campeonas del mundo en el equipo inicial para el primer partido de la Nations League, competición que otorga plazas para los próximos Juegos Olímpicos.

Un mes de protestas

Durante el último mes las jugadoras han venido reclamando cambios en la cúpula de la RFEF, ya que consideran que la asamblea de hace un mes, en la que el exdirigente se negó a presentar su dimisión ante los aplausos de los asistentes, fue “la gota que colmó el vaso”. Ahora las deportistas piden que la institución tenga “tolerancia cero ante las personas que hayan escondido, aplaudido o incitado un abuso”, según expresó la capitana, Alexia Putellas, el pasado jueves.

Las integrantes de la selección española explicaron que toda la situación las ha obligado a asumir un compromiso con la sociedad y a no “ponerse de lado” después de lo ocurrido. “Somos futbolistas, pero nos hemos tenido que meter en la cabeza que no podemos ser solo futbolistas”, declaró Putellas este jueves en la rueda de prensa previa al encuentro contra Suecia en la primera declaración pública de las futbolistas más allá de comunicados. La Balón de Oro explicó cómo “durante décadas ha habido una discriminación sistémica con el femenino” y señalo todo lo que han tenido que luchar “para ser escuchadas”.

Ante esta situación, las jugadoras suecas ya habían expresado un claro apoyo a sus contrincantes, que se habían mostrado dispuestas incluso a boicotear el encuentro: “Deben sentir todo el apoyo que hay a su alrededor, otros países las apoyan en la decisión que elijan tomar. Si sienten que necesitan boicotear el partido para que algo suceda, está claro que las apoyamos”, declaró una de las internacionales suecas, Filippa Angeldahl.

Tercera salida en la RFEF

Además, la RFEF continúa con su ejercicio de limpieza y acercamiento a las jugadoras. Durante el partido, la federación ha anunciado el despido del hasta ahora responsable de Integridad, Miguel García Caba, a quien las jugadoras señalaron tras los acontecimientos sucedidos en la final del mundial por ser uno de los que justificaba que el beso fue consentido. García Caba está citado a declarar ante la Audiencia Nacional por la denuncia de Hermoso.

Con este despido son ya tres las personas que han dejado su puesto por el conflicto con las jugadoras. El primero en salir fue Jorge Vilda, exseleccionador. Le siguió Andreu Camps, que era el secretario general del organismo, mano derecha de Rubiales y uno de los principales señalados por las internacionales en sus reivindicaciones. También es la persona que puso en peligro la participación de los clubes españoles en competiciones europeas por pedir la mediación de la UEFA en el caso (que no se produjo).