Detrás del anuncio de los U$S20.000 millones

Ante la ansiedad, Caputo anticipa el monto del préstamo pero no esclarece el futuro del dólar

27 de marzo de 2025 12:38 h

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Psicólogos consideran que el trastorno de ansiedad es la epidemia silenciosa del siglo XXI. También afecta al mercado, cuyos inversores comenzaron a desesperar en las últimas semanas por la falta de definiciones sobre el futuro préstamo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le otorgará a la Argentina para repagar deuda y fortalecer el deteriorado patrimonio del Banco Central y sobre la nueva política del dólar que exigirá a cambio. Contagiado por esa ansiedad que deriva en especulaciones de inversores, exportadores que demoran la liquidación de granos e importadores que se adelantan a comprar, el ministro de Economía, Luis Caputo, intentó calmar este jueves al mercado anticipando la cifra del crédito que tomará del FMI, pero no esclareció el otro asunto que pone nervioso a los operadores: cuánto saltará el dólar oficial cuando deje de subir al 1% mensual, bien por debajo de la inflación, como lo hace desde que el segundo mes del gobierno de Javier Milei hasta ahora.

Por eso el anuncio del ministro quizás sirva poco para tranquilizar a los ansiosos. Así textual lo que dijo Caputo esta mañana en una conferencia sobre seguros: “Hablando ayer con la managing director  (directora gerenta) del Fondo (por Kristalina Georgieva] y comentándole estos temas le dije: ‘Como realmente pueden faltar algunas semanas hasta que puedas convocar al board (directorio del FMI, donde están representados los países miembros y donde se aprueba definitivamente cualquier endeudamiento) y teniendo en cuenta los rumores... dado que se ha dicho que el FMI exigía devaluación, algunos hablaban de 30%, otros de 7%, que el acuerdo iba a ser de US$3.000 millones, otros de US$5.000 millones, dijimos que por lo menos estaría bueno decir el monto que nosotros hemos acordado y que el staff (personal técnico) va a someter a la aprobación del board’. El monto que nosotros acordamos con el staff, que es en definitiva el board quien decide si se aprueba o no, es de US$20.000 millones. Es muy superior al monto que se viene escuchando de algunas personas en particular”.

Pero lo que contó Caputo no es tan así. En elDiarioAR ya se anticipó que se barajaba una cifra de US$20.000 millones. También lo anunció la agencia Bloomberg. Por tanto, no es novedad. El Gobierno ya ha aclarado que una parte será para repagar la deuda récord que el propio Caputo tomó en 2018 cuando era ministro de Finanzas de Mauricio Macri y otra para cancelar letras que el Tesoro “le encajó” al Banco Central a cambio de reservas en 2010 en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.

Fuentes con acceso a la negociación y del mercado bursátil especulan con que sean US$12.000 millones para refinanciar la deuda con el propio FMI desde 2026 hasta 2028 y otros U$S8.000 millones de endeudamiento nuevo para mejorar el patrimonio del Central, aunque no se descarta tampoco que sean mitad para un fin y mitad para el otro.

Más que la cifra, lo realmente interesante del anuncio de Caputo fue que dio a entender que parte del del crédito adicional llegará lo antes posible, como él pretende para calmar al mercado. “Tradicionalmente un acuerdo con el Fondo implica que el FMI se compromete a dar desembolsos gradualmente mientras exige una serie de ajustes típicamente fiscal y monetario para poner la economía en orden. La plata que va inyectando el Fondo va a financiar la transición hacia un orden macroeconómico. Ese no es el propósito de este acuerdo porque ese ajuste fiscal y monetario nosotros ya lo hechos hechos. Ya está hecho”, sostuvo el ministro. Pero aquí tampoco es tan así. Si bien la motosierra pasó por las política fiscal y monetaria, el FMI exige que, a mayor desembolso inmediato del préstamo, mayor sea la liberalización del cepo cambiario que el Gobierno aún mantiene.

Milei y Caputo querían mucha plata ahora para contener la ansiedad de los mercados, pero levantar los controles cambiarios recién después de las elecciones legislativas de octubre próximo, de modo tal de llegar a las urnas con la inflación controlada. Pero los deseos no siempre pueden cumplirse en la vida real. Es que tener la segunda moneda más sobrevaluada del mundo, según la revista The Economist, ayudará a bajar la inflación, pero resulta insostenible porque perjudica la exportación, alienta la importación y, por tanto, desincentiva la acumulación de reservas, necesarias para repagar deuda externa. Por eso, ni el mercado ni el FMI lo aprueban. De ahí que, aunque el Gobierno sujete el dólar oficial, los inversores hayan apostado en las últimas semanas a una suba de los paralelos, lo que al final del día también presiona la inflación. Por eso, el FMI presiona por actualizar el tipo de cambio: no pide una devaluación brusca ni una salida del cepo ya, pero sí ir subiendo el dólar más rápido, dentro de una banda de máximos y mínimos, mientras eliminan restricciones al mercado de cambios.

Sobre ese sendero Caputo no dijo ni “mu”. Por tanto, la ansiedad sobre el asunto continúa. Porque además es el tema que más nervioso pone a los operadores. Hoy bajan un poco el dólar blue (0,3%, a $1.308), el MEP (0,1%, a 1.294) y el contado con liqui (0,2%, a 1.296), pero quienes en las últimas semanas desarmaron la bicicleta financiera de aportar a la tasa de interés en pesos para volver al dólar todavía no tienen claro cuál es el final de la bicisenda.

AR/MC

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