“Un gap”, una suba importante respecto del cierre anterior. Ese fue el movimiento que los brokers leyeron en las acciones de la compañía canadiense Pan American Silver el jueves, cuando el mercado amaneció con la noticia de la habilitación de la megaminería en Chubut. Mientras la provincia atraviesa momentos de tensión extrema, con un gobierno de credibilidad agonizante, represión policial en las calles y disturbios que incluyeron el incendio de la Casa de Gobierno, la firma dueña del yacimiento que ahora tiene luz verde para ser explotado mejoró el valor de sus acciones casi 11% en dos días.
El salto, que revirtió la tendencia bajista de los últimos cuatro meses, se inició luego de que el miércoles a última hora la Legislatura provincial tratara y aprobara de improviso un proyectos que habilita la actividad en los departamentos de Gastre y Telsen, ambos ubicados en la meseta, una región árida y muy poco poblada del centro de Chubut.
Ayer las acciones de la firma subieron en torno a 8% y la mejora se sostenía en la rueda de este viernes, con un alza cercana al 3%. De acuerdo con los movimientos en la bolsa de valores Nasdaq, donde cotiza Pan American Silver, el miércoles las acciones cerraron con un valor de US$22,09 y esta tarde se vendían cerca de los S$24,5, lo que arroja una mejora del valor de la empresa del 10,9%.
La ley aprobada —que impulsó el gobernador Mariano Arcioni pese haber llegado al gobierno con un discurso abiertamente antiminero— fue diseñada a medida de las necesidades de Pan American Silver. La firma adquirió el yacimiento de plata “Navidad” en 2010, cuando la actividad ya estaba prohibida en territorio chubutense, y esperaba pacientemente el momento de poder capitalizar su inversión. La mina es una de las reservas de plata más grandes del mundo y, según fuentes de la empresa, tendría una vida útil de 18 años, con la posibilidad de prolongarse con nuevas explotaciones en la zona.
Según los números de la compañía, este yacimiento le garantizaría a la provincia exportaciones despachadas en sus propios puertos por US$350 millones anuales y demandaría una inversión de entre US$1.000 y US$1.300 millones a lo largo de toda la explotación. Parte de los habitantes de la meseta apoyan la iniciativa como una posibilidad de desarrollo para los pueblos del interior chubutense.
El rechazo principal de los grupos antimineros radica en el impacto ambiental. Según detalla un proyecto presentado en la Legislatura por la Unión de Asambleas de Comunidades Chubutenses, la minería es una enorme consumidora de energía eléctrica y de agua, recurso —escaso— que deja contaminado por los tóxicos que se emplean en el proceso. La organización argumenta que es imposible asegurar que los diques que se utilicen para almacenar el agua contaminada permanezcan en buen estado a lo largo del tiempo.
“Existe un riesgo cierto de que se fisuren, quiebren o produzcan filtraciones que puedan contaminar gravemente el agua superficial o subterránea de la zona, trasladándose la contaminación a grandes distancias”, asegura el texto, y menciona como ejemplo lo ocurrido en 2015 en San Juan, cuando una falla en el sistema de la empresa Barrick Gold produjo el derrame de un millón de litros de solución cianurada en la mina Veladero. “El derrame tóxico llegó primero al río Potrerillos hasta alcanzar el río Jáchal y rápidamente aumentó la concentración de metales pesados en el agua, convirtiéndola en no apta para el consumo humano”, detalla.
La discusión sobre la conveniencia o no de habilitar la minería en la provincia lleva al menos 18 años. En 2003 se realizó un plebiscito en la ciudad de Esquel que arrojó el rechazo del 81% de la población a la instalación de una explotación de oro en sus alrededores por parte de la —también canadiense— Meridian Gold. Ese resultado derivó en una ley que prohibió la actividad y le dio impulso a un activismo ambientalista que lidera las manifestaciones que se replican desde el miércoles a la noche en distintos puntos de la provincia. Arcioni habló este viernes de una “pandemia de violencia” y anticipó que no dará “un paso atrás”.