Un mes después del cambio de gobierno, que heredó un parate de las importaciones, esta semana el Banco Central comenzó a liberar divisas para los importadores, tanto los de insumos para la producción como los de bienes finales, y el tipo de cambio lo sintió.
Por más que el presidente del Central, Santiago Bausili, sostenga que el dólar oficial sólo subirá 2% mensual, tras el salto del 100% en el inicio de su gestión, en los mercados paralelos comenzó a saltar de vuelta. En la plaza oficial, el Banco Nación lo vendió este martes a $837, un 0,06% más que el lunes, pero el blue trepó 4,4%, a $1.180; el MEP (Mercado Electrónico de Pagos), 3,4%, a $1.163 y el contado con liquidación (CCL), el 4,2%, a $1.213.
Además, el Ministerio de Economía, que conduce Luis Caputo, informó este martes que terminó de elaborar un Padrón de Deuda Comercial por importaciones con proveedores del exterior que alcanzó los US$26.000 millones registrados. Este monto se compone por US$20.500 millones de grandes empresas, 2.800 millones de medianas y 2.700 millones de pequeñas y micro compañías. De los US$26.000 millones se han pagado ya 2.900 millones, de tal forma que el monto adeudado neto alcanza actualmente los 23.100 millones.
“El escenario cambiario presenta una complejidad marcada por diversos factores, como la reciente apertura del mercado cambiario para importadores, la acumulación de reservas por parte del Central y las proyecciones económicas que inciden en la brecha cambiaria”, analiza Tobias Sanchez, analista de la sociedad bursátil Cocos Capital, que justo este martes lanzó su primer fondo común de inversión.
“Desde que Javier Milei asumió, el Central logró acumular US$4.100 millones en reservas”, destaca Sanchez. Se trata de la consecuencia habitual de una devaluación, sumada al parate de importaciones que rigió hasta la semana pasada. Por eso, el analista de Cocos advierte: “Sin embargo, esta acumulación fue excepcional, resultado de la falta de acceso al mercado cambiario para importadores. La apertura progresiva del mercado genera un nuevo desafío para el equipo económico, ya que la demanda de dólares aumentará gradualmente”.
“Con el cierre de las SIRA (Sistema de Importaciones), el mercado se paralizó, y un nuevo sistema permitió a las empresas acceder a la demanda de divisas en cuatro cuotas”, explica Sanchez. “Esta apertura implica que el Central deberá satisfacer la demanda de los importadores, lo que, incluso entregando divisas sólo por el 25% del total, aumentará la demanda de dólares.”
“El acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional) establece que el Central debe incrementar las reservas netas en US$10.000 millones”, se refiere el analista de Cocos al pacto sellado el miércoles pasado. “Sin embargo, alcanzar esta meta será desafiante debido a la demanda no sólo de importadores, sino también de empresas y provincias para pagar deuda, entre otras obligaciones. La reciente flexibilización del acceso al mercado CCL por parte del Central busca facilitar que los importadores les paguen a sus proveedores. También se espera una nueva licitación de bonos ajustados por CER (inflación) para pagar vencimientos de deuda en moneda local, precediendo a un posible canje de deuda en pesos para aliviar la presión sobre el mercado cambiario.”
“En cuanto a la perspectiva del mercado financiero, considero que se mantendrá la brecha cambiaria por debajo del 50%, ya que superar este nivel podría motivar a los exportadores a liquidar divisas, aumentando la oferta de dólares financieros”, pronostica Sanchez. Sucede que los exportadores liquidan el 80% al dólar oficial y 20% al MEP o CCL. “También una brecha superior al 50% incentivaría a los importadores con deudas comerciales, anteriores al 12 de diciembre a posicionarse en BOPREAL -bono en dólares que les ofrece la autoridad monetaria-, reduciéndose así la base monetaria y aliviando la presión sobre los precios, en donde vienen incluidos los dólares paralelos. En resumen, el panorama cambiario se presenta como un complejo equilibrio entre la apertura del mercado, las metas de reservas y las estrategias para contener la brecha cambiaria. La flexibilidad del mercado, combinada con medidas cautelosas, será esencial para gestionar la demanda de dólares y mantener la estabilidad financiera en el corto y largo plazo”, finaliza el analista de Cocos.
Su colega Juan Manuel Pazos, de TPCG, opina que “la brecha está alta, pero el problema es que el deslizamiento del oficial no luce sostenible, una de cal y una de arena”. Y se explica: “La brecha está alta porque en siete u ocho semanas empieza a entrar la cosecha gruesa (de soja y maíz)”, prevé una buena recolección tras la sequía de 2023. “Con un dólar blend de 80%-20% para exportadores, vienen US$7/8.000 millones de oferta de exportadores en el contado con liqui. Lo van a tender a derrumbar, como en diciembre. No tiene sentido validar esta brecha cuando en un mes y algo lo vas a conseguir mucho mejor. Pero respecto al oficial y, con la tasa de inflación que tuvimos en diciembre (25%) y la que vamos a tener en enero y febrero, en marzo tenés un tipo de cambio real similar a la predevaluación, no es sostenible”, vaticina Pazos otro salto del dólar oficial, superior al 2% mensual prometido por Bausili.
“Empiezan a pagarse las importaciones, así que estamos expectantes y con la mente abierta a ver cómo sigue”; observa Christian Reos, de Allaria Ledesma. “Esto recién empieza. La recesión debería poner un freno a las importaciones. Hay que pasar el verano hasta que entren los dólares de la soja”, se refiere Reos a la temporada que comienza a fines de marzo y comienzos de abril.
En un banco extranjero opina que “si el Gobierno llega a marzo con dólares, la volatilidad severa podría evitarse”. Es decir, hay que pasar febrero, un mes donde cae la demanda de pesos tras las vacaciones de enero. ¿Cómo se puede lograr? “Con el acuerdo con el Fondo -que girará US$4.700 millones-, con tasa de interés -que por ahora está deprimida- y con éxito en el mercado renovando deuda”, responden en el banco citado.
AR/JJD