-¿Es usted bostero? -es lo primero que pregunta el Nobel de economía Finn Kydland en una entrevista con elDiarioAR por Zoom desde Lindau, Alemania.
Cada año allí, en los Alpes de Bavaria, sobre el lago de Costanza, que este país comparte con Austria y Suiza, se reúnen los ganadores del Nobel de distintas disciplinas en el verano boreal para conversar con jóvenes doctores de esas ramas. Cada tres años se juntan los Nobeles de economía. Uno de los asistentes este 2022 fue el noruego Kydland, de 78 años, que ganó el premio en 2004 por estudiar la consistencia en el tiempo de la política económica y las fuerzas impulsoras detrás del ciclo económico. Actual profesor de la Universidad de California Santa Barbara, ha visitado varias veces la Argentina como docente honorario de la Di Tella y ha escrito algunos papers elogiosos sobre la apertura económica de Carlos Menem en los 90, aunque después debió admitir su fracaso y lo atribuyó a la falta de inversiones, de confianza y de instituciones creíbles. Se define com hincha de Boca.
-¿Cómo ve la economía mundial hoy después de la pandemia en medio de una guerra y con el alza de la inflación?
-Actualmente sé más sobre Estados Unidos porque vivo en California. Entonces sé algo acerca de por qué la inflación es un problema potencial en los Estados Unidos. Y eso es porque han estado imprimiendo dinero demasiado rápido. Eso es algo que ustedes los argentinos deben saber muy bien. Sé un poco de la Argentina porque he escrito un par de artículos con un economista argentino en el Banco de la Reserva Federal de Dallas. Su nombre es Carlos Zarazaga. La inflación se define como un aumento continuo del nivel de precios, no solo como algo que podría suceder a corto plazo debido a un problema temporal de suministro o algo así. Y casi siempre la causa es porque el banco central está imprimiendo dinero demasiado rápido.Y es algo que puede suceder incluso en un país como los Estados Unidos, porque he visto las cifras de cuán rápido ha estado creciendo el stock de dinero y las cifras han aumentado alrededor de 7 u 8% por año. Y eso es inconcebible.
-¿La inflación pone en riesgo el crecimiento de la economía de Estados Unidos?
-No es tan obvio eso. Normalmente lo haría. Basado en mi propia investigación, tiendo a pensar que los factores monetarios son mucho menos importantes que los factores reales, como cambios en tasas impositivas o cambios en la política pública en general. Pero sé que en la Argentina el problema siempre fue que el gobierno nunca pudo comprometerse con una política monetaria estable en la que todos pudieran creer.
-Me gustaría preguntarle sobre Argentina, que, como siempre, está con una gran inflación, pero al mismo tiempo el mundo la mira con renovada interés porque tiene comida, tiene energía, tiene litio también. ¿Cómo ve esta paradoja?
-La Argentina siempre estuvo en una buena posición debido a la extensión de sus recursos. Es un país muy rico en recursos. Pero el problema siempre fue- y no sé porque no lo he seguido recientemente- pero el problema siempre fue el alcance de las restricciones comerciales que impondría Argentina. Restricciones diciendo “no puedes exportar” pensando que al exportar la inflación aumentaría. Quiero decir que las restricciones comerciales siempre dañan la economía de una nación. Y la Argentina es un ejemplo de eso porque las restricciones son completamente innecesarias.
-¿Y usted cree que el mundo ahora está mirando con nuevos ojos a estos recursos naturales que tiene la Argentina?
-No sé por qué en el mundo no estarían interesados en los recursos de la Argentina si ellos son sensatos. Ellos agradecerían la oportunidad de comerciar con ingenio. Usted mencionó el litio. Sé que es un recurso valioso. Y debería ser parte de lo que potencialmente Argentina podría intercambiar a cambio de otras importaciones importantes.
-Ahora en un mundo donde Estados Unidos y Rusia están en conflicto, Estados Unidos y China también, ¿cree que la Argentina tendrá que elegir a quién vender estos recursos o puede comerciar con todos?
-Lo racional sería comerciar con quien esté interesado en comprar esos recursos.
-Usted viene de Noruega, que también tiene sus recursos naturales, pero sólo 5 millones de habitantes. La Argentina tiene muchos recursos, pero 47 millones de personas que no pueden trabajar todos en soja, gas y minería y ocupa el puesto 89 en PBI per cápita. ¿Cuál es la solución para países como la Argentina: tienen que apoyar el crecimiento de estos recursos naturales o tratar de desarrollar tecnología e industria como países como Corea del Sur, que han logrado el desarrollo?
-El secreto tiene que ser la voluntad o la capacidad de desarrollar tecnologías, porque el cambio tecnológico es siempre la fuerza impulsora detrás de una economía en crecimiento constante. Mi sospecha es que en Argentina hay demasiadas restricciones comerciales, lo que les dificulta aprovecharlas. Para que los recursos puedan aprovecharse como en Noruega parte tiene que ver con la política. Un gobierno típico dura cuatro años. Entonces, en períodos de cuatro u ocho años, ha habido un gobierno de orientación izquierdista, el Partido Laborista, y luego otros períodos de cuatro u ocho años con una coalición de partidos más orientados a la derecha. Pero no notas ninguna diferencia. Evidentemente, hay una gran cantidad de acuerdos entre los políticos sobre lo que es una política razonable. Es parte del secreto de por qué a Noruega le está yendo tan bien. Si piensas en establecer una empresa en Noruega, vas a estar bastante seguro de que el gobierno no va a hacer nada estúpido o introducir alguna estúpida política económica. En la Argentina es mucho más difícil hacer esa suposición porque ha habido demasiados casos a lo largo de las décadas que se remontan a la hiperinflación a finales de los años ochenta y así sucesivamente. Y entonces Argentina no tiene la credibilidad para llevar a cabo políticas. Una vez que se ha perdido esa credibilidad, es más difícil recuperarla. Y entonces eso es probablemente parte de la lucha que la Argentina tiene que enfrentar.
AR