“¿Sos peluquera? ¿manicura? ¿Ah, no? ¿coreógrafa? ¿artista?”, suelen preguntarle las personas que conocen a Manu Mireles cuando hablan de trabajo. Pero Mireles –el pelo corto teñido de rosa y amarillo, un delineado ampulsos y dos grandes aros plateados en las orejas– es licenciada en Ciencias de la Educación y da clases en la universidad. Su ocupación no encaja en el acotado imaginario del universo laboral trans, como tampoco la de Maryanne Lettieri, que es profesora de inglés.
Ambas son también cofundadoras del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis que, en asociación con las agencias Sunshine Lab y Grupo Muchnik, lanzó este jueves la iniciativa “Transformar miradas” para impulsar la contratación de talentos travestis, trans y no binarios y sumar criterios de diversidad en las organizaciones, sobre todo en el sector privado.
Además de una acción de comunicación que apunta a sensibilizar a los tomadores de decisión en lo que respecta al empleo, la iniciativa pone a disposición una herramienta práctica: una bolsa de talentos administrada por la organización Mocha Celis que actualmente cuenta con una base de alrededor de 520 postulaciones y está activa en todo el país. Además, ofrecen a las empresas asistencia en el proceso de búsqueda e incorporación, con capacitaciones, información y acompañamiento.
“A veces las empresas dicen que quieren incluir personas diversas pero que no saben dónde está la población trans. Bueno, acá estamos, existimos, lo que hay que hacer es articular”, apunta Lettieri.
En la web de Transformar la mirada está disponible un formulario para quienes buscan trabajo y otro para quienes buscan talentos. Además, se puede acceder a material audiovisual con historias de personas trans y no binarias. Está, por ejemplo, la de Cuca, que es colectivera; la de Jazmín, que trabaja en un laboratorio clínico y la de Daniela, empleada de una juguetería.
La población trans argentina tiene una expectativa de vida que no supera los 40 años y apenas el 1% llega a los 60 años, según datos del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires. Esos porcentajes se explican sobre todo por las condiciones de vida. El 60% de esta comunidad ejerce la prostitución aunque el 87% dejaría de hacerlo si tuviese otra posibilidad.
El 80% de esa población no consigue acceder a un trabajo formal y los modelos en los que las más jóvenes se pueden reflejar son muy restringidos. “Yo cuando era chica veía que se podía ser prostituta, peluquera o vedette”, recuerda Lettieri. “Todas las personas trans alguna vez buscamos en google 'Trabajos para personas trans' y nos volvimos a encontrar con eso, aunque cada vez aparecen más cosas”, suma.
En Argentina, el 70% de las personas trans nunca fue a una entrevista laboral luego de asumir su identidad de género. Por otro lado, las empresas percibidas como diversas tienen un 93% más de probabilidades de lograr un desempeño superior, según datos de McKinsey. La idea de esta campaña es conectar ambas cosas. “Podemos sumar valor a las empresas y no queremos que se nos incorpore solo en posiciones marginales, sino poder pensar en ocupar posiciones de liderazgo”, dice Mireles.
En la Argentina existe en el sector público una ley de cupo trans, que garantiza un mínimo del 1% de la dotación de la administración a personas del colectivo, pero no existe una norma del mismo tipo en el sector privado. “Tenemos leyes, iniciativas, organizaciones, pero todavía hay una sociedad que no acompaña en su totalidad todo eso”, señalan. “Me incomodás visualmente”, “yo prefiero contratar personas normales”, son algunas de las cosas que escucharon en entrevistas laborales.
Aunque es cierto que la población trans tiene, por sus propias condiciones de vida, un déficit de educación (solo el 6% tiene títulos profesionales y casi la mitad no terminó los estudios secundarios), Sol Abadi, fundadora y directora de Sunshine Lab, destacó que en la bolsa de trabajo existe talento “multidisciplinario”: hay abogadas, ingenieras, talentos de tecnología, administrativos.
La iniciativa cuenta con el apoyo de grandes empresas como Natura, Avon y Newsan y apuesta a generar, también, un efecto contagio. En la presentación del proyecto Laura Muchnik, presidenta y fundadora de Grupo Muchnik, habló de contribuir a un “cambio cultural” mediante la información y la visibilización de historias y también a la intención de animar a las personas trans vencer los miedos construidos por la acumulación de “no” y postularse a las búsquedas abiertas.