La inflación de junio fue de 3,2%, lo que refleja el tercer mes de desaceleración luego del pico de marzo (4,8%). Sin embargo, los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) están lejos de cumplir con las expectativas iniciales: en los primeros seis meses del año la variación de los precios acumuló 25,3%, el mayor valor para ese período desde 2016 y solo 3,7 puntos porcentuales por debajo de lo que el presupuesto oficial estimaba para todo 2021.
Si se compara con el mismo mes de 2020, la inflación acumula 50,2%, lo que devuelve el índice a los niveles de 2018 y 2019, pero con un escenario distinto. En ese momento la suba de los precios se explicaba en gran parte por el ajuste del dólar y las tarifas, dos conceptos que ahora se mantienen anclados y que anticipan inflación futura, cuando se liberen las palancas. De hecho, si se mira la la inflación núcleo —los precios que no están regulados— aumentó el ritmo de 3,5% a 3,6%, al contrario de la tendencia general.
“Es el mejor dato desde noviembre pasado, pero igual es un dato malo: es el semestre con más inflación desde 2016 y muestra un promedio mensual de 3,8%, que anualizado da casi 60%. Por más que se espera que en el segundo semestre baje e incluso rompa la barrera del 3%, será difícil que la inflación sea menor al 45% este año”, apuntó Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina.
La división de mayor incremento en junio fue la de comunicación (7%), impulsada principalmente por el aumento en los servicios de telefonía móvil y, en menor medida, el servicio de conexión a internet.â¯Este rubro continuará presionado en julio, dado que el Gobierno autorizó esta semana una nueva suba de 5% para las telecomunicaciones.
Los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas se encarecieron en el mismo nivel que la inflación general (3,2%) y la categoría estuvo 0,1 puntos porcentuales por encima del aumento registrado en mayo. Una vez más la suba estuvo empujada por la carne y sus derivados, seguidos de lácteos, pan y aceites.
Del mismo modo que en mayo, estas alzas estuvieron parcialmente compensadas por una baja en frutas y verduras. Si se mira el primer semestre completo, los alimentos sí escalaron más que la inflación general (26,4% contra 25,3%) y también lo hicieron en la comparación interanual (53,2% contra 50,2%).
En lo que refiere específicamente a carne, el aumento fue más fuerte en las zonas donde los programas de precio oficiales tienen mayor dificultad para penetrar. Mientras que el Indec marcó una aumento de 33,5% para el semestre y 79,2% para el año, un relevamiento hecho por Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) en pequeños comercios del Gran Buenos Aires esos mismos datos fueron de 40,70% y 81,53%, respectivamente.
En mayo el Indec registró una inflación oficial de 3,3%, número que quebró por primera vez en meses la barrera del 4% y fue el más bajo desde noviembre de 2020, lo que entusiasmó al Gobierno con la posibilidad de ingresar definitivamente en un proceso de desaceleración de los precios. Con este nuevo dato la expectativa se sostiene, no sin que aparezca la pregunta sobre qué pasará cuando se liberen los diques de contención actuales.
La inflación de junio coincide con lo que fue proyectado previamente en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que realiza el Banco Central. Para los meses siguientes proyectan “una trayectoria levemente descendente en la inflación promedio mensual”, con variaciones que rondan el 2,9% entre junio y diciembre.
Las consultoras privadas proyectan cerrar el año con un índice de 48% interanual, lo que entierra la meta original del 29% (ya desestimada también por el Gobierno al habilitar paritarias por encima del 40%). Es que incluso si se logra pasar de los registros de 4% promedio en los últimos 6 meses a registros del 3% eso implicaría llegar a diciembre con una inflación del 49%. En un escenario más optimista, que implique bajar las marcas mensuales al orden del 2,5%, se terminaría el año con 45%.
“Vamos tres meses consecutivos de baja de la inflación. Esperamos seguir por este sendero y trabajando fuerte en las paritarias. La idea es que el salario le gane a la inflación”, dijo el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Los funcionarios insisten, en cada aparición pública, en la intención oficial de mejorar los ingresos reales de las familias en 2021 y para eso el Gobierno dio rienda suelta a las renegociaciones de los acuerdos salariales, se adelantaron tramos de aumentos del salario mínimo, se mejoraron montos de programas sociales y se anunció un bono para jubilados. Todas políticas que, se anticipa, se complementarán con otras de cara a las elecciones.