En mayo la inflación oficial marcó 3,3%, un dato que quebró por primera vez en meses la barrera del 4% y fue el más bajo desde noviembre de 2020, lo que entusiasmó al Gobierno con la posibilidad de ingresar definitivamente en un proceso de desaceleración de los precios. Esta semana se conocerá el índice oficial de junio, que será clave para determinar si la tendencia se consolida.
De acuerdo con el relevamiento de expectativas de mercado que realiza el Banco Central, la estimación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de junio se ubicó en 3,2%. Es decir, por debajo del dato de mayo, pero por una diferencia ínfima. Para los meses siguientes proyectan “una trayectoria levemente descendente en la inflación promedio mensual”, con variaciones que rondan el 2,9% entre junio y diciembre.
Con respecto de la encuesta anterior del Banco Central, las estimaciones para los próximos meses fueron ajustadas levemente al alza. La variación proyectada para junio se elevó en 0,1 puntos porcentuales. Para los siguientes meses se redujo la proyección para julio (-0,1 puntos), y se incrementó el pronóstico para septiembre (0,2 puntos). Para diciembre, se proyecta una variación de 3,1%.
Para el economista Martín Tetaz, que será candidato de Juntos por el Cambio en las próximas elecciones legislativas, “el informe confirmó lo que todos temen por lo bajo; los principales bancos y consultoras que reportan al Banco Central efectivamente esperan una desaceleración de la inflación mensual, que llegaría al 2,7% en noviembre, pero todos coinciden en que, como una V, pega la vuelta en diciembre y trepa al 3,1%”. Según su mirada, el salto tienen que ver con que el mercado descuenta que los anclas cambiaria y tarifaria “no son para siempre”.
Sepultada la meta oficial de cerrar el año con un 29% de inflación, la esperanza se ubica ahora en el orden del 40%. Las consultoras privadas proyectan 48% interanual. Es que incluso si se logra pasar de los registros de 4% promedio en los últimos 6 meses a registros del 3% eso implicaría llegar a diciembre con una inflación del 49%. En un escenario más optimista, que implique bajar las marcas mensuales al orden del 2,5%, se terminaría el año con 45%.
En junio aparecen como elementos a tener en cuenta el impacto de la desactivación de Precios Máximos (que sin embargo ya había sido fuertemente desarticulado en los meses previos) y la entrada en vigencia de la nueva canasta de productos básicos a precios congelados “Súper Cerca”. En la consultora LCG esperan una suba en el rubro alimentos del 3,4% en junio, por encima del índice general estimado en 3,2%.
Según el relevamiento en comercios de cercanía de 20 distritos del conurbano bonaerense que realiza mensualmente el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) —y que sigue de cerca el Ministerio de Desarrollo Social— en junio el rubro de frutas y verduras bajó 3,45% (misma tendencia que en mayo), mientras que las carnes incrementaron 3,41% y los productos de almacén tuvieron el mayor salto: 5,19%.
De todos modos, los aumentos de la carne siguen siendo el motor de los incrementos de la canasta básica de alimentos. Según el relevamiento hecho en el Gran Buenos Aires, el rubro carnes aumentó 40,70% en los primeros seis meses del año y 81,53% en la comparación con junio de 2020. Es decir, muy por encima del promedio general de los alimentos básicos, que en los primeros seis aumentaron 26% y desde junio del año anterior, 53,61%.
Es curioso porque, según Isepci, en las últimas semanas se vienen dando bajas en los precios en el mercado de Liniers, cuyos valores tradicionalmente se trasladan más o menos rápidamente a las carnicerías.
“Desde hace varios meses el Gobierno intenta con diferentes medidas detener, o al menos moderar la escalada de aumentos de carne bovina, que van desde la fijación de precios máximos de referencia para un grupo de cortes populares, hasta el cierre temporario de las exportaciones; pasando por acuerdos con frigoríficos y cadenas de supermercados. No obstante, por ahora, ninguna ha dado resultados palpables en los mostradores de las carnicerías”, apuntan Isaac Rudnik y Juan Fresno, a cargo del informe.
Para Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), “no se logró el objetivo que tenía el Gobierno con el cierre de exportaciones”, que era que baje el precio, pero “sí se estabilizó”. Según la explicación que dio en el programa “Dato sobre dato” de Radio Milenium, esto responde a que “hay cortes que antiguamente se exportaban y hoy hay un poco más de abundancia”. “Es algo momentáneo”, anticipó Pino.
Por fuera de la carne, en el listado de alimentos que más se encarecieron en los últimos años aparece el aceite mezcla, que subió 78,95% según Isepci. Lo sigue el queso cuartirolo, con un alza de 57,14%, el yogur firme (50%), la yerba (50%) y el pan (44,44%).
Que el Gobierno logre moderar el aumento de precio de los bienes de consumo masivo será clave para cumplir con el objetivo de mejorar los ingresos reales de las familias. De acuerdo con un informe de Ecolatina, se proyecta que —reapertura de paritarias mediante— el salario real de los trabajadores registrados crecerá 3,5% en la segunda mitad del año, comparado con la primera parte de 2021. “De esta forma, más que se revertiría la caída del primer semestre logrando que los salarios les ganen a los precios por primera vez desde 2017 —señala—. No obstante, la recuperación de los próximos meses no alcanzaría para cambiar el resultado del promedio anual, un número más relevante que la comparación punta a punta, donde se verificaría una caída de 2,5% interanual”.