Entre los cambios que trajo la pandemia, el más preocupante para la economía global es una propensión al consumo más baja en los sectores más pudientes. Lo afirma Federico Marino Mac Dougall, socio de Deloitte, una de las tres empresas de contabilidad más grandes del mundo. La incertidumbre generada por una situación nunca vista ha provocado un nuevo hábito en esos sectores, “el ahorro por el ahorro mismo”.
“Ahora, con el home office, estás todo el día de bermudas y remera. Con cambiarte dos veces la remera ya está. Antes te comprabas dos trajes y cuatro camisas por año. Todo este patrón de cambios de consumo, a algunos lo puede haber beneficiado. Pero para la economía es un palazo”, ejemplifica.
El mayor problema es que esos mismos sectores, dice el encargado de reestructuraciones de empresas en Sudamérica, “son críticos de los Estados que salen a cubrir el bache que ellos mismos dejaron para que las empresas de servicios como restaurantes y hoteles, y sus empleados, que vivían de esos consumos, no se caigan del sistema.”
“Para la Argentina, este contexto será altamente paradójico,” dice. “Por un lado se intentará controlar el gasto por la necesidad de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Pero por el otro, el Estado tendrá que salir a sostener a esos sectores con políticas heterodoxas. El acuerdo con el FMI será un acuerdo light que permita estos subsidios o no habrá acuerdo.”
Lo que sigue es un resumen de la entrevista que mantuvo Mac Dougall con elDiarioAR.
¿Cuándo comienza la recuperación económica?
No lo sé. Pero sí sé que el 2021 no va a ser tan bueno como todos esperábamos.
¿Por qué?
Porque la vacuna va a tardar tiempo en generar inmunidad. Entonces, la economía va a seguir estando afectada a nivel global. Y todos los Estados van a tener que seguir ayudando y generando déficits.
En la Argentina, ¿cómo será concretamente?
Va a ser un año de inflación alta y un gobierno haciendo lo imposible para contenerla. Porque el gobierno va estar en campaña electoral, con lo cual no va a reducir el gasto público. O sea, los anuncios que hizo de recorte de gasto en diciembre el año pasado, muy probablemente tenga que volver a reponerlos en febrero, como las ayudas para el pago de sueldos a empresas o un pago parcial de sueldo.
Va a ser un año atípico, muy paradójico. Probablemente la inflación del 50%, que es lo que está esperando los analistas, no llegue a ser tan alta.
¿Por que está tan seguro?
Porque estamos en una economía que, cuando vos le sacas los subsidios, dos meses después volvés a tener problemas de demanda. O sea, los subsidios fueron para la microeconomía un paliativo espectacular, acá y en toda Latinoamérica. Una vez que vos sacás los subsidios, muchos pequeños comercios y algunas pequeñas industrias se van a caer. Con lo cual vas a tener que volver a instaurarlos. A menos que quieras tener un alza en la desocupación en un año electoral.
Una variable que nadie en el Gobierno quiere…
Exacto. Las grandes empresas van a tener enfrente a un Gobierno pisándoles los precios a todo porque, a la vez, el Gobierno va a querer mostrarle al FMI que quiere controlar la inflación mientras gasta para que no se la caigan sectores.
¿Es posible un acuerdo con el FMI con este contexto?
Ese es el tema. Veo un acuerdo light, o no veo un acuerdo. Porque el Gobierno no va a darle prioridad al Fondo en un año electoral. Y si no utiliza todas sus herramientas heterodoxas este año electoral, será un año de ajuste. Ajuste vía inflación, ajuste vía recorte del gasto público. Debería ser un año de ajuste si vos fueras ortodoxo o si quisieras un acuerdo al ciento por ciento con el Fondo. Como no vas a poder optar por ninguna de estas dos cosas, porque se te complicaría mucho la elección, ¿qué vas a hacer? Vas a darle rienda suelta a la heterodoxia. Y eso te va a impactar en las empresas.
¿Cómo impacta?
Por vía de la rentabilidad. Vas a tener sectores que se van a comer el Ebitda (ingresos antes de impuestos). Las empresas que vienen con muy buenos Ebitdas van a verse muy afectadas por las medidas tomadas a fines del 2019, en el 2020 y a principios del 2021. Ejemplo: el sector telecomunicaciones. Otro ejemplo, el sector de energía eléctrica. Y vas a tener una tasa de inversión muy baja. Y esa tasa de inversión baja te va a repercutir mucho en la capacidad que van a tener, tanto el sector privado como el sector público, para volver al mercado financiero internacional de crédito. Entonces va a ser un año atípico, muy paradójico. Probablemente la inflación del 50%, que es lo que están esperando los analistas, no llegue a ser tan alta. Pero, en el medio, vas a aplicar toda una serie de controles de precios que te va a impactar en la rentabilidad de las empresas y su voluntad de reinversión.
¿Se anima a dar una cifra de inflación para el año?
Yo creo que va a ser menor del 50%. Creo que va a estar entre el 45% y el 35%. O sea, cerca de la inflación del año pasado pero no va a ir para abajo, no va a ir al 30 como quiere el Gobierno y puso en el presupuesto. Y esto va a ser así porque el Gobierno tendrá que salir a subsidiar a muchas empresas medianas y chicas a las que si no ayuda se caen y con ellas se cae la economía.
¿Como cuáles?
Hay dos sectores que son generadores de empleo, como restaurantes y hotelería, que son sectores que están devastados. Si el Estado no les da ayuda, esos sectores en tres meses desaparecen. Los pequeños hoteles, los restaurantes familiares, todos esos lugares emplean un montón de gente. Son empresas que se caen si no reciben ayuda del gobierno central. Acá y en toda Latinoamérica. Porque el Covid te dejó un cambio psicológico muy grande y es una propensión al consumo más baja en los sectores más pudientes, en los ricos y la clase media y media alta. Ese es el cambio que todavía nadie termina de entender. Si vos antes ahorrabas un 20% de su salario, era un buen ahorro. Pero ahora vemos que pretenden ahorrar casi la mitad de los ingreso por temor. Esto ocurre a nivel Latinoamérica, no sólo en Argentina.
El coronavirus no terminó. Con un poco de suerte vas a tardar 16 meses en generar la suficiente masa de gente vacunada, con lo cual este año va a estar en el nivel pandemia.
¿En que consiste este cambio psicológico?
En el ahorro por el ahorro mismo. Por la incertidumbre que tenés, como no sabés cuánto tiempo va a llevar esto, la gente trata de ahorrar más. Y lo que recortan, se recorta en vacaciones, se recorta en salidas a comer afuera. También se recorta en ropa, en indumentaria. Ahora con el home office, estás todo el día de bermudas y remera. Con cambiarte dos veces la remera ya está. Antes te comprabas dos trajes y cuatro camisas por año. Todo este patrón de cambios de consumo, a algunos lo puede haber beneficiado. Pero para la economía es un palazo. Todo lo que es esparcimiento, comidas afuera, vacaciones, cae. Y si el sector público no los ayuda, explota.
Ahora, la gran contradicción es tratar de hacer un acuerdo con el FMI que va a pedir ajuste y que el gobierno sea ortodoxo con las medidas fiscales, pero no se puede hacer eso este año...
Es que no lo podés hacer este año por dos razones. Primero, porque el coronavirus no terminó. Con un poco de suerte vas a tardar 16 meses en generar la suficiente masa de gente vacunada. Con lo cual este año va a estar en el nivel pandemia, va a ser bastante similar al año pasado con la gente con menos reservas, con menos ahorros. Entonces el Estado va a tener que seguir ayudando a las empresas chicas y a los individuos. Entonces, en este año, el acuerdo con el FMI, o no va a poder ser, o no va a poder ser como el FMI quiere. Puede haber un acuerdo, pero sólo un acuerdo light.