El presidente Javier Milei suele elaborar cálculos estrafalarios para contar la inflación recibida o –ahora– para referirse a la recuperación económica, pero cuando el Ministerio de Capital Humano sostuvo este jueves que la pobreza había bajado en el tercer trimestre de 2023 al nivel que tenía un año antes, como la dejó el peronismo, tenía razón.
En julio-septiembre del año pasado el 38,6% de los argentinos era pobre. El ministerio que conduce Sandra Pettovello calcula a partir del informe de distribución del ingreso del Instituto de Estadística (Indec) que, tras el salto al 54,8% en el primer trimestre de 2024, bajó al 51% en el segundo y al 38,9% en el tercero.
Leopoldo Tornarolli, uno de los investigadores más especializados en la materia, que trabaja en el Centro de Estudios Distributivos de la Universidad de La Plata (Cedlas), elabora un cálculo aún más positivo para el interés de Milei y a partir del mismo informe del Indec: llega al número del 38,5%, apenas mejor que con la gestión del Frente de Todos. El Gobierno y el Cedlas hicieron simulaciones sobre evolución de la pobreza a partir del reporte de distribución de los ingresos de cada decil social, desde el 10% más rico hasta el 10% más pobre. Eso permite identificar cuántas personas cubrieron o no la canasta básica. “Generalmente son bastante precisas”, explica Tornarolli sobre las estadísticas.
El investigador de La Plata atribuye la baja de la cantidad de pobres al “ajuste diferido de los ingresos”. “Siempre se dice el latiguillo de que los precios suben por ascensor y los ingresos por escalera, pero en un proceso de desinflación los ingresos todavía se vienen ajustando mirando el pasado y así se van recuperando parcialmente lo que habían perdido en los meses anteriores, y eso obviamente te da una baja en la pobreza”, plantea Tornarolli, que amplía en la explicación: “Nosotros todavía no tenemos los microdatos de la encuesta permanente de hogares del Indec para determinar si fue por el mercado laboral o por las transferencias de ingresos (como la Asignación Universal por Hijo o la Tarjeta Alimentar), pero tiene que haber sido lo laboral. Los que entran y salen de la pobreza, esos que están por arriba del 40% más pobre, dependen sobre todo del mercado laboral”.
Otro factor a tener en cuenta es que la pobreza se mide a partir de una canasta centrada en alimentos y otros bienes y servicios básicos, cuyos precios desde mayo pasado crecen muy por debajo de la inflación. Por ejemplo, vestimenta y transporte público. La “inflación de los pobres” –como la llama Tornarolli– aumentó menos que el índice de precios al consumidor (IPC), que incluye, por ejemplo, las tarifas de luz, gas y agua, que sí dieron un salto.
Por último, el experto advierte que quizá el aumento inicial de la pobreza en el gobierno de Milei no fue tan grande, sino que el salto inflacionario de arranque impactó más sobre ingresos que tardaron en reaccionar. Del mismo modo, la baja actual no fue tan mayúscula en la medida en que los bolsillos se fueron acomodando por una inflación pasada frente a otra nueva que fue menor a la esperada.
La caída de la inflación y de la canasta básica no va a seguir pasando, al menos en la magnitud de los últimos meses
Luis Campos, del Observatorio del Derecho Social de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), sin haber elaborado aún su propio cálculo, confía en la “gente seria” que los hizo y cita a Tornarolli. Insiste en que la canasta básica subió menos que la inflación, que también viene en caída. A futuro no espera que la pobreza siga descendiendo con esta intensidad, a razón de 16 puntos porcentuales en seis meses. “La caída de la inflación y de la canasta básica no va a seguir pasando, al menos en la magnitud de los últimos meses”, explica Campos. El IPC, por caso, se derrumbó del 25% del primer mes de Milei –en diciembre de 2023–, al 2,4% en noviembre de 2023.
Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), sí confeccionó su cálculo y coincidió con el 38,9% del Gobierno. Son “niveles similares a los del tercer trimestre de 2023, pero ahora con baja inflación y expectativas de reactivación para 2025”, destaca Salvia. “Entre el segundo y el tercer trimestre de 2024 el ingreso per cápita familiar real aumentó en todos los estratos debido tanto a una recuperación de las remuneraciones laborales como a un aumento importante de los programas sociales, lo cual explica la relativa caída que experimentaron la indigencia y la pobreza”, analiza el experto de la UCA.
Es posible que siga bajando pero para que lo haga por debajo del 35% se requiere reactivación con generación de empleo pleno
“Sin embargo, hay poco para festejar”, pone el freno Salvia frente a la euforia libertaria. “En términos estructurales, los niveles de indigencia y de pobreza son similares a los promedios históricos dejados por las crisis de 2018-2019 y agravados por la mala gestión de la pandemia y la pospandemia”, remarca.
“El escenario actual marca un nuevo piso de pobreza estructural de alrededor de un tercio de la sociedad argentina, con clases populares más vulnerables y dependientes de los programas sociales, y con al menos 50% de los niños y adolescentes en situación de exclusión crónica”, describe el investigador de la UCA. A futuro “es posible que siga bajando pero para que lo haga por debajo del 35% se requiere reactivación con generación de empleo pleno”, señala.
Es decir que solo con Vaca Muerta y la minería, sectores auspiciados por Milei pero poco intensivos en mano de obra, no alcanza. La clave dependerá de cómo se desarrolla el conurbano bonaerense, donde vive un cuarto de los argentinos.
AR/MC