El 11 de noviembre de 2022, entró en vigencia el programa Precios Justos que buscaba controlar la inflación y recuperar el poder de compra de los trabajadores. Desde su entrada en vigencia, se desaceleró el Índice de Precios al Consumidor (IPC) Consumo Masivo, elaborado a partir del IPC GBA Ecolatina: en septiembre y octubre âantes de la entrada en vigencia del programaâ promediaba un 6,9% y descendió a 4,8% entre noviembre y febrero, mes en que registró un 4.7%.
IPC Consumo Masivo mide el precio de los productos empaquetados de alimentos y bebidas, que constituyen el 16% del total de la canasta que se utiliza para medir la inflación. Si bien este indicador se desaceleró con el nuevo control de precios, al analizarlo de manera desagregada, el informe revela que los productos alcanzados por el programa del gobierno nacional fue mayor en los almacenes y pequeños comercios que en las grandes cadenas de supermercados e hipermercados. Los primeros son precisamente los establecimientos en los que suelen comprar los sectores más vulnerables.
La última Encuesta de Gasto de los Hogares muestra que sólo el 15% de los gastos en alimentos y bebidas del 10% de hogares de menores ingresos se realiza en supermercados e hipermercados. El 61% de sus gastos en estos productos se concentra en locales especializados y quioscos, y el 24% restante se realiza en comercios de autoservicio.
Se trata precisamente de comercios menores en los que el incremento de precios fue mayor. Entre diciembre y febrero, el agua envasada aumentó un 10% más en los comercios pequeños o del canal tradicional a comparación de los supermercados e hipermercados que constituyen el canal moderno. Estas subas dispares según el lugar de compra también se dieron en los fideos (9%) y los productos lácteos como la leche y los yogures: 7% y 6% de diferencia, respectivamente. La harina, los quesos, el aceite puro y el azúcar fueron los productos que experimentaron un incremento menor en establecimientos del canal tradicional que en aquellos del canal moderno.
El 45% de los gastos en alimentos y bebidas del 10% de mayores ingresos se realiza en supermercados, a diferencia del 15% de los sectores de ingresos más bajos. Esto deja en evidencia un impacto desigual del programa Precios Justos en los gastos y el consumo de los argentinos según su nivel económico.
Los grupos más vulnerables también se vieron afectados por el aumento de las frutas y verduras que, durante el primer bimestre del 2023, aumentaron en más de un 30% y 36% respectivamente. Se trata de los dos bienes que más peso tienen en la canasta de consumo de los hogares de ingresos más bajos: constituyen el 18% en el decil más pobre y sólo entre el 6% y 10% del grupo con mayores ingresos.
ACM