“Ya está toda la plata,” dice por teléfono exultante Juan Napoli, presidente del Banco de Valores. “La plata ya está y lo que se está tratando de hacer es que entre la mayor cantidad de gente posible al fideicomiso.”
El presidente del mayor estructurador de fideicomisos de la Argentina, con el 55% del mercado, no recuerda una situación semejante. Aun antes de que la Comisión Nacional de Valores aprobara el fidecomiso financiero que manejará los fondos del denominado “Proyecto VIDA” (Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino) que se ocupará de financiar la adquisición, instalación y puesta en marcha de una planta para la producción de vacunas entre las que se incluirán aquellas para el coronavirus SARS-CoV-2, ya hay una larga fila de inversores institucionales dispuestos a poner el dinero. Mucho más sorprendente es que ni siquiera saben los inversores cómo, en cuánto tiempo y con qué ganancia recuperarán la inversión que servirá para construir la planta, que además de la vacuna del Covid 19 estará preparada para elaborar otros productos biotecnológicos. Toda una novedad en el minúsculo mercado de capitales argentinos.
“El presidente de Laboratorios Richmond Marcelo Figueiras interpretó bien que el crédito a largo plazo sólo te lo puede dar el mercado de capitales”, dice el titular del banco que será el fiduciario. “Ya hizo la experiencia hace cuatro años cuando abrió el capital en la bolsa, de hecho es el único laboratorio que cotiza, y ahora se dio cuenta que para buscar dinero a 20 años el mejor lugar para recurrir es el mercado de capitales.”
Las acciones de Richmond subieron ayer un tercio de su valor en un día cuando se supo que el laboratorio había producido 21.000 dosis de la Sputnik que ahora están en Moscú sometidas a control de calidad. Y hoy siguen a la suba hasta un 5% adicional sólo por la noticia de que en junio podría iniciar la producción de hasta un millón de dosis. Al mismo tiempo, la empresa ya contrató los servicios de un consorcio de fábricas que le construirá una nueva planta “llave en mano” que en junio de 2022 podrá iniciar su producción. Al ser fiduciario del proyecto, Napoli declinó comentarios adicionales, ya que el fideicomiso aún no fue aprobado por la Comisión Nacional de Valores, que regula las emisiones de oferta pública. Los datos y detalles de la oferta llegan de parte de Mario Kenny, socio de Nicholson & Cano, el estudio especializado en finanzas que asesoró a Laboratorios Richmond en la creación del fideicomiso que fue estructurado en tiempo récord: apenas cinco días que incluyó un frenético fin de semana.
Kenny, quien asesora principalmente a entidades financieras, fiduciarios, administradoras de fondos comunes y agentes del mercado de capitales, ha intervenido en más de 1.700 operaciones de titulización de créditos (utilizando como vehículo el fideicomiso financiero), asesorando a los fiduciarios, o a los fiduciantes, o a los organizadores y colocadores, por un monto acumulado equivalente a US$ 8.600 millones, que representan a cerca del 60% del mercado. Lo que sigue es un resumen de la entrevista en la que cuenta cómo nació el fideicomiso y qué instrumentos financieros se evalúan para levantar el dinero en la primera quincena de junio.
¿Cómo nace el fideicomiso del Proyecto Vida?
Laboratorios Richmond comenzó a fines de año a negociar con el Instituto Gamaleia y el Fondo Soberano de Inversiones de Rusia la posibilidad de obtener una licencia para producir y comercializar la vacuna Sputnik. Formalmente, el pre-acuerdo se alcanzó en febrero y ahora se tiene todavía que celebrar el contrato definitivo. A partir de ese contrato se planteó cómo financiar la construcción de la planta necesaria para producir no sólo esa vacuna, sino que esa planta puede producir otras. Es una inversión muy importante. Son 85 millones de dólares, aproximadamente, y la empresa necesita buscarlos en el mercado. Entonces se vio que la mejor forma de estructurar el financiamiento era a través de lo que se llama un project finance, es decir el financiamiento del proyecto donde se constituye un fideicomiso financiero al cual Laboratorios Richmond cede un inmueble, un terreno, y cede parte de los contratos de compra de la planta. Esta planta ya se está construyendo ya. Es modular. Se está construyendo en varios países. Las fabrica un consorcio de cinco empresas altamente especializadas en la planta de producción farmacológica. Richmond cede también un porcentaje de la venta futura de la vacuna que se produzcan con esa planta. Estos son los activos fideicomitidos. Entonces, en función de esos activos, el fiduciario, que es el Banco de Valores, que es el principal fiduciario de la Argentina, emite instrumentos de valores que coloca en el mercado y que son comprados por inversores. Sobre todo inversores institucionales.
¿Qué tipo de instrumentos?
Todavía no está definido del todo. Entre las opciones hay bonos o una mezcla de bonos con certificados de participación. Son valores de deuda fiduciaria a un plazo largo. El máximo va a ser 20 años. Y bueno, los inversores suscribirán y los fondos obtenidos por la colocación de esos valores quedarán en el fideicomiso y serán aplicados al pago de las obras civiles de la planta y del capital de trabajo inicial para poder operar la plata. La planta será operada por laboratorio Richmond. La producción la hace laboratorio Richmond y la comercializa el laboratorio. Parte de los ingresos va al fideicomiso para cancelar el financiamiento recibido a lo largo del tiempo. En resumidas cuentas, en eso consiste la operación.
¿Qué rentabilidad tendrá el inversor?
No va a haber una rentabilidad determinada para los inversores. La expectativa de los inversores va a hacer que el volumen de venta determine cierta certeza acerca del recupero del capital en un plazo equis. Y luego comienza a cobrar royalties, es decir, la participación en las ventas. Digamos que los inversores tienen una posición bastante parecida a la de un socio en una sociedad. Invierte el capital con la expectativa de recuperar la inversión vía las utilidades.
¿Cuando se va a lanzar al mercado?
Cuánto antes porque las necesidades de financiamiento son rápidas porque ya está en construcción la planta y la planta tiene que estar en producción a mediados del año que viene, con lo cual la idea es poder colocar estos valores en el mercado durante la primera quincena de junio.
En la Comisión Nacional de Valores nos dicen que la aprobación podría llegar en esa fecha pero no comentan sobre el tipo de instrumento a ser emitido…
Es que todavía no está definido. Podría ser un bono. Pero se está viendo qué es lo más conveniente. Porque acá no hay flujo predeterminado que permita pagar una tasa de interés.
O sea, no le puede asegurar la tasa de interés.
Eso depende del diseño del título. Podría llegar a prometerse una tasa básica y después una renta contingente en función de los ingresos por ventas.
¿Esta tasa baja sería en dólares o en pesos?
El instrumento va a ser dólar-linked, es decir se compra en pesos a la paridad de dólar oficial y se devuelve en pesos respetando la paridad del dólar oficial del día del repago.
¿ Se podría hablar de un precio guía?
Laboratorios Richmond colocó el año pasado una obligación negociable para financiar otra planta. Ese es el problema que tiene Richmond. Está embarcado en grandes inversiones de una planta que está terminando y este es un negocio que se agregó ahora. De ahí que Richmond no puede afrontar y por eso vamos a una estructura de Project Finance como forma de hacer el financiamiento del proyecto. La emisión del año pasado fue de 7 millones de dólares a 10 años. Paga una tasa básica del 5% más una tasa contingente de participación en las ventas de determinadas especialidades médicas, que aparecen detalladas en las condiciones de emisión. O sea que podría ser algo en principio parecido a ese bono. Son un tipo de bonos raros. Híbridos. Por el plazo, son muy largos, a 10 años. Y tiene además esta característica del pago de una tasa contingente que es en definitiva una participación en las ventas.
¿Cuándo cree que definirán si van con un bono o con un Certificado de participación, como sería este bono híbrido?.
Se decidirá en conjunto con la empresa y el Banco de Valores una vez que llegue la aprobación del fideicomiso por parte de la CNV. Pero esta definición no puede demorarse mucho. Yo creo que la semana que viene tiene que ponérsele el cascabel al gato.
Ese 5 por ciento más regalía, ¿puede ser una guía para los inversores?
Ojo con esto. Como Richmond colocó ese bono el año pasado, que tiene algunas características similares a lo que sería este bono, lo cito como ejemplo. Pero no quiere decir que ya esté definido.
Pero sea cual fuere será dolar-linked y atado al royalty. ¿El plazo será de 20 años?
En principio sí. Estamos viendo si puede haber un rescate anticipado cumplidos ciertos parámetros, ciertos rendimientos. O sea, que pueda haber un rescate anticipado. Pero lo estamos decidiendo. Todo en un ritmo muy acelerado. Porque para que Richmond pueda salir durante la primera quincena de junio tiene que estar aprobado en los últimos días de mayo. Los plazos que se le piden a la CNV son más breves de lo usual. Normalmente esto demora tres meses. Acá va a ser un mes y medio.
Usted habló de US$ 85 millones, pero en la CNV aparece que se buscan US$ 70 millones...
No, no. Eso ya se corrigió. Ahora son US$ 85. Porque se busca también conseguir el capital de trabajo para los primeros meses.
¿Hay inversores que están interesados?
Ellos están muy confiados en que ya tienen la mayoría para la inversión. La emisión va a ser destinada a inversores calificados. O sea financieras, compañía de seguros, cajas previsionales y personas físicas o jurídicas que acrediten tener invertido en activos financieros por lo menos 350.000 UVAs.
¿Por qué no ir al público en general?
Nos adelantamos a algo que podría pedir la CNV, que por lo general, cuando ve este tipo de proyectos que los considera más riesgosos, siempre termina pidiendo que sea dirigido a inversores calificados. En el laboratorio están recibiendo muchas consultas porque hay muchos que quieren invertir por el tipo de proyecto. Y estos bonos se van a calificar como bonos sociales y además como bonos de infraestructura que tributan menos y es algo que les sirve a aseguradoras. Las ventajas son claras. El fideicomiso está exento de impuestos. Los bonos son exentos de impuestos para los locales y los del exterior. Pero en principio será sólo para inversores calificados.
WC