Wim Wenders: “La verdad es una especie en peligro de extinción”

Javier Zurro

Barcelona —
21 de abril de 2023 10:58 h

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Wim Wenders es un cineasta incombustible. Aunque lleve cinco años sin estrenar una película, el director alemán no paró. Cortometrajes, videoclips, episodios para televisión… su energía sigue intacta a los 77 años, y también su forma de mirar al mundo. Siempre amable, siempre con una sonrisa y siempre al pie del cañón. Da igual que sea detrás de una cámara o detrás de la Academia Europea de Cine, de la que fue presidente durante muchos años, esos en los que la institución logró despegar y servir de puente entre las obras creadas en todos los países del continente.

Wenders es el director de varias de las mejores películas del cine de las últimas décadas. Las imágenes que compuso para obras como Paris, Texas o Las alas del deseo fueron imitadas y repetidas hasta la saciedad por numerosos directores hasta la actualidad. Son películas que siguen siendo modernas y relevantes. No pasa el tiempo por ellas. Por eso el premio de honor del BCN Film Fest se antoja tan obvio como necesario. Pocos nombres como el de Wim Wenders para reflejar el cine de autor europeo y las ganas de seguir innovando y buscando algo nuevo.

Un premio que llega el año en el que estrenará dos películas en el Festival de Cannes, certamen donde ya ganó la Palma de Oro con Paris, Texas. Una en Sección Oficial, la otra en proyección especial y en la que vuelve a utilizar el 3D que le capturó para rodar varias obras en ese formato, entre ellas el espectacular documental sobre Pina Bausch. Que vuelva al certamen más importante del mundo es buena señal, sobre todo después de encadenar varios títulos que no hacían justicia al cine que rodó en los 80.

El director comenzó la conferencia de prensa bromeando sobre su edad y haciendo referencia a una canción de Bob Dylan que dice “Era mucho mayor entonces / Soy ahora más joven que entonces”. “No sé si es verdad que soy ahora más joven que en el pasado, pero sí sé que la edad no importa. La edad está sobrevalorada. Cuando era joven recuerdo que siempre quería ser más mayor, pero la edad es irrelevante, porque lo único que realmente importa es quién eres y lo que haces en la vida”, comenzó diciendo y se acordó de otro director que nunca se preocupó por la edad, Carlos Saura. “Para mí nunca fue un hombre viejo. Siempre estuvo igual desde la primera vez que le conocí hasta la última vez que le vi. Siempre fue el mismo gran poeta, fotógrafo y cineasta. La misma persona generosa. Creo que la gente se mantiene igual, y creo que en el paraíso no vamos a ser ni viejos ni jóvenes, sino la persona ideal que siempre quisimos ser”.

Tiene claro que el mundo cambió por culpa de la pandemia, y cree que es el segundo cambio que vivimos en poco más de 20 años. “Los atentados del 11 de septiembre cambiaron el mundo, y el COVID y el confinamiento lo cambiaron de nuevo. Creo que lo que más ha cambiado es la noción de verdad. La verdad ahora es algo en lo que nadie se pone de acuerdo. La verdad es actualmente una especie en peligro de extinción”, avisó y apuntó a otra cosa que quedó tocada de muerte con la pandemia: “Se redujo la noción de bien común. Es un concepto que está desapareciendo rápidamente, y para una nueva generación es algo que no tiene relevancia, y por tanto va a ir reduciéndose cada vez más, porque además creo que nada vuelve a ser lo que era. No se puede dar marcha atrás en el tiempo. Los buenos tiempos se fueron para siempre y no van a volver, así que la pregunta que tenemos que hacernos es ‘¿qué podemos hacer nosotros para que no se devalúe la verdad y el bien común?’”.

Si no fuera un eterno optimista no me hubiera hecho cineasta. Soy optimista, y lo soy sobre el futuro del cine y sobre el futuro de la sociedad, porque solo los optimistas cambiamos el mundo

A pesar de todo no se rinde al pesimismo. “Si no fuera un eterno optimista no me hubiera hecho cineasta. Soy optimista, y lo soy sobre el futuro del cine y sobre el futuro de la sociedad, porque solo los optimistas cambiamos el mundo. Los pesimistas se van a enterrar sus cabezas en la arena”. Puede que por eso su próximo proyecto girará en torno a “la idea de paz”, porque “sin paz no hay verdad y sin paz no hay bien común”.

Eso será en el futuro, el presente está marcado por sus dos películas en Cannes, de las que suelta poca prensa porque está encantado de haberlas podido hacer sin que nadie se enterara. “Las hicimos sin estar en el foco. Ni un periodista habló de ellas ni se enteró de que existían hasta que fue la rueda de prensa de Cannes, y creo que esto es la primera vez que me pasó y quiero mantener esta situación. Una película es un documental en 3D, y la otra se llama Perfect Days y es una película de ficción. Es todo lo que les voy a decir”, dijo con contundencia y aseguró no tener miedo de la reacción en Cannes, aunque sí que le asusta un poco porque son “películas muy singulares que no se parecen a nada anterior” que haya hecho.

También dejó un consejo para los jóvenes que se plantean hacer películas y tiró de las orejas a todos los que usan la palabra ‘producto’ para referirse a ellas. “Lo primero que vas a escuchar todo el rato si te quieres dedicar a esto ahora es que las películas son productos y que hay una manera de hacerlas para que tengan éxito. Eso es un peligro y una mentira enorme. Si crees que la película que estás haciendo es un producto vete a diseñar un coche. Haz otra cosa, pero no hagas una película. El cine es mucho más, el cine es parte de nuestra cultura europea, como los libros, como Cervantes, como las pinturas de El Greco. Es parte de nuestra tradición, y esa tradición no es una tradición industrial. Si quieres, finge que crees que son solo productos, porque no te van a dejar hacerlas sino finges que lo crees, pero en el fondo de tu corazón debes saber que una película es mucho más. Debes saber que tú puedes ofrecer algo que nadie más puede ofrecer, y os prometo que hay algo en cada joven que comienza una película hoy que nadie más puede hacer”.