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ENTREVISTA
Con 25 años, Emilia Schneider se convertirá en marzo en la primera diputada transgénero de Chile. Estudiante de Derecho, Schneider es parte de la nueva generación de jóvenes que llega a las instituciones desde los movimientos sociales. La misma a la que pertenece el presidente electo este domingo, Gabriel Boric.
Como él, Schneider procede del movimiento estudiantil –fue presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile en 2019– y del feminismo. Su nombre empezó a ganar fuerza cuando se convirtió en portavoz de las ocupaciones universitarias del llamado 'mayo feminista' de 2018, cuando las universidades chilenas se paralizaron para denunciar la educación machista y la violencia sexual en los espacios educativos.
Tres años después, Schneider llega al Congreso de la mano de la coalición de izquierdas Frente Amplio que, junto con el Partido Comunista, forma Apruebo Dignidad, el bloque que en pocos meses se convertirá en la coalición del nuevo gobierno de Chile.
¿Esperaban un triunfo tan holgado como el del domingo?
Había sondeos que mostraban un triunfo para Gabriel Boric, pero quizás no tan holgado como lo que vimos. Lo del domingo era difícil de pronosticar porque rompía muchas expectativas y nosotros hemos intentado ser muy cautelosos con lo que daban las encuestas porque se han equivocado bastante en Chile. Hubo una participación histórica, será el presidente más joven y el más votado de nuestra historia.
Sí veíamos que en la segunda vuelta nuestra campaña agarró una amplitud y un nivel de apoyo tremendo, porque se entendía lo que estaba en juego: al frente había una alternativa de ultraderecha que buscaba retroceder a lo peor de nuestro pasado, instalar discursos de odio, mentiras. Tuvimos un apoyo transversal de todos los partidos de oposición y un desborde ciudadano de la campaña porque se sumaron muchos grupos autoconvocados en los barrios y desde las organizaciones sociales que hicieron suya la campaña. Esa organización de la ciudadanía fue clave para la victoria de Gabriel Boric.
El rival de Boric, José Antonio Kast, era un candidato que antes de la campaña había lanzado comentarios discriminatorios contra las personas LGTBI. Algunos de los diputados de su partido también lo hicieron en campaña. ¿Qué sentía con la posibilidad de que se convirtiera en presidente?
Fue un alivio para la comunidad de las diversidades y disidencias sexuales, para las mujeres y para las feministas. Aunque la gente en campaña electoral intenta disfrazar su discurso, alguien como Kast, que lleva tantos años haciendo una campaña en contra de nuestros derechos como mujeres y como diversidades sexuales, es poco creíble. Con este avance de los discursos de odio de la ultraderecha hemos visto una serie de ataques hacia nuestra comunidad y estábamos preocupados de que se intensificara.
El domingo me llené de esperanza porque el gobierno que representa Gabriel inclina la balanza a favor de las reivindicaciones que tenemos como mujeres y como diversidades sexuales, y para todos los grupos postergados en nuestro país como los pueblos originarios, los sectores populares. El mensaje de su discurso fue muy claro: queremos construir un Chile digno y justo que no deje a nadie atrás. Tras la dictadura [de Augusto Pinochet] se mantuvo el modelo neoliberal instaurado y, a costa del crecimiento económico, se sacrificaron la justicia social y las transformaciones necesarias para dejar atrás el legado de la dictadura. Esto nunca más puede correr por carriles separados.
Tienen dos meses y medio para prepararse, hasta el 11 de marzo, cuando Boric jurará como nuevo presidente. ¿Qué prioridades tiene ahora la coalición Apruebo Dignidad?
Lo primero es conformar el gabinete. Eso requerirá una conversación entre partidos, pero también con los liderazgos independientes y transversales que se sumaron a la campaña de la segunda vuelta, como la jefa de campaña Izkia Siches, que fue fundamental, y también los movimientos sociales y organizaciones que se sumaron a la candidatura y que hacen posible que estemos aquí. Nos vamos a tener que reunir también con Gabriel como bancada del Congreso y habrá temas que discutir.
¿Cómo cuáles?
La reforma tributaria y distintas medidas para afrontar la desigualdad y la crisis económica que nos dejó la pandemia, que fue tan mal gestionada por el Gobierno de Sebastián Piñera. También tenemos que hacernos cargo de la verdad, la justicia, la reparación y las violaciones de los derechos humanos en nuestro país, y terminar con el abuso y la criminalización por parte del Estado hacia la ciudadanía.
Hay también urgencia para establecer el sueldo mínimo de 500.000 pesos [unos 500 euros, hoy está en 337.000 pesos], hacernos cargo del acceso a la salud y a los medicamentos, terminar con el sistema de pensiones actual que es puro lucro y bajar la jornada laboral a 40 horas, entre otras cosas.
Hay expertos que opinan que sería importante rebajar las expectativas generadas porque, tal y como quedó el Congreso de fragmentado y con la situación económica actual, es complejo cumplir todo esto. Al menos a corto plazo, ¿han levantado demasiadas expectativas con un programa muy ambicioso?
El programa no es muy ambicioso, busca ponernos a la altura de la socialdemocracia en el mundo. Chile está muy atrás en materia de derechos sociales y humanos y eso es ponernos al día con las deudas que tenemos con la sociedad. Hemos incorporado economistas de muchos sectores para lograr acuerdos de implementación programática con responsabilidad fiscal.
Por eso es importante que fijemos, antes de empezar, la reforma tributaria para recaudar más y ver cómo invierte el Estado para reactivar la economía. Gabriel ha puesto el enfoque en la inversión verde y el rescate a pequeñas y medianas empresas. Además, hemos mostrado voluntad de dialogar con quien sea necesario para sacar adelante las reivindicaciones que tiene la ciudadanía. Quienes tendrán que dar explicaciones van a ser quienes obstaculicen estos debates y no se pongan en disposición de enriquecerlo. Atrincherarse en negar los cambios es seguir acrecentando la inestabilidad, la incerteza y la inseguridad que estamos viviendo.
¿Es mejor mantener un gobierno con la propia coalición Apruebo Dignidad o abrirlo a otras fuerzas del centroizquierda que les apoyaron desde el primer momento en la segunda vuelta, como el Partido Socialista?
No corresponde que me adelante a definiciones de toda la coalición, pero para la construcción de este gobierno es muy importante mirar a sectores de independientes, del mundo social y de la academia que puedan aportar en tener un diálogo transversal y en ir más allá de los partidos políticos.
Y dentro de la coalición, ¿por cuál de las dos fórmulas apuestan?
Estamos en conversaciones. Pero el rol de independientes, organizaciones sociales y de la ciudadanía organizada en segunda vuelta va a marcar el carácter del gobierno. Necesitamos un gobierno capaz de unir y de dialogar con distintos sectores.
El Parlamento ha quedado muy fragmentado tras las elecciones legislativas. Gabriel Boric ha destacado esto siempre como un aspecto positivo. ¿Cómo van a lidiar con ello para cumplir con su agenda?
Tenemos voluntad de diálogo con todas las fuerzas, sin trincheras, poniendo en el centro nuestras convicciones. Hemos dicho que iremos paso a paso con las transformaciones, pero con un norte claro y definido. La sociedad hoy está mucho más activa y más participativa en el debate y eso es bueno. Los sectores que remen contra el bienestar del país y del gobierno tendrán que dar las explicaciones correspondientes a la ciudadanía.
En este Congreso se sentarán por primera vez varios miembros de la ultraderecha. ¿Cómo se van a enfrentar a ellos?
La mal llamada centro-derecha a veces tiene un actuar de ultraderecha y han distorsionado un poco el eje político. Estamos acostumbrados a ver pinochetistas caminando con mucha impunidad en nuestro país y espero que esto vaya cambiando. Ahora tenemos gente de la ultraderecha que no llevan ninguna careta, que son frontales y emulan los estilos más provocadores de neofascistas en el mundo.
No hay que caer en provocaciones, no estoy dispuesta a ser víctima de nadie y como autoridades tenemos que poner un límite claro a lo que es aceptable y lo que no en política. El respeto a los derechos humanos es innegociable, no incitar al odio y a la violencia contra ningún grupo social. Si hay que tomar medidas legales o ir a la Comisión de Ética, se hará. Espero que los medios también sean muy rigurosos con las noticias falsas, porque son muy peligrosas para la democracia y para la crisis institucional que vivimos.
Como primera mujer trans que llega al Congreso, ¿cuáles van a ser las prioridades de su agenda?
Una agenda desde los feminismos y disidencias sexuales no se pueden encerrar en solo en unos temas determinados, sino que tiene que ser una mirada transversal que aportemos a todos los debates. Tenemos la necesidad de una reforma de la ley antidiscriminación para que incorpore un enfoque de prevención.
También hay que avanzar en la reparación hacia nuestra comunidad, en educación sexual integral como medida contra la violencia, la discriminación y la transmisión de ITS [infecciones de transmisión sexual] y revisar la normativa en torno a las personas que conviven con VIH y a su derecho a la salud. Un punto muy importante y que está en el programa de Gabriel Boric es garantizar el acceso de las personas de la comunidad LGTB a los derechos sociales, porque tenemos necesidades de acceso a salud, seguridad social, educación y trabajo digno, y propuestas para una ley que establezca un cupo laboral trans.
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