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Libertarios y peronistas en streaming: cómo y por qué la política quiso unidades básicas en Youtube

Si el streaming fuese una persona se parecería a un joven excéntrico que llegó al almuerzo de domingo a decirle a los tíos y a los abuelos que lo que había no va más y que ahora las cosas deben hacerse de otra manera. Mientras algunos lo admiran, otros le desconfían y le restan importancia. Sin embargo, tiene la conducta de un pavo real que desplegó sus plumas y nadie puede dejar de mirar.

Hoy hay tantos canales de streaming como nichos y grupos sociales, pero como en los pasillos del recreo de un colegio podrían identificarse algunos que llaman la atención por sobre otros. En el streaming hay contenido para todos los gustos. Hay jóvenes hegemónicos que hablan principalmente de redes sociales, sexo, previas y dramas de nuevas generaciones, como en Luzu TV, de Nicolás Ochiatto. También hay personajes alternativos, que apuestan a la información y al entretenimiento con humor, a la vez que se burlan de los estereotipos, como en Olga, donde la cara más conocida de los creadores es Miguel Granados. Allí hay humoristas de la vieja escuela, como Yayo; o de la nueva, como Julián Kartún con su personaje Caro Pardíaco, pero se sumaron periodistas de canales de noticias, especialistas en política o economía, como Luciana Geuna o Sofía Terrile. Sin embargo, el medio no se resume sólo a ese tipo de grietas. También la política se hizo un lugar con la suya.

“Hay un nuevo modo de consumir información y entretenimiento. Porque es un híbrido. Eso es un proceso continuo, el de ampliación del acceso a redes, tecnologías, dispositivos, aplicaciones de conectividad, sobre todo móvil, pero también de algún modo fija. Esa ampliación tiene por lo menos 10 años continuos de crecimiento, con un fuerte hito en la pandemia que también contribuyó a masificar pautas de comportamiento y hábitos de información y entretenimiento que en algunos sectores sociales todavía no estaban del todo incorporados”, analiza en diálogo con elDiarioAR el periodista y especialista en medios y política Martín Becerra.

Consumir información revestida de entretenimiento o entretenimiento maquillado de información. Es una mezcla novedosa que los manuales vetustos, antiquísimos del periodismo, suponían separada, suponían que había un límite, una frontera entre ambas. Y acá tenemos todo junto”, apunta.

Según un informe sobre consumo de medios de Reuters Institute, “casi un tercio de los encuestados (31%) recurre a YouTube para informarse cada semana y alrededor de una quinta parte lo hace en WhatsApp (21%), mientras que por primera vez TikTok (13%) ha superado a Twitter (10%)”. Asimismo, el informe señala que “el video se convierte en una fuente más importante para las noticias online, especialmente en los grupos jóvenes”, que “dos tercios (66%) acceden a videos informativos breves cada semana, en tanto que los formatos de mayor duración atraen a alrededor de la mitad (51%)”. También dice que “el epicentro del consumo de noticias en video se da en las plataformas (72%) y no en los sitios web de los medios (22%), lo que incrementa los desafíos en torno a la monetización y la vinculación con la gente”.

“Hay un corte generacional”, dice al respecto Becerra sobre el explosivo éxito del streaming, pero no pierde de vista el fenómeno político, y reflexiona: “También es verdad que hay capitales económicos, dinero de la política, que está volcado en varios de estos emprendimientos de manera directa. Es decir, una corriente interna de un partido político, por ejemplo, EVA TV. También hay empresarios muy vinculados con la política, es el caso de Carajo o de Blender, donde cuyos capitales económicos se nutren de sus vínculos políticos y, a su vez, crean canales de streaming que amplifican su posición empresarial en un nuevo entorno de conversación política que tiene, además, nuevos modos, nuevos estilos, tan opinativos como los anteriores, con una gestión profesional más económica”.

Bueno, bonito y barato, pero ¿hasta cuándo?

El streaming se parece a la radio y a la televisión, pero no es ni una cosa ni la otra. Quiere ser mejor, pero con menos estructura y gasto. Tiene un espíritu nómade. Se podría stremear desde cualquier lugar del mundo con mínimos recursos y eso golpea a medios tradicionales que de un día para el otro debieron subirse a la carrera de la inmediatez contra las redes sociales.

“Los canales de streaming son hijos no solamente de nuevas sensibilidades, de nuevas estéticas, de una masificación de acceso a tecnologías y redes, sino que también son hijos del rebusque de una época del periodismo en donde se abaratan todos los procesos productivos con una merma evidente de la calidad y de la curaduría en la edición de esos productos. Los canales de streaming, además, tienen como característica inherente a ellos el hecho de que son descontracturados porque están prácticamente funcionando en vivo, más allá de que la utilidad social, informativa y, sobre todo, política de parte de estos ciclos en vivo consiste en armar recortes e intentar viralizarlos con un uso de impacto directo en la opinión política”, explica Becerra.

“Se trata también de una exploración que es netamente mercantil. Mercantil y política. Al mismo tiempo es un fenómeno que hoy explota, es volcánico, pero que si atendemos a la lógica de rupturas y surgimiento de medios y tecnologías de información y comunicación, es muy probable que este fenómeno volcánico termine consolidándose dentro de un tiempo, no muy largo, en una concentración del sector; en una menor cantidad de actores, más potentes, más concentrados, probablemente con una tramitación también más coherente, porque lo que uno observa dentro de varios de estos canales es mucha disparidad, tanto de la apuesta estética como de la coherencia en los contenidos. Eso probablemente tenga que ver con que estamos en una 'edad infantil' de los canales de streaming y que esa 'edad infantil' en la medida que estos canales vayan consolidándose, va a ir adquiriendo una fisonomía más consistente”, agrega.

¿Qué ves cuando me ves?

Humor, cultura, deportes, opinión, análisis, actualidad, política, economía, finanzas, sexo, erotismo, psicología, bienestar. La lista de lo que se puede ver por streaming es infinita. Es un medio nativo de internet y, como su padre, de nichos. Incluso, por momentos, todo eso pasa a la vez, a la misma hora y por el mismo canal, pero en Argentina, desde las últimas elecciones hasta acá, hubo un brote de contenidos políticos con fuerte presencia de candidatos, dirigentes y funcionarios. Hubo campañas, hubo búsqueda de votos. El territorio ahora es digital. Y generar un clip memorable que pegará la vuelta al mundo TikTok es tan importante como tocar el timbre para dejar una boleta.

Las elecciones presidenciales del 2023 le abrieron la ventana a la política que decidió acampar en ese mundo. Las razones son varias: desde la pelea del presidente Javier Milei con los medios tradicionales hasta la composición del electorado, integrado mayormente por centennials y millennials. El terreno estaba allanado.

Muchos y distintos youtubers y twitcheros —en soledad y desde la autogestión— hicieron pruebas más y menos ambiciosas de comunicar sus ideas, críticas y análisis de la política con una cámara y un micrófono. Funcionaba y, además, para quienes tenían aspiraciones políticas se parecía a cazar en el zoológico porque, según la Dirección Nacional Electoral, los electores y electoras de 18 a 29 años fueron en las últimas elecciones “un total de 8.337.914” y representaron el 24,29% del padrón que tenía 35.463.946 habilitados para votar. Además, hubo 1.163.477 (3,3%) millones de adolescentes de entre 16 y 17 años que podían hacerlo. Esos segmentos son los que más consumen redes sociales, según el reporte de Reuters.

De streamers en la soledad de su habitación a canales partidarios

Agustín Laje, ElPresto, Danann, Tipito Enojado fueron algunos de los primeros en stremear por Youtube o Twitch desde sus cuentas con críticas al kirchnerismo, al gobierno de Alberto Fernández y la intención de dar “la batalla cultural” y defender las ideas de la libertad. Lo empezaron a hacer allá por 2020, o incluso antes. Del otro lado, aparecían Pablo Borda, Nicolás Guthmann o Pedro Rosemblat, por nombrar solo algunos. Esto evolucionó y esos nombres propios se convirtieron en estructuras, medios y grupos con objetivos comunes.

“El streaming desembarcó en la política y la política, como siempre, quiere sacar ventaja, pero el 98% no lo entiende y si no lo puede usar, lo ataca. Sacando los canales que nacieron de la absoluta necesidad del 'negocio y la runfla', hay mucha gente con ganas de involucrarse y es la manera que encontraron de opinar, investigar, contar su realidad, y lo hacen armando una comunidad que luego se une con las otras afines y se torna colaborativo, algo que muchos canales mas grandes jamás van a comprender. El crecimiento de Milei en redes fue orgánico, genuino y eso los termino de descolocar”, analiza Sergio (Tronco) Figliuolo, uno de los socios accionistas de Neura, que el último viernes emitió un programa de casi cuatro horas en vivo desde el Colegio Militar de la Nación con la Agrupación Sinfónica del Ejército Argentino tocando desde cuatro locaciones. “En el streaming se pueden hacer cosas grandes, que la televisión no hace sencillamente porque no está interesada. Hacer depende más de las ganas y la locura que con la gestión en sí misma”, dice.

Martina Garbarz, abogada y periodista con trayectoria en medios tradicionales, se sumó este año al canal peronista EVA TV como conductora del programa Secuencia Inicial, y dice sobre el medio: “Hay una inflación de contenidos políticos a través de internet, y esto es bueno. El problema es que dependen en gran medida del carácter de las plataformas. Algunos se montan sobre el algoritmo y otros lo sortean, pero ninguno está a salvo”.

Sobre la diferencia con la televisión, donde también trabaja como columnista, señala: “Por ahora, es voz con imagen al alcance de todos los públicos, pero el uso de algoritmos, la segmentación y el direccionamiento de los contenidos implica otros desafíos. Incluso, algunos alarmantes como la polarización, el clickbait y las fake-news”.

Gelatina y su mirada sobre el fenómeno

Soledad Guarnaccia, del área de contenidos del canal Gelatina, el medio de Pedro Rosemblat, le dice a elDiarioAR que cree que el streaming atraviesa un “estadio de expansión, de profesionalización y también de emergencia de numerosos proyectos que sostienen distintas búsquedas” y que “si bien viene desarrollándose en la Argentina desde hace varios años, más de una década, lo que está pasando ahora es que empieza a ser reconocido, explorado y demandado por sectores que antes no sabían de su existencia o no se interesaban por estos contenidos”.

En cuanto al aspecto político del streaming, explica: “Creo que hay un desembarco generalizado, no sólo de la política. Me parece que esto responde a varios motivos, pero principalmente a que la gente está en las redes e interactúa con los distintos contenidos digitales. En el caso particular de los espacios y las dirigencias políticas, hoy vemos que si bien todos se han volcado a las redes, tienen diferentes maneras de entender y transitar la digitalidad. En muchos casos, las redes todavía son usadas como ámbitos para comunicar lo que sucede en otra parte, en un supuesto afuera de las redes, estas parecen ser las estrategias menos efectivas. A diferencia de otros casos, mucho más efectivos, en que las redes no son pensadas como herramientas de comunicación política sino que responden a una estrategia de construcción de hegemonía. En estos casos, el sujeto al que se busca interpelar es un sujeto moldeado por las plataformas. No se busca meramente que vea, ponga like y comparta un contenido sino que se lo anima a ser un creador de contenido”.

En el caso de Gelatina, que es un medio orientado a la política y la cultura argentina, nos interesa sostener esta búsqueda de hacer pasar los sentidos políticos y culturales por estos lenguajes y formatos digitales. Sabiendo que son tecnologías que responden a objetivos distintos a los que nos movilizan pero por eso mismo nos plantean un desafío que a la vez abre la posibilidad de renovar y recrear esos sentidos. Y es una tarea ineludible porque ya están instaladas de una manera muy contundente. Si nos interesa intervenir en la discusión pública, hay que desplegarse también en ese terreno, asumiendo las limitaciones que impone pero también explorando los límites”, añade.

Diputada, periodista y streamer: Gisela Marziotta y su aterrizaje en EVA TV

Antes de ser diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires, por el Frente de Todos, Gisela Marziotta se dedicó al periodismo y a trabajar como escritora. Luego se involucró en política y se alejó de los medios tradicionales donde fue panelista, movilera y hasta conductora y, aunque nunca perdió el contacto con la prensa como profesional, este año encontró la manera de unir sus dos mundos sin caer en un conflicto de interés. Marziotta tiene un programa en el canal de streaming peronista EVA TV, que sale los martes a las 22.

Para Marziotta, el streaming “es una nueva herramienta que irrumpió en la comunicación y que suma un nuevo canal para transmitir lo que sea” y encuentra diferencias con viejos formatos. “Creo que la audiencia es mucho más baja que el resto de los medios de comunicación tradicionales, pero también creo que es otro perfil de público”, expresa.

Sobre el rol del medio, analiza: “Me parece que el streaming es un buen medio para dar batalla política, que todos los medios son un buen medio para la batalla cultural política y para poder acceder a comunicar ideas en términos generales”.

Sobre su paso por EVA TV, dice que “lo diferente es que es un canal con una identidad política muy clara, peronista en todo”, desde lo conceptual hasta lo estético y sus participantes. A esto lo considera “valioso” y “necesario siempre, más en estos tiempos”. “Volver a difundir y comunicar la doctrina peronista, ideas, proyectos, en una etapa donde es tan necesaria la renovación del peronismo”, rescata.

Tipito Enojado, uno de los liberales que tiró la primera piedra

“No siempre fui Tipito Enojado. Supongo que tenía mi identidad, otra identidad antes, ahora ya está, ha sido absorbida. Pablo ha muerto, ha sido asesinado gentilmente por Tipito Enojado, pero igual no es que ha cambiado mucho mi vida. No es un personaje. Soy yo, así que en eso está todo bien, es lo mismo”, dice a elDiarioAR Pablo, el creador de Tipito Enojado, un canal de Youtube libertario con más de 180.000 suscriptores, creado en noviembre de 2020, que supera los 38 millones de visualizaciones.

El nombre surgió con la intención de que la gente supiera “que iba a haber contenido que ya era un poco controversial”, también “pasional”, cuenta. Luego “hubo algunas decisiones de imagen como, por ejemplo, el hecho de que Tipito no sea 'Tipo', o que la cámara esté mirándome de arriba porque yo quiero que la persona siempre se sienta un poco más alta que yo, un poco más importante que yo, porque en sí yo no importo, importa lo que digo, entonces no quiero hacer interferencia en mi propio mensaje, no quiero ser soberbio ni nada por el estilo. De ahí el 'Tipito'”, explica.

Según Pablo, su canal “es liberal” y él se define como “liberal clásico minarquista intermitente”. “A veces quiero que la salud y la educación estén manejadas por el sector privado, otras veces quiero que estén por el sector público, en eso soy intermitente, pero bueno...”, explica.

Sobre la explosión de los canales de streaming, reflexiona: “Me parece que es una burbuja. Creo que la televisión está un poco sorprendida de que puedan montar un canal con tan pocos gastos considerando el gasto que conlleva tener un programa de televisión, y creen que eso es una oportunidad. Sin embargo es un modelo, para la televisión, que me parece que muy poco rentable porque la competencia es demasiado grande. Aunque claro, es un modelo que está armando alguien que ya iba a pérdida, que no juntaba en publicidades privadas lo que se necesita para mantener un canal, o sea que vivía de pautas, por lo tanto ver algo que es tan barato ya con una mentalidad de podemos ir un poco a pérdida o podemos tener una rentabilidad medio justa, debe ser atractivo”.

Para Tipito Enojado, sin embargo, esto es un proceso vivo y todavía falta el desenlace. “Va a ser como el momento que estuvo el boom de los servicios de streaming por la pandemia que teníamos 19, Star Plus, Netflix y al final terminaron siendo 1ó 2 los que funcionan”.

En cuanto al rol del streaming en la política, Pablo considera: “Creo que el político que llega al poder termina siendo aislado de la realidad, teniendo demasiados asesores. Termina teniendo demasiadas personas en el medio del espectador y ellos. El asesor lo va a endulzar, lo que llegue va a ser una cosa masticada, una no verdad, entonces, para mí, en ese juego de ellos no viendo la verdad, lo que pasa es que alguien les dice, 'che el streaming re funciona', que es como que yo te diga la internet funciona. Sí, está bien, el streaming funciona siempre y cuando aquellos comunicadores sean reales para la persona que lo ve, porque el streaming no es esta cosa que estamos teniendo ahora que es una mesa con cuatro tipos. El streaming originalmente era -y va a seguir siendo- una persona ocho horas delante de una cámara a solas interactuando con el chat y no pudiendo ser otra cosa más que ellos mismos con sus defectos, con sus virtudes, pero no mintiendo. Poner cuatro personas dentro de una cámara es tele más barata. Hay un asesor que le dice 'che la internet la está re pegando', y entonces el político dice 'uy, la internet la está re pegando, si pongo gente de streaming seguro me va a ir re bien', entonces se financian y aparecen canales de streaming que van a ser rentables porque el político está engañado, pero la función real de eso es ninguna”.

Para Pablo, lo que funciona es “una persona diciendo la verdad delante de la cámara”, pero el problema con eso, dice, “es que el político le llega a esa persona. Si esa persona no tiene ningún tipo de integridad y está su alma a la venta, le diche 'che, te compro la opinión' y termina teniendo una opinión enrarecida. Alguien que notás que te dice algunas cosas en las que está de acuerdo, pero calla otras, o dejó de hablar de ciertas personas; alguien que se expresa de una forma muy acartonada, entonces pensás 'esta persona me está ocultando información', y en el momento que te deja de parecer real, lo dejás de consumir, por lo que cuando la plata del político llega al streamer, lo que hace es matarlo. Le llega a los bolsillos pero lo mata, por lo tanto no le sirve a la política. La política cree que le sirve, pero no”.

“En las últimas elecciones los que sí tuvieron un rol fueron youtubers y streamers que decidieron tomar partido por lo que sea, porque creen en eso y punto. Ya está. Eso es más fácil de entender para la persona porque eso es real. Y ahí no hubo nada. De hecho, la comunicación hoy en día, o si se quiere, el tumulto que apoya a Milei hoy en día, en su gran mayoría sigue siendo orgánico. Y cuando vos decías en las redes algo en contra de Milei iba a putear un montón de gente que no trabaja de putearte. Lo hace porque ofendiste a su querido líder. Entonces, eso es todo orgánico y eso no se puede comprar. Es como querer comprar el amor”.

De los medios tradicionales a Blender y Neura: el caso de Estefanía Pozzo

Estefanía Pozzo trabaja como periodista de economía y finanzas desde 2011. Comenzó en la prensa gráfica, luego desembarcó en la radio y la televisión. Conoce todos los formatos periodísticos tradicionales y desde hace algún tiempo, además de ser columnista de C5N y editora del Buenos Aires Herald, explora el streaming en Blender y como invitada en algunos programas económicos de Neura. Consultada por elDiarioAR sobre cómo ve el fenómeno, responde: “Es producto de cómo Internet cambia los lenguajes, los códigos y los consumos de las audiencias, no solamente la información sino el entretenimiento. Creo que hay un cambio muy grande en cómo los medios tradicionales satisfacen a nuevas audiencias, y digo nuevos porque en realidad también tiene que ver con patrones de consumo que antes no existían, que tienen que ver con las generaciones y con la disponibilidad de los dispositivos”.

“Creo que la hipersegmentación de los consumos, las burbujas de contenidos, nos permiten exponernos a las cosas que más nos interesan y, entonces, creo que el fenómeno del streaming se ancla un poco en eso, en cómo los medios tradicionales tienen formas que están muy alejadas de lo que estos nuevos dispositivos te permiten en términos de interacción y, entonces, un poco se acercan más a las demandas de la audiencia”, aclara.

Sobre el impacto del streaming en la política, Pozzo considera: “Me parece que no es nuevo que las audiencias se expongan a aquellos contenidos o a aquellas perspectivas que coincidan con sus propias miradas. Pero sí me parece que tiene un nivel de escala diferente en el mundo de la internet, entonces creo que lo que hace es profundizar algo que ya pasaba, que es que cada uno se expone un poco a lo que le interesa. Y eso obviamente, genera ciertas islas de contenidos y de discusiones de temas políticos que permite que se profundice la polarización”.

Una de las diferencias de la televisión con el streaming es la interacción con la audiencia. Pozzo dice al respecto que “es mucho más dinámica, más cercana y que forma parte del lenguaje del streaming y de estos medios y que eso es lo que hace potente este tipo de consumos, que esté la audiencia ahí, que tengas la posibilidad de ser parte dinámicamente del contenido que se está produciendo en vivo”.

Sobre la grieta en el streaming, Pozzo señala: “Me parece que lo que hace la grieta del streaming es brindarle a las personas la posibilidad de sentirse parte de algo”, y agrega: “Que eso después se traduzca en términos políticos de agresividad con otra gente o con otras personas que no piensan como vos es la parte lamentable en el caso de que haya gente que realmente se ponga violenta, que hay mucha, pero me parece que lo que sucede con el streaming es que la grieta habla más de cómo necesitamos pertenecer a determinados grupos de referencia. Y eso no me parece mal, me parece interesante”.

En cambio, explica, “la grieta de la tele tiene que ver con algo un poco más lejano a la audiencia porque ahí sí realmente la audiencia no tiene incidencia en el proceso productivo de una noticia ni de un programa de televisión (...) No tiene una incidencia directa y no tiene una participación directa en el proceso productivo del contenido de la información de los medios tradicionales. En ese sentido creo que la distancia hace que la grieta en los medios tradicionales sea más una decisión editorial que una comunidad de pertenencia. Incluso cuando los medios tradicionales también generan pertenencia”.

MM/DTC