Chris Christie, el republicano que no le tiene miedo a Donald Trump

Carlos Hernández-Echevarría

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“Pueden seguir abucheándome cuanto quieran” no es una frase que se escuche habitualmente en un mitin, pero Chris Christie no es un candidato cualquiera. Su misión, considerada suicida por muchos, es que los votantes republicanos lo elijan a él en vez de a Donald Trump para presentarse contra Biden en 2024. Pero es que además es el único de los principales rivales de Trump cuya estrategia es atacar sin piedad al expresidente.

Lo de Christie llama la atención, aunque no debería. En cualquier campaña, si imputan a un candidato sus rivales hacen cola para machacarlo públicamente. Sin embargo, en las primarias republicanas a Trump le imputan casi una vez al mes y sus rivales corren a defenderlo. Unos dicen que es un perseguido, otros denuncian una “cacería” y varios le han ofrecido ya un indulto. Sólo Christie se ha desmarcado: “Trump es un mentiroso y un cobarde que merece la imputación”.

Christie cree que todos los candidatos que intentan contemporizar con Trump están equivocados. “Si Coca-Cola saca una nueva marca de refresco, pero sigue vendiendo Coca-Cola, la gente va a comprar la Coca-Cola original”. En otras palabras: intentar contarles a los votantes que Trump fue un presidente maravilloso y un mártir de la democracia es absurdo si lo que buscás es que te apoyen en unas primarias a las que también se presenta él. Por eso Christie insiste de sol a sol, aunque a veces lo abucheen.

¿Es una estrategia ganadora? Las encuestas nacionales no lo ven claro, pero a estas alturas las encuestas nacionales significan poco y Christie está convencido. Cree que Trump vuela alto en los sondeos precisamente porque sus principales rivales no le critican abiertamente para no ofender a los millones de votantes que todavía veneran al expresidente. Una parte al menos es cierta: incluso Mike Pence, a quien Trump le mandó una turba que por poco lo lincha durante el asalto al Capitolio, tiene mucho cuidado de criticar abiertamente a su antiguo jefe.

Trump no les devuelve la cortesía, burlándose de sus rivales continuamente, pero últimamente reserva un odio especial para Chris Christie. Le ha llamado “cerdo gordo” y se ha burlado repetidamente de su sobrepeso. Eso no ha amedrentado a Christie, que está centrándose en acusarle de cobardía por no querer acudir al debate entre candidatos republicanos del próximo 23 de agosto. Un enfrentamiento con Trump en directo podría ser justo lo que necesita su campaña.

Abusón contra un abusón

Chris Christie está acostumbrado a los insultos y también, como antiguo fiscal, ha tratado con amenazas más serias que las de Trump. Él mismo tiene algo de la chulería faltona que ha encumbrado al expresidente. A principios de la década de 2010 Trump no había llegado y la política estadounidense era mucho menos salvaje, pero Christie ya tenía una cierta reputación que en 2013 le llevó a declarar solemnemente: “No soy un abusón”.

Hasta ese momento, el popular gobernador republicano de un estado muy demócrata había tenido fama de tener mal genio y “hablar claro”, pero por entonces se supo que había más que palabras: una de sus asesoras más cercanas acabó en la cárcel por haber “castigado” con cortes de tráfico a una ciudad cuyo alcalde estaba enfrentado con Christie. Antes de ingresar en prisión, dijo que el gobernador estaba al tanto de todo.

Christie apoyó a Trump en sus inicios en política, le ayudó a elegir su Gobierno y estuvo cerca de formar parte de él. El intento de golpe del 6 de enero de 2020 los acabó de distanciar y ahora es casi el único republicano dispuesto a enfrentarse a él directamente. Ya hay quien le acusa de hacerle el trabajo sucio a otros candidatos más importantes, pero él cree que puede dinamitar los debates y ganar a Trump. Su apoyo en las encuestas nacionales es irrelevante, pero algo mejor en el crucial estado de New Hampshire (el segundo del calendario de primarias).

Christie ha hecho una apuesta arriesgada y no sólo porque el cementerio político esté lleno de republicanos que creyeron que podían acabar con Donald Trump. Si es difícil pensar que alguien puede arrebatarle las primarias republicanas al expresidente, mucho más lo es creer que un republicano puede llegar a la presidencia sin el apoyo del ala trumpista del partido. Todas las señales dicen que se equivoca, pero él sigue adelante. Aún así, como decía Omar en la serie The Wire: “Si vas a por el rey, mejor no falles”.