Desde el fin de la dictadura militar en 1985, desde que en Brasilia reinició sus funciones un Poder Legislativo con dos Cámaras elegidas por el voto del pueblo y de los estados de la Unión, hubo sin embargo un tema que siempre se evadía del entusiasmo legiferante de diputados y senadores. Era el derecho de familia. Cuando empezaron a llegar hasta la Cámara y el Senado proyectos que reconocían derechos a sociedades de dos personas sin importar cuál sexo figurara inscrito en los documentos oficiales de identidad, quedaban en un limbo previo a la discusión en voz alta. Cuando fueron más intrépidos los PL, como es el acrónimo en el Congreso de los Proyectos de Ley, y proponían reformas en el Código Civil, la repulsa no era más sonora, pero sí más temprana.
Esta consuetudinaria desatención se volvió escucha atenta cuando fue presentado el PL580/07,que busca reformar, pero no modificar, el texto del Código Civil. Sólo incluir el inciso 'No pueden casarse dos personas del mismo sexo'. El martes 10 de octubre este PL fue sometido a votación en la Cámara baja. Y ganó.
En la Comisión legislativa de Derecho Previsional Asistencia Social, Familia, Juventud, Adolescencia e Infancia, la primera donde el PL580/07 fue expuesto y debatido, el éxito de la iniciativa de prohibición fue clamoroso y abrumador. Si el PL aprobado el martes 10 de octubre por una mayoría de casi tres votos a favor por cada uno en contra en esta Comisión de la Cámara de Diputados es aprobado también, con mayorías menos espectaculares que serían suficientes, en la Cámara de Diputados y después en el Senado, la prohibición del casamiento entre personas del mismo sexo será ley del Estado en Brasil.
El PL votado sigue el mismo camino que los desechados, que buscaban llegar a matrimonio igualitario por la simple omisión del género de los cónyuges. Así, en el texto legal, en el pasaje pertinente del ordenamiento jurídico, se leería 'dos personas' en lugar de 'un hombre y una mujer'. Otras militacias eran gradualistas. Se resignaban al apartheid en un primer peldaño, y proponían la 'unión civil homoafectiva', un matrimonio de segunda clase, para unir a personas del mismo sexo. De hecho, es de un PL de estos últimos que surgió el PL votado y aceptado. El PL con la iniciativa de prohibición del matrimonio igualitario es la reforma de un PL que impulsaba la legalización de la unión civil.
Hay consenso en los medios, en la militancia LGBTQ+, y aun en congresistas y funcionarios técnicos del Legislativo, en que este PL es una creación de conservadores y evangélicos ajena al sentir y al programa de partidos y liderazgos representativos. Aun al de las fuerzas y formaciones conservadoras y evangélicas. Pronostican para el PL una muerte súbita, y temprana. Aseguran que morirá ya en la próxima Comisión, la de DDHH, Minorías e Igualdad Racial, donde la integración es progresista, y donde sufrirá una derrota tan aplastante como su victoria efímera.
El PL es, por lo demás, contrario a la jurisprudencia vigente del Supremo Tribunal Federal (STF). A partir de un fallo de la más alta instancia de la Justicia brasileña, desde 2011 se reconoce a la unión de cónyuges del mismo sexo como entidad familiar.
Sin embargo, habrán cumplido su cometido para y ante su fiel electorado, quienes discutieron y ganaron en la Comisión familiar. Hacen ver que los derechos LGBTQ+ son una cuestión de política de las élites de la Capital brasileña, descreídas, irrespetuosas de la tradición, sin religión, y sin verdadero Dios. No son derechos, son privilegios caprichosos, hedonistas, inventados. Los vencidos querían mejorar el Código, obrar según el derecho positivo, respetando la laicidad que les reclaman; los vencedores, señala la derecha, sólo querían salirse con la suya, y abusan de la relación de fuerzas favorable.
AGB