“Francia está fracturada desde hace tiempo y lamentablemente seguirá así. Tenemos un espíritu revolucionario y revanchista y por desgracia no creo que esto cambie. Está en nuestro ADN”, explica Martine, de 72 años, a la agencia española EFE. Habla en París, desde el mercado callejero al aire libre de Saxe-Breteuil. En este rico distrito VII en la orilla izquierda del río Sena en la capital francesa, el mismo donde se alza la Torre Eiffel, fue donde el presidente Emmanuel Macron, que busca su reelección por cinco años más, obtuvo más votos parisinos en la primera vuelta del pasado 10 de abril, un 48,47 % del total.
“Tenemos la suerte de tener un muy buen presidente. Ha hecho lo que ha podido teniendo en cuenta la coyuntura que le ha tocado. Es decir, ha tenido que enfrentar la pandemia del covid-19 y las protestas de los 'chalecos amarillos' un año antes. No creo que Macron tenga problemas para ser reelegido. El problema llegará después, le resultará muy difícil gobernar y hacer las reformas que quiere”, teme Martine. En este barrio acomodado de París no es difícil encontrar votantes del ex banquero y ex ministro de Economía de su antecesor el presidente socialista François Hollande.
Emmanuel Macron llegó al poder en 2017 con 39 años. Este domingo 24 intenta renovar su mandato presidencial, con 44 años, contra la misma rival de su balotaje de cinco años antes, que hoy en 2022 tiene 53 de edad, Marine Le Pen.
Emmanuel Macron llegó a la presidencia en 2017 con 39 años. Este domingo 24 intenta renovar mandato, con 44 años, contra la misma rival de su balotaje de cinco años antes, que hoy en 2022 tiene 53 de edad, Marine Le Pen.
“Para mí es el único que puede ser presidente. Los otros no dan la talla, no están a la altura”, señala Jean-Paul, vecino de Martine, pero una década mayor, porque tiene 81 años. No le sorprende que Marine Le Pen y su Agrupación Nacional (antes 'Frente Nacional') llegaran a la segunda vuelta con el 23,15 % de los sufragios, frente al 27,85 % de Emmanuel Macron: “Hay muchas dificultades y la gente piensa que Le Pen las va a resolver todas. Creo que es solo una ilusión”, apunta este jubilado, que trabajó en el sector financiero, y por tanto fue colega de Macron, Pero lo que proponen otros candidatos de la oposición, interviene Claude, ex directora administrativa y financiera de 75 años, que también votó por su colega Macron el 10 de abril, “no es más realista” que lo que dice el actual mandatario.
Estas voces de personas mayores, ricas, educadas, ofrecen el mayor y mejor contraste con la voz y el voto de un sector de las clases populares, descontento, de proclividad de izquierda, y sin candidatura en segunda vuelta con la cual identificarse por completo.
Descontento en la clase popular
En el mercado de Belleville, en el distrito XI de París, también en la orilla izquierda del Sena, pero barrio popular, se impuso en la primera vuelta el izquierdista Jean-Luc Mélenchon con el 36,26 % del voto. Entre los compradores hay una mayor presencia de inmigración y clase trabajadora con o sin trabajo: aquí el descontento es palpable.“Voté a Mélenchon en la primera vuelta y ahora todavía dudo entre voto en blanco o voto a Macron”, apunta Elisabeth, de 55 años y desempleada desde hace dos.
Hay, en su opinión, “dos Francias que no se entienden, que ya no se hablan. El gran fracaso de la izquierda es no haber sabido hablar a esas clases populares”, sostiene esta francesa “decepcionada” con la presencia de Le Pen en la segunda vuelta, pero no sorprendida tras un quinquenio “duro, con una política muy liberal”.
De 75 años y origen libanés, Henri se suma a quienes el 10 de abril no apostaron por Macron. Solo revela que en la primera vuelta su opción perdió y en esta segunda se decanta de momento por el voto en blanco. “No veo muchas diferencias entre uno y otra. Son todos unos manipuladores”, apunta. Es escéptico sobre una posible victoria de la representante de la Agrupación Nacional y cauteloso sobre la Francia del futuro: “Si la gente pierde la esperanza solo queda la violencia”.
Socialista de 65 años, artesano ya jubilado, Henri es de quienes se van a rebelar contra el llamado 'Frente republicano', que insta a bloquear el ascenso de la extrema derecha a los distintos estratos del poder.
“En 2002 voté a Jacques Chirac frente a Jean-Marie Le Pen, en 2017 a Macron frente a Marine Le Pen y este año ya no me prestaré al juego. Iré a votar, pero el 24 seguramente votaré en blanco. Mi voto no estará impuesto”, concluye. Confía en que las elecciones legislativas, conocidas como la 'tercera vuelta', en junio, permitan equilibrar las relaciones de fuerza, más allá del presidente de derecha que busca la reelección y su adversaria de extrema derecha.
AGB con información de la agencia EFE