Dieciocho militares franceses, entre ellos cuatro oficiales, serán sancionados por haber sugerido una intervención militar para proteger al país ante la amenaza del “antirracismo”, “el islamismo” y “las hordas de las periferias”. Lo manifestaron junto con 20 generales retirados y más de mil exmilitares en una carta abierta publicada el 21 de abril en el semanario ultraconservador Valeurs Actuelles. La tribuna, dirigida al presidente Emmanuel Macron y a toda la clase política, dice que “Francia está en peligro” y al borde de la “desintegración” y que “si no se hace nada, la laxitud seguirá extendiéndose inexorablemente en la sociedad, provocando finalmente una explosión y la intervención de nuestros compañeros activos”.
Una semana después de la publicación de esta carta, el jefe del Estado Mayor, el general François Lecointre, aseguró en una entrevista en Le Parisien que los militares en activo que firmaron la tribuna “recibirán sanciones”. El general Lecointre asegura sentirse “indignado” y detalla que la severidad de las sanciones será proporcional al rango de los militares. “Cuanto mayores son las responsabilidades, más fuerte es la obligación de neutralidad y ejemplaridad”, explica Lecointre. En la entrevista, el jefe del Estado Mayor aprovecha para defender la neutralidad de las Fuerzas Armadas, remarcando que la institución “no está politizada” y que, prueba de ello, es el hecho de que estos 18 signatarios suponen una cifra mínima comparado con los 210.000 efectivos que constituyen el ejército.
El anuncio del general François Lecointre fue bien recibido por la izquierda, que días antes había criticado al Gobierno por reaccionar tarde y con poca contundencia ante la carta. “En Francia el ejército es republicano y su jefe lo demuestra”, aplaudía en Twitter Jean Luc Mélenchon, líder del partido de extrema izquierda Francia Insumisa.
Apoyo de la extrema derecha francesa
Por su parte, la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, fue la primera que reaccionó a las demandas de este grupo de militares. Dos días después de la publicación de la tribuna, Le Pen aseguró compartir “el diagnóstico” de estos excombatientes, invitándoles a sumarse a su candidatura presidencial. “Suscribo vuestro análisis y comparto vuestra aflicción (...). Es el objetivo de mi candidatura a la Presidencia”, dijo la presidenta de Reagrupamiento Nacional en otra carta publicada en el mismo semanario. “Los invito a sumarse a nuestra acción para tomar parte en la batalla que se abre, una batalla ciertamente política y pacífica, pero que es ante todo la batalla de Francia”.
El intento de Marine Le Pen de obtener rédito político de esta situación fue denunciado por el Gobierno francés. El primer ministro, Jean Castex, lo consideró “inaceptable”, mientras que la ministra de Defensa, Florence Parly, recordó en una serie de tuits que el Ejército “no está allí para hacer campaña” y que las palabras de Le Pen “son preocupantes viniendo de alguien que quiere convertirse en jefa de las Fuerzas Armadas”. La tribuna también fue rechazada por el Gobierno por “irresponsable” y “contraria a los principios de la República”.
Las circunstancias, el lenguaje empleado en la carta y la reacción de la principal formación ultraderechista del país son similares a lo ocurrido en España el pasado noviembre, cuando más de 70 militares retirados criticaron al Gobierno en una carta dirigida al rey Felipe VI. La demanda de estos antiguos combatientes contó con el apoyo de Vox, quien aseguró que responden a “una manifestación en favor de la unidad nacional de España” y que “son nuestra gente”.
En Francia, esta polémica ocurre en un contexto de tensión política y social, con el país golpeado de nuevo por el terrorismo después de que un joven radicalizado asesinara a una funcionaria de policía en las afueras de París el viernes pasado y con la derecha francesa acusando, desde hace meses, al Gobierno de Macron de débil ante la amenaza terrorista.
Marine Le Pen arranca su campaña presidencial
A un año de las elecciones presidenciales francesas, Marine Le Pen aprovecha ocasiones como la tribuna de los exmilitares o el reciente atentado en París para arremeter contra el Gobierno de Emmanuel Macron y ganar apoyo entre los sectores de derechas descontentos con la gestión del Ejecutivo en temas como la seguridad, el terrorismo y la crisis sanitaria.
En los últimos años, Marine Le Pen ha conseguido consolidarse al frente de la ultraderecha francesa. Según una encuesta realizada por la Fundación Jean-Jaures, las elecciones presidenciales de 2022 podrían resultar en un duelo entre el Macron y Le Pen, como ya ocurrió en 2017. El sondeo apunta que el actual presidente ganaría a la líder ultraderechista con un 57% de los votos, frente al 43% que sumaría Le Pen. Aún así, aún falta por definir qué candidatos liderarán las principales formaciones francesas, como el Partido Socialista o Los Republicanos, y tampoco está claro si Macron tiene intención de optar a la reelección.
Aprovechando las buenas cifras en los sondeos, Le Pen hizo pública su candidatura para las elecciones de 2022 a principios de este mes. Este fin de semana arranca oficialmente su campaña electoral a través de un mitin en Internet en el que detallará su estrategia para los próximos meses, con las elecciones departamentales y regionales previstas para el 20 y 27 de junio y la mirada puesta en la carrera para ocupar el Elíseo.