La oposición a las vacunas y a las restricciones adoptadas por el Ejecutivo para contener la pandemia se tradujeron en Francia en una explosión de las agresiones, físicas o verbales, sufridas por funcionarios públicos, en un contexto preelectoral que alimenta la violencia.
“La crisis sanitaria, que se alarga, incrementó el sentimiento en la opinión pública de que los políticos no están actuando por el bien común y una minoría se cree legitimada para utilizar la violencia”, asegura este martes a Efe el responsable del Observatorio de la Vida Política de la Fundación Jean Jaurès, Émeric Bréhier.
Una situación que no es exclusiva de Francia, añade Bréhier, que recuerda las agresiones a diputados registradas en el Reino Unido y la toma del Capitolio en Estados Unidos, que inscribe dentro de la desconfianza exacerbada hacia la clase política en ciertos sectores de la sociedad.
En Francia, la tensión viene de atrás. La eclosión en 2018 de los “chalecos amarillos”, un movimiento heterogéneo de protesta, ya trajo consigo un incremento de la animadversión contra la vida pública.
Un ambiente cargado al que vino a añadirse el debate previo a la campaña de las presidenciales de abril próximo, los comicios que más interés despiertan entre los franceses, lo que provocó una radicalización de los discursos.
A lo largo de 2021, las imágenes de diputados o alcaldes agredidos nutrieron las redes sociales, junto a las de cientos de oficinas de parlamentarios atacadas en las circunscripciones de todo el país.
UN 47 % MÁS DE AGRESIONES
Los datos son alarmantes. En los once primeros meses del año pasado, 1.186 cargos públicos han sido blanco de agresiones o amenazas, en algunos casos de muerte.
En ese periodo, 162 diputados y 605 alcaldes o concejales han sido agredidos, un 47 % más que en el año anterior, mientras que las amenazas se incrementaron un 30 %.
Una deriva que se ha acentuado en las últimas semanas, como ponen de manifiesto las imágenes de un diputado “macronista” de Saint-Pierre-et-Miquelon, un enclave francés situado frente a las costas de Canadá, agredido a la puerta de su propio domicilio durante una manifestación contra el pasaporte vacunal.
La mano dura del Gobierno contra los antivacunas, a quienes el presidente, Emmanuel Macron, prometió hacer la vida imposible hasta convencerles de aceptar la inyección, ha exacerbado los ánimos.
En lo que va de año, la policía ha registrado 28 amenazas en internet contra diputados, la mayor parte de ellas contra parlamentarios del partido del presidente.
El pasado sábado la víctima fue un parlamentario de Perpiñán agredido durante una manifestación contra el pasaporte vacunal, la última herramienta ideada por el Gobierno para apretar las tuercas a los antivacunas.
Bréhier cree que el debate político, polarizado con vistas a las presidenciales, favorece el caldo de cultivo en el que “la agresividad se transforma en violencia”.
El politólogo señala que algunos responsables políticos “no denuncian estos actos por miedo a perder el apoyo de sectores de la sociedad”, lo que se une a uso de un lenguaje “extremo”.
“Cuando en el Parlamento se escuchan cosas como que el pasaporte sanitario es una dictadura o se compara a diputados con 'colabos' (colaboracionistas con el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial) se legitiman muchas cosas”, agrega.
Algo similar sostiene el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que coloca en el disparadero a la líder ultraderechista Marine Le Pen, a quien considera “la mayor amenaza” para la democracia en Francia.
Su lenguaje ambiguo con respecto a la vacuna, que persigue no distanciarse de ese porcentaje de la población que se niega a inmunizarse y sus críticas constantes a las medidas del Gobierno para combatir la pandemia echan, a ojos del Ejecutivo, gasolina sobre la tensión.
“Si Le Pen llegara al poder, traería la discordia nacional y la guerra civil”, aseguró Darmanin al semanario Le Journal du Dimanche.
Louis Aliot, responsable del partido de Le Pen, defendió a su líder: “Son ellos los que están provocando la guerra civil, como muestran todas la violencias que se instalan en nuestro país”, dijo en el canal televisivo BFMTV.
Por Luis Miguel Pascual, para la agencia EFE.
IG