En Alemania, una de las imágenes de este miércoles ha sido la del aristócrata Heinrich XIII Reuss arrestado en su casa de Frankfurt por policías con pasamontañas. Aparece esposado, con pantalones de pana color mostaza y una chaqueta con estampado de cuadros, con el pelo largo y gris. El grupo que supuestamente encabezaba, vinculado ideológicamente a teorías de la conspiración de ultraderecha, estaba planeando un golpe de Estado violento para instalarlo en el poder y “negociar un nuevo orden estatal” con los “vencedores” de la Segunda Guerra Mundial.
Durante las primeras horas del día, las autoridades alemanas han detenido en una macrooperación a 22 presuntos miembros y tres simpatizantes de la organización terrorista y ha llevado a cabo registros en 11 de los 16 estados del país, así como en Austria e Italia, por orden de un juez de instrucción del Tribunal Federal de Justicia alemán.
La actual ministra de Interior, Nancy Faeser, y su predecesor en el cargo, Horst Seefofer, han declarado que la extrema derecha es la “mayor amenaza” para la seguridad del país. Sin embargo, a pesar del peligro que representan, los expertos cuestionan la capacidad de estos grupos de alcanzar sus objetivos declarados como el golpe de Estado o la destrucción de las instituciones democráticas.
“Plantean una amenaza real porque aunque no necesariamente van a lograr su objetivo de dar un golpe de Estado y tomar el gobierno, que es mucho más complicado, no elimina la posibilidad de que se den casos de personas muy radicalizadas que dan ese paso adelante”, dice a elDiario.es Franco delle Donne, experto en extrema derecha y política alemana. “Estos incidentes ya han ocurrido en otros países como Nueva Zelanda o EEUU. Es un problema real para la seguridad de todos y tal vez es el problema de violencia política más importante que tenemos”.
En la misma línea se ha expresado el experto en extrema derecha europea Cas Mudde. “No quiero minimizar la amenaza del terrorismo de extrema derecha, sino la idea del ‘golpe’. Hasta ahora, el terrorismo de extrema derecha ha sido una amenaza a grupos específicos de la sociedad y, en ocasiones, al orden público local. Nunca ha estado cerca de ser una amenaza al sistema democrático o al Estado”, ha señalado en Twitter. “Incluiría en esto [el asalto al Capitolio de EEUU del] 6 de enero, que habría sido una amenaza relativamente menor si no fuese por el apoyo que recibió desde dentro de la Casa Blanca”.
Un noble, un paracaidista y una exdiputada
Todos los presuntos miembros del grupo son ciudadanos alemanes, mientras que entre los simpatizantes hay una ciudadana de nacionalidad rusa. En las redadas han participado más de 3.000 agentes, se han iniciado registros en 130 propiedades, y hay otros 27 sospechosos que están siendo investigados. A los acusados les une un profundo “rechazo” de las instituciones estatales y “del orden básico democrático libre” de la Alemania moderna.
En un comunicado en el que describe en detalle el estado de la investigación, la Fiscalía alemana identifica a ‘Heinrich XIII P. R.’ y ‘Rüdiger v. P.’ como supuestos cabecillas de la organización terrorista, fundada, según cree el Ministerio Público, a finales de noviembre de 2021. Heinrich XIII, príncipe de Reuss, es descendiente de una familia noble del este y es un empresario activo en el sector inmobiliario. Según la cadena ARN, el hombre lleva varios años defendiendo públicamente “extrañas tesis” y en 2019, por ejemplo, declaró que Alemania no era un Estado soberano, sino que seguía controlado por los Aliados.
Según la prensa alemana, Rüdiger von P dirigió un batallón de paracaidistas a principios de los 90, mientras que la exdiputada del Bundestag de AfD y jueza de Berlín Birgit Malsack-Winkemann también está entre los sospechosos, que forman un conjunto variopinto. Entre los otros investigados hay un chef, un piloto, un tenor y una doctora.
La organización, dice la Fiscalía, “se ha fijado el objetivo de superar el orden estatal existente en Alemania y sustituirlo por su propia forma de Estado, ya elaborada en sus rasgos básicos”. “Los miembros de la organización son conscientes de que esta intención solo puede hacerse realidad utilizando medios militares y violencia contra los representantes del Estado. Esto incluye también la comisión de homicidios”.
Los miembros se inspiran en un conjunto de teorías de la conspiración de la llamada ideología de los reichsbürger (Ciudadanos del Reich) –movimiento ultraderechista que no reconoce la soberanía de la actual Alemania– y QAnon. El grupo estaba firmemente convencido de que la Alemania moderna estaba dirigida por un “Estado profundo” y esperaban la “liberación” inminente a través de la intervención de una “alianza” secreta de gobiernos, servicios de inteligencia y militares de varios países, incluidos Rusia y EEUU, explica la Fiscalía.
La conexión rusa
El órgano central de la organización es un “consejo” que se ha reunido periódicamente, presidido por Heinrich XIII y al que el grupo considera el futuro jefe de Estado. Cuenta además con un “brazo militar” al que corresponde “la toma planeada del poder por la fuerza de las armas”. Según la Fiscalía, algunos de sus miembros desempeñaron en el pasado un servicio activo en el Ejército alemán. A la cabeza de la “rama militar” está Rüdiger v. P.
Según las ideas de los miembros, explican los fiscales, el supuesto “gobierno de transición” militar surgido de la toma violenta del poder “debe negociar el nuevo orden estatal en Alemania con las potencias aliadas vencedoras de la Segunda Guerra Mundial de acuerdo con la narrativa clásica de los reichsbürger”.
Desde el punto de vista del grupo, actualmente el contacto central para estas negociaciones es Rusia y la Fiscalía señala que Heinrich XIII “se ha puesto ya en contacto con representantes” rusos en Alemania. Sin embargo, según las investigaciones hasta ahora, “no hay pruebas de que las personas de contacto hayan reaccionado positivamente a su petición”. La embajada rusa ha rechazado tener contacto con los grupos ilegales y el portavoz del Kremlin ha dicho que las autoridades alemanas “han dejado claro que la injerencia de Rusia está fuera de toda duda”, según la agencia rusa Tass.
Los acusados iniciaron los preparativos a finales de noviembre de 2021 y desde entonces aumentaron su intensidad, de acuerdo con la Fiscalía germana. Entre ellos, figuran la planificación de estructuras de tipo administrativo, la adquisición de material, la realización de cursos de tiro y el reclutamiento de nuevos miembros. El grupo incluso había comenzado a nombrar ministros para su supuesto ejecutivo posterior al golpe, por ejemplo de “Justicia”, “Asuntos Exteriores” y “Sanidad”. La exdiputada de AfD, según los medios alemanes, estaba designada para dirigir Justicia.
Según las investigaciones, también existe la sospecha de que algunos miembros han hecho preparativos concretos para entrar por la fuerza en el Bundestag alemán con un pequeño grupo armado, aunque la Fiscalía señala que aún no se han aclarado los detalles. Se está investigando si se ha consumado el delito de preparación de una operación de alta traición contra la Federación alemana, recogido en el Código Penal.
Extrema derecha en el ejército
El comunicado de la Fiscalía sobre la operación explica que los “esfuerzos de reclutamiento del grupo se centraron principalmente en miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía”. De hecho, un soldado en activo y varios reservistas se encuentran entre los investigados, según ha informado a Reuters un portavoz del servicio de inteligencia militar. Las autoridades consideran que el grupo era especialmente peligroso porque entre los acusados hay soldados en activo y exsoldados con formación especial, según informa la cadena pública alemana.
La presencia de extremistas en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado representa un problema en Alemania. En mayo de este año, el Ministerio de Interior publicó un informe en el que identificó 327 casos de extremistas de ultraderecha trabajando en las filas de la policía, el ejército y los servicios de inteligencia entre julio de 2018 y julio de 2021. El informe incluye a seguidores del movimiento reichsbürger.
El pasado mes de julio concluyó uno de los juicios por terrorismo más mediáticos de Alemania. Franco. A, exsoldado, fue condenado a cinco años y medio de prisión por liderar un grupo que pretendía organizar un ataque de falsa bandera. Siendo soldado, el condenado planeó un atentado haciéndose pasar por refugiado sirio para desatar una crisis nacional y derribar al Gobierno en lo que él y los suyos denominaron ‘Día X’.
El director de la agencia de inteligencia interior de Alemania (Oficina para la Protección de la Constitución), Thomas Haldenwang, ha señalado este miércoles en relación al último operativo que “la propaganda sobre la llegada inminente del ‘Día X’ puede generar una presión considerable a actuar en estos grupos clandestinos y ser, en última instancia, el detonante de graves actos de violencia”
“Las investigaciones permiten vislumbrar el abismo de una amenaza terrorista procedente del entorno de los Reichsbuerger”, ha declarado Faeser en un comunicado. “Estamos luchando con todas nuestras fuerzas contra los enemigos de la democracia”.
La normalización del discurso ultra
“El problema que tenemos hoy en día es que esos extremistas se sienten legitimados porque tenemos discursos relativamente normalizados como los de los partidos de derecha radical”, dice Delle Donne en referencia al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). “Esos partidos que hacen casi de bisagra entre lo más extremadamente antidemocrático y una democracia de partidos que les permite participar y divulgar sus narrativas y discursos de odio”, añade.
En este sentido, la Oficina para la Protección de la Constitución categorizó el año pasado a AfD como una “entidad sospechosa”, lo que le permitía hacer un seguimiento y someter al partido a vigilancia. La formación llevó esta decisión a los tribunales y el pasado mes de agosto la justicia dictaminó que la agencia de inteligencia tiene el derecho de investigar a la formación. El tribunal de Colonia encargado del caso señaló que hay pruebas suficientes para afirmar que AfD defiende un concepto étnico anticonstitucional.
Se trata de una decisión sin precedentes para un partido tan grande desde la Segunda Guerra Mundial. Haldenwang celebró la decisión y lo calificó como “un buen día para la democracia”. “El partido defiende el racismo, la exclusión de las minorías, el desprecio por el sistema social. Por eso es importante que la Oficina para la Protección de la Constitución pueda hablar de este partido de nuevo tras un año de silencio”.