El canciller alemán Olaf Scholz terminó su gira regional en el Palacio del Planalto con el presidente de Brasil, Lula da Silva. Primero, porque Alemania es hoy el cuarto socio comercial del gigante sudamericano. Pero, además, porque hay una diversidad de temas en común entre ambos países: entre ellos, la preservación del Amazonas y los asuntos geopolíticos. No por acaso una parte de la reunión se centró en uno de los temas que el gobernante brasileño tiene en mente desde hace años: una reforma de la Organización de las Naciones Unidas, que la saque de la actual parálisis. Incluye como punto clave la ampliación del Consejo de Seguridad, hoy restringido a 5 países de quienes dependen las soluciones.
El mandatario brasileño insistió ante Scholz que es crucial esa renovación, para remontar la ineficacia, demostrado estos tiempos, en las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia. Es ese principio lo que llevó a Lula a negarse a la entrega de municiones para el gobierno ucraniano: “Decidimos no enviar las municiones porque no queremos que continúe la guerra con Rusia. Es preciso encontrar con urgencia a aquellos que puedan intermediar la paz, una palabra muy poco utilizada en ese conflicto”.
En ese sentido, Lula detalló que le propuso al canciller que “así como el G20 fue creado para superar la crisis económica de 2008, queremos crear un grupo de países que pueda discutir el fin de un conflicto entre Rusia y Ucrania. A nadie le interesa ese conflicto”.
Scholz, en su declaración a la prensa, manifestó su “alegría” por la reunión con Lula, que “marca un nuevo capítulo” en las relaciones bilaterales. Para él, el foco estuvo en el combate a los cambios climáticos, la protección del Amazonas y el incentivo a la energía renovable como el hidrógeno verde.
“Estamos muy felices de ver a Brasil de vuelta a la escena mundial, empeñados por la mayor integración de América Latina. Usted hizo falta, querida Lula. Ambos tenemos grandes planes con la expectativa de nuestra cooperación”. Lula insistió sobre la necesidad de poner fin al conflicto bélico ruso-ucraniano que, a su juicio, “Europa pasa a ser una víctima de esta guerra, porque sufre las consecuencias de esa guerra. Al canciller alemán le dije que Brasil donará carbón a su país”, el combustible que utilizan hoy los alemanes para enfrentar el invierno. Desde luego, todo por causa de la guerra del Este europeo, que provocó la interrupción de un insumo esencial: el gas procedente de los yacimientos rusos.
Lula aseguró que hoy tiene “más claridad sobre las razones de esa guerra. Y creo que Rusia cometió el error clásico de invadir otro país. Hemos propuesta la creación de un organismo que permita hacer la intermediación necesaria entre las partes en conflicto. Sé que no es fácil”. Y añadió de inmediato: “Es preciso constituir un grupo con fuerza suficiente y respetado en una mesa de negociación por los dos contendientes”. Aunque las posiciones finales podrían acercarse, la visión que Scholz tiene de esa guerra no es exactamente igual a la del gobierno brasileño: “Nosotros condenamos la agresión de Rusia contra Ucrania porque es una violación del derecho internacional. No podemos quedarnos con una parte del territorio de nuestro vecino por la fuerza”. El canciller alemán fue enfático al asegurar: “Ese es un principio que nos ha guiado desde el inicio de este conflicto y por eso llamamos la atención para una demanda, que es que Rusia debe retirar tropas como precondición a las negociaciones de paz”.
La diferencias de interpretaciones respecto a este momento de riesgo para la paz mundial no impidió al jefe de gobierno alemán señalar su “gran emoción por estar aquí (en Brasilia) después de las invasiones al Congreso, al Palacio del Planalto y a la Corte Suprema, hace tres semanas”. Scholz describió la percepción de Alemania durante esos acontecimientos: “Nos dejó profundamente consternados. Inclusive ahora vimos resquicios de esa destrucción”. La conclusión fue categórica: “Esto fue una señal de que es preciso defender la democracia”.
A título enunciativo, Scholz y Lula informaron que se restituyó la financiación de Alemania a Brasil para todo lo que tenga que ver con la preservación de la floresta amazónica. El gobierno germánico firmó un acuerdo para transferir a Brasil 200 millones de euros, destinados a ese objetivo y a también a la preservación de las tribus indígenas.
“Tenemos un gran objetivo en común, que es avanzar en la protección climática, proteger la selva amazónica y eso solo es posible con cooperación”, aseguró Scholz en la conferencia de prensa que ambos mandatarios ofrecieron.
Alemania, al igual que Noruega, habían suspendido el envío de fondos de cooperación para proteger la Amazonía a causa de la falta de políticas proteccionistas del medio ambiente durante la gestión de Jair Bolsonaro.