En medio de una segunda ola que aún mantiene en tensión a las terapias intensivas de casi todo Brasil, miles de personas salieron este sábado a manifestarse en las calles a favor del presidente Jair Bolsonaro, en un momento sensible para el mandatario, que está siendo investigado por el Congreso y cuestionado por gobernadores por su gestión de la pandemia.
Mientras la oposición se preparaba para conmemorar el Día Internacional del Trabajador, las manifestaciones oficialistas se concentraron en la mayoría de las principales ciudades brasileñas, como Brasilia, San Pablo y Río de Janeiro, las mismas que más sufrieron el brote de coronavirus, que en todo el país ya provocó más de 400.000 muertes.
Los manifestantes se destacaban por estar vestidos, en su mayoría de amarillo y verde, los colores de la bandera de Brasil, y por no cumplir con las medidas de distanciamiento social que reclaman las autoridades de esas grandes ciudades y que desestima Bolsonaro.
En Río, cientos de manifestantes se reunieron cerca de la famosa playa de Copacabana, con pancartas que exigían una “intervención militar” para reforzar los poderes del presidente Bolsonaro, según la agencia de noticias AFP.
Hace dos semanas, el jefe de Estado dijo que estaba esperando “una señal de la gente” para “tomar medidas” que pusieran fin a las restricciones tomadas localmente por alcaldes o gobernadores para intentar frenar la propagación del coronavirus.
Y, más recientemente, en una entrevista televisiva, dijo que el Ejército “podría salir a la calle un día, para hacer cumplir la Constitución, la libertad de ir y venir”.
Por eso, uno de los lemas más repetidos de esta jornada de marchas oficialistas fue “Autoriso Bolsonaro” (Autorizo a Bolsonaro).
En la capital, Brasilia, las marchas se replicaron aún más grandes en la Explanada de los Ministerios y Bolsonaro se hizo presente al sobrevolar el lugar en plena manifestación. Debajo, en la tierra, uno de sus hijos, el diputado Eduardo Bolsonaro, se mezclaba entre los manifestantes, con su tapabocas encajado en el mentón, y se sacaba fotos.
“Este es un momento crítico y Bolsonaro necesita el apoyo del pueblo”, dijo a AFP Edvaldo de Paulo, un hombre de 60 años que se manifestaba en Brasilia. “Hay que limpiar Brasilia para dejar gobernar al presidente”, coincidió Elenir Ritonni, un jubilado de 63 años en San Pablo, donde centenares de personas se reunieron en la avenida Paulista, la vía más emblemática de la ciudad.
Mientras el oficialismo llamó a salir a las calles, en plena tensión de la pandemia, la oposición llamó a movilizarse por el Día Internacional del Trabajador pero desde las redes sociales para evitar contagios masivos.
Con información de agencias
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